Bitácora de un muerto #1

Capítulo 16 (Alguien nuevo)

Dos meses después, un año en total después de mi muerte.

 

--Aina, ¿Por qué estamos en el cementerio?—comentó Hadil agarrando con fuerza la mano de Aina.

 

--Te prometí que te presentaría a mi hermano, ya estamos llegando.

 

--Cuando me dijiste que no estaba aquí pensé que estaba de viaje.

 

--La vida da muchos giros.

 

--Que filosófica ¿Qué libro te tragaste?

 

--Mi hermano siempre lo decía—se detuvieron y ella sonrió—aquí está.

 

Estaban en mí lápida, donde estaban escritas mi nombre y mi fecha de nacimiento y muerte:

 

Brais Shepard

17/09/2006—02/022016

Hijo, hermano, novio y compañero.

“La vida da muchas vueltas, aprovecha alguna de esas”

 

Había bajado hace un rato y estaba sentado en mi lápida esperándolas, me pone feliz ver que Aina tenía una amiga y que el dolor de mi ausencia iba disminuyendo.

 

--Hola hermanito—dijo, puso la flor blanca en la lápida y se sentó en el césped, le hizo una seña a su amiga para que se sentara junto a ella—ella es mi mejor amiga: Hadil.

 

--Hola—dijo un poco cohibida.

 

---Un gusto conocerte. —murmure y el aire frío de enero las golpeó haciendo volar sus cabellos.

 

--Sé que no estado viendo muy seguido pero es que he estado ocupada—lo último lo susurro como si fuera un secreto entre los dos—me la paso mucho con Hadil jugando pero eso no hace que te olvide, ayer jugó tu equipo favorito y me puse tu camisa, que por cierto ganaron dos a cero ¿no es genial?

 

--Si, muy genial. -- dije con una sonrisa, tratando que las lagrimas no caigan aun.

 

--La semana pasada fuimos a la juguetería y…--empezó contando Aina pero la interrumpió Hadil.

 

--¡Estaba la nueva colección de unicornios mágicos!

 

--¡Le dije a mamá que quería uno y me dijo que si!

 

--¡Yo también le dije a mamá y me dijo que sí!

 

--Yo me voy a comprar el azul. -- Aina reía y se veía emocionada.

 

--Y yo el morado. -- Hadil también reía y parecía que se había soltado.

 

--¡Y traen pulseras de la amistad!—chillaron juntas, eso hizo que mi sonrisa creciera.

 

Una hora fue el tiempo que se la pasaron hablando y contando chistes muy malos. Cuando subí de inmediato vi a Roma y mi sonrisa se rompió.

 

--¿Cómo te fue?—estaba feliz pero cuando me vio cambió de expresión—oh no ¿Qué pasó?

 

--¡La extraño mucho!—dije y me lancé a sus brazos llorando como un niño pequeño-- ¡Ella tiene una amiga y es igual de loca que ella! ¡Estoy muy orgullosa de ella! Pero es que la extraño mucho.

 

Seguí llorando por media hora chillando y diciendo lo mucho que la extraño.

 

--Está bien extrañar a Aina y de su parte está bien que esté haciendo amigos y deje el dolor—me explico Roma haciendo círculos en mi espalda—. Pero tú tampoco deberías descansar con este dolor.

 

--¡¿Cómo quito este dolor, Roma?!, ¡Magne y West están haciendo esa estúpida lista para honrar mi memoria! ¡Danea está recuperándose y pasa tiempo con Brandon! Aunque no estoy diciendo nada porque me alegra pero me pone celoso. ¡No lo soporto Roma! ¡Quiero estar vivo de nuevo para pasar más tiempo con ellos!—dije desesperado Roma me miraba con lágrimas en los ojos—. Llevo un año aquí y parece que el dolor jamás se irá.

 

Roma me abraza mucho más fuerte mientras que yo lloraba y me quebraba por dentro.




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