Bitácora de una esposa

La Cita

 19 o 20 de diciembre.

La tan esperada cita había llegado y mi ansiedad estaba por las nubes, habíamos quedado en encontrarnos en un centro comercial que ambos conocíamos a eso de las tres de la tarde. No tenía ni idea de que ponerme pero a sabiendas de que era algo informal opté por un jean skinny y una blusa holgada con unas sandalias amarradas a  los tobillos, poco maquillaje y el cabello amarrado en una coleta o cola de caballo, en una pequeña cartera guardé algo de dinero, mi celular y unos audífonos, luego de eso salí rumbo al centro comercial.
De mi casa al centro comercial no había tanta distancia  pero sin ganas de llegar retrasada tomé el transporte público. LLEGUÉ RETRASADA, los trancones estaban todos en mi contra así que caminando con el trasero apretado entré al lugar acordado y subí hacia la plaza de comidas. La barba se encontraba en una de las mesas mirando su celular así que limpiando algunas gotas de sudor me acerqué y le sonreí depositando un beso en su mejilla. 
" ¿cómo estás?" Le pregunté pero él simplemente miró su celular y sonrió diciendo "llegas 18 minutos tarde" si pretendía incomodarme lo logró pero soltó una risita cuando le expliqué que el tráfico estaba en mi contra, diciéndome que todo estaba bien se inclinó un poco y me tendió una bolsa de regalo que yacía en la parte de abajo de la mesa, no esperaba un regalo y me apené un poco puesto que no tenía nada para él pero rápidamente me tranquilizó diciendo que era una tontería.
Poco después decidimos movernos hacia una heladería reconocida en la ciudad, me ofreció ir en taxi pero como estaba a pocas cuadras le sugerí que fuéramos andando y así hablar más a gusto. Ese día supe que era el trabajador invisible del bar, él es quien toma las fotos, hace diseños y maneja las redes sociales del lugar por eso lo frecuenta mucho, también supe que ese mismo día en la noche sería la fiesta de despedida del año del bar; el dueño les regalaba una cena y un presente a modo de agradecimiento por su trabajo durante todo el año y que a eso de las siete de la noche debía irse.
Hablamos encantados, nunca nos tomamos de la mano ni mucho menos, al llegar nos sentamos en una de las mesas para dos y pedimos un brownie y una malteada especial de la casa, al llegar las órdenes el mesero las confundió ya que él brownie era para mí y la malteada para él, eso nos causó mucha gracia, pero no tanta como cuando notamos que las galletas que acompañaban los postres tenían una rara forma fálica y eso nos hizo reír como dos niños inmaduros. Entre risas y confesiones la barba muy consideradamente limpió mis labios y como si fuera un secreto me pidió un beso, obvio OBVIO se lo di y luego de eso seguimos hablando. 
Como cuando uno se divierte el tiempo pasa volando pronto se hicieron las siete de la noche y el debía ir a su compromiso por lo que pagamos o más bien pagó él porque se reusó a utilizar mi dinero, salimos y me tomó de la mano, caminamos hacia una calle menos atiborrada y esperamos por un taxi, al ver que todos venían ocupados decidimos caminar un poco más en un arrebato me besó en una esquina antes de cruzar y me tendió la mano que acepte encantada. Parecíamos dos niños riendo por tonterías y besándonos cada tanto pero entonces recibió una llamada.
Se excusó y la atendió, recuerdo vividamente esa conversación.
"Aló" respondió 
Yo escuchaba atenta mientras jugaba con los dedos de su mano libre.
"¿Qué más mi amor? Dijo, inmediatamente levanté la mirada a su perfil y entrecerré los ojos. Él pareció no notarlo.
" Si, estoy con una amiga, ya voy saliendo. Dame quince minutos"...
¡Inaceptable!
Poco después al colgar la llamada y notar mi cara entre divertida y molesta (porque aquí entre nos había logrado escuchar la voz de un hombre al otro lado de la línea y normalmente entre amigos demasiado cercanos se hablan así) procedió a explicarme.
"¿Mi amor?" Le pregunté con aspecto ofendido.
"Era Diego, el barman del bar" dijo rápidamente. Le creí era su voz.
"Mmmm dale, una pregunta. ¿Cómo es eso de que me sacas el alma de la garganta con tu lengua y soy de repente tu amiga?" Sonreí para mis adentros.
Fue divertido ver su rostro desfigurarse al notar que la había regado y con ganas de molestarlo más seguí: "¿es que acaso vas por ahí besando a todas tu amigas?"
Puedo jurar haber visto sudor en su frente pero en realidad entendía todo, no estaba molesta ni ofendida, solo divertida por la situación.
"Lo siento, no sé cómo hablar de esas cosas, llevo dos años solo y me es difícil referirme a ti como algo más porque no quiero comprometerte en algo" muy sensato de su parte pero quería molestar un poco más.
"Tranquilo, yo entiendo y es verdad yo solo soy tu amiga"
Y así en todo lo que decía yo lo retorcía de modo en que reafirmará que solo era su amiga y eso lo ponía cada vez más nervioso porque cada tanto se disculpaba. Al final no pude más y me reí dejando en claro que solo le molestaba y que no había ningún problema. Vi como el alma le regresaba al cuerpo y le besé casto en los labios, llamando un taxi para despedirme, al final divertido por todo me besó con fuerza y me abrazó por la cintura afirmando que le encantaba y poco después nos separamos, yo regresando a mi casa y él al restaurante con sus compañeros.



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En el texto hay: humor, vivencias, romance drama

Editado: 27.04.2020

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