[bl] Una vez en la vida.

XIV.

XIV.

Con las cosas claras

Cuando despertó, su abuela se encontraba sentada sobre la cama en la que Joaquín dormía con su atención fija en aquel bordado que se había propuesto terminar.

—¿Abuela?

—¿Dime cariño? —le respondió en un tono dulce y lleno de cariño—. ¿Estás mejor?

—Sí…

—Tu hermana me explicó que escuchaste todo; bueno, eso no estaba planeado.

—¿Planeado?

La vio suspirar y asentir.

—Sabía que si Robert tenía la oportunidad iba a decir algo hiriente para ver tu reacción. —Comenzó a explicarle—. Anoche, cuando estábamos tomando café, tu papá me preguntó si entre tú y Joaquín se había desarrollado algo y le dije que sí; en ese momento, Martin aplaudió y dijo que ya era hora que salieras del caparazón, tu madre también hizo algún comentario, pero Robert forzó una sonrisa, su mirada era extraña, entre molestia y celos, ¿quizás?

»Así que le pedí a tu mamá que me ayudara a confirmarlo, y cuando supimos que habían llegado con tu papá y tu tío, le dije que corriera a hacer el almuerzo y que en un tiempo le dijera a Robert que llevaras orégano a la cocina. Mi intención era que tu mamá te distrajera el tiempo suficiente, y pude ver a Joaquín pedirle que no te hiciera más daño, eso tampoco estaba planeado: yo quería hablar con ese muchacho sin intervenciones, pero tu novio me ganó y tuve que esperar para poder poner al amigo de Martin en su lugar.

Esbozó una sonrisa que iluminó su rostro por completo, aunque un dejo de preocupación asomaba por su mirada todavía—. Estoy seguro que Robert debe estar muy molesto ahora, contigo también…

—Debe sentirse incómodo, si estuviera en sus zapatos me preocuparía más que mi novia hubiera podido escuchar lo que sucedió, pero no me dio la impresión de que eso le pasara por la mente siquiera. —La vio suspirar con ligero desgano—. Siento tristeza por la pobre chica…

Asintió sin saber qué responder a aquello.

—Antes de que cualquier otra cosa pase, es importante que sepas que Martin ya sabe lo que ocurrió con Robert hace dos veranos, Rosie confrontó a Robert en la playa y Martin estuvo ahí…

—¿Qué pasó después? —preguntó sintiéndose alarmado.

—Bueno… —la escuchó carraspear un poco para aclararse la garganta—. Tu primo le hizo algunas preguntas, su amigo tuvo que responderlas, y como las respuestas no fueron de su agrado le pidió que se fueran al hotel, porque a su familia nadie le hacía daño si él podía evitarlo.

Esbozó una ligera sonrisa, y las lágrimas llenaron sus ojos luchando por salir y rodar por sus mejillas. Estaba conmovido, siempre había sabido lo genial y unida que su familia era, pero cuando sucedió lo de Robert, él había decidido aislarse y encerrarse detrás de un muro que él mismo había construido sin dejarlos entrar, sin dejarlos saber lo ocurrido y sin que supieran cómo ayudarle.

—¿Se fueron?

—No tiene mucho tiempo que eso pasó, yo creí que el alboroto habría hecho que te despertaras, porque Rosie no es precisamente discreta, y mucho menos cuando está enojada. —La voz de su abuela era pausada, tranquila; aunque aquella mirada podía transmitirle toda la preocupación que el tema de Robert le generaba—. Lo importante es que tú sepas lo mucho que te amamos y que queremos que confíes en nosotros, hijo…

—Perdón —susurró sintiendo cómo la carga que le había dado la sensación de pesadez en su corazón era levantada de pronto. Entendió que sin importar nada, podría contar con su familia, porque lo amaban sin condiciones de alguna clase—. Gracias por todo…

Su abuela sonrió en respuesta y aquella mirada llena de amor destelló en sus ojos, infundiéndole toda esa calidez que era tan propia de ella. Se levantó de la cama y se dedicó a observar a su abuela bordar durante unos minutos, antes que Anabel entrara a la habitación con visible curiosidad marcada por todo el rostro.

—¿Pasó algo? —preguntó Catherine con tono dulce. Anabel se limitó a sonreír al ver a su hermano sentado al lado de su abuela.

—Pensé que seguía dormido…

—Estoy bien —dijo estirándose un poco para desperezarse—. ¿El ambiente está muy tenso abajo?

Anabel negó con la cabeza con amplia sonrisa. —Martin está jugándonos bromas como de costumbre, y parece que Joaquín es su cómplice en turno —explicó la chica entre risas—. Pero quería ver si ya habías despertado, creo que Martin está preocupado por ti, pero no lo dice…

—Ya bajo para hablar con él —respondió levantándose—. Gracias.

 

Cuando bajó las escaleras se encontró de frente con Emma quien sonrió al verlo, Joaquín la perseguía con lo que parecía un disfraz que Martin quería que se pusiera encima, las incontrolables carcajadas de Emma conforme corría alejándose de Joaquín le hicieron reír.

—¿Estás bien? —La voz de Joaquín sonó preocupada.

Sonrió y asintió en respuesta. —Parece que se divierten.

—Tu primo quiere que Emma se ponga esto porque pretende hacer no me acuerdo qué obra de teatro que dijo que te gusta —explicó con torpeza y ligero sonrojo—. Lo siento, soy malo para los detalles…

—Y parece que Emma no se los está haciendo fácil, ¿ah?

—No, nada fácil —respondió entre risas el muchacho—. Me alegra verte más tranquilo, estábamos algo preocupados. Martin está en la cochera, se enteró de lo que pasó entre tú y Robert por Rosie, creo que deberías hablar con él…

—Voy ya mismo —dijo con amplia sonrisa y una tranquilidad que incluso a él mismo le sorprendía—. Gracias.

—Si necesitas algo…

—Lo sé, gracias.

Joaquín desapareció en el corredor llamando a Emma con fingida desesperación, lo que hacía que las carcajadas de su prima fueran más fuertes. Se encaminó a la cochera, su primo se encontraba revisando las cajas con disfraces y juguetes que solían utilizar durante las vacaciones desde que podía recordar; la mirada nostálgica de Martin conforme tomaba entre sus manos algunas de aquellas cosas, logró conmoverlo.




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