[bl] Una vez en la vida.

XIX.

XIX.

El reencuentro

3 meses y dos semanas después…

El regreso a clases fue más pronto que lo que hubiera querido, por ser su último año de preparatoria tuvo que ingresar días antes que los demás para algunas conferencias previas. Y sí, desde el día uno amenazó con ser un curso escolar muy atareado y tal vez hasta estresante.

Al menos hablar cara a cara con Joaquín de tres a cuatro veces por semana, y poder compartir con él sus experiencias y que él le contara las suyas a él hacía que no resintiera la distancia en absoluto. Extrañaba sus besos, sí; su aroma a caramelo o a café, por supuesto que sí; pero estaba seguro que si lo tuviera cerca, ya habría sentido esa necesidad de “más” cercanía física con él, y pensar en que tendría que esperar al menos hasta el 2 de marzo que cumpliera los 18 años, lo haría todo más difícil, por lo que procuraba no pensar en ello demasiado.

Al menos la escuela lo mantenía distraído de todo aquello al punto que podía disfrutar de las llamadas de video. Tenía muchas ganas de que Ellie y John conocieran a Joaquín también, desde que habían vuelto a clases fueron los primeros en notar que estaba feliz.

—¡Es bueno que te hayas sacudido el tema del idiota ese Ethan! —le había dicho Ellie después de que les contara todo lo que había sucedido durante sus vacaciones de verano. Por supuesto, también había escuchado con atención todas las aventuras que Ellie y John habían vivido durante sus vacaciones, por primera vez en dos años estaba disfrutando de verdad el compartir con ellos lo que había pasado durante su verano. Y así, las semanas llenas de trabajos, sesiones de estudio, exámenes y clases extra comenzaron a pasar dándole la sensación de que el tiempo se iba volando sin que lo notara.

El último proyecto escolar, previo a las vacaciones de invierno, había sido de literatura, y quebrarse la cabeza por horas en la biblioteca para escribir una composición que cumpliera todos los requisitos de la señorita Fuller lo llevó al borde de la frustración en varias ocasiones. Pasar más de dos horas en silencio con Ellie y John intentándolo era desesperante, pero pensar que entregar ese proyecto era primordial para pasar sus vacaciones de invierno en paz y poder disfrutarlas con Joaquín era completamente necesario, y lo que lo empujaba a no darse por vencido. Tardó casi tres semanas en conseguirlo, y por supuesto que recibir la felicitación de la profesora le había dejado un mejor sabor de  boca del que había imaginado.

Hablarían esa noche para ponerse de acuerdo sobre los planes para pasar las fiestas decembrinas juntos. Ellie le había sugerido que lo llevara a la cafetería a la que siempre solían ir juntos, y que lo hiciera probar la malteada de fresa, no sabía si Joaquín accedería a algo como eso, pero no estaba de más imaginarlo un poco tal vez.

En punto de las 7:30 estaba esperando que su móvil comenzara a sonar para enlazar la videollamada, en menos de dos minutos Joaquín ya estaba llamándolo:

—¿Hola?

Lo escuchó preguntar frunciendo un poco el ceño intentando entenderse por milésima vez con su teléfono móvil.

—¡Hola! —lo saludó con entusiasmo—. ¡Por fin terminé con el proyecto de literatura hoy! —celebró levantando sus brazos.

—Es bueno escucharlo, la última vez que hablamos estabas muy frustrado por eso.

Sonrió, le alegraba que Joaquín le prestara atención, aunque él mismo solía decir que siempre se le olvidaban los detalles, al menos con él era más allá de cuidadoso.

—¿Cuándo comienzan tus vacaciones? —preguntó sin dar más rodeos—. Hay tantas cosas que quiero mostrarte aquí…

Lo escuchó soltar una risa suave y melodiosa, y aquella sonrisa que le llenaba el estómago de mariposas estaba ahí curvándole los labios.

—En una semana más, cerca del 21 o 22 de diciembre estaré libre, he terminado con todo, solo estoy esperando las notas, pero los profesores se toman su tiempo, y no me iría tranquilo si no sé mis notas…

—Lo sé, si fuera tú, tampoco me sentiría tranquilo, así que me parece perfecto, desafortunadamente la familia de mi tío Arthur no vendrá este año, pero Rosie te manda saludos —le contó—. Y ya elegí qué quiero estudiar…

Lo vio elevar las cejas en señal de sorpresa, una mirada llena de curiosidad estaba presente.

¿Y bien?

Lo escuchó invitarlo a contárselo, parecía impaciente, y por un momento pensó en dejarlo en suspenso hasta que se vieran en una semana, pero si fuera al revés, no le gustaría quedarse sin saber.

—Educación en Inglés.

Joaquín se quedó en silencio un momento.

¿Allá en Orlando?

—No, allá en Tallahassee, en el Colegio de Educación de la FAMU. Estuve revisando el currículum, y me gustó el programa de estudios, quiero ser profesor de inglés para secundaria y preparatoria.

Suena ambicioso, ¿tu familia está de acuerdo con que vengas a estudiar hasta Tallahassee?, está a poco más de cuatro horas de camino.

—Lo hablé con ellos hace unas semanas, mi padre pareció tranquilo con mi decisión, sobre todo después de que le conté que quiero ser maestro de inglés, consideré ser maestro de ciencias, pero la verdad me cuesta trabajo explicar los procedimientos a mis propios compañeros, así que explicar los trabajos de literatura, español e inglés a mis compañeros se me ha hecho mucho más fácil.

Si es lo que has decidido después de mucho pensarlo, creo que eres capaz de lograr lo que te propongas, eres inteligente y tienes sentido común, creo que serás un gran profesor.

—Gracias —le respondió con amplia sonrisa, la mirada de Joaquín era dulce, pero ver aquellas ojeras oscuras enmarcando sus ojos le dijo que habían sido unos días muy pesados para él—. ¿Seguro que estás bien?, podemos dejar esta llamada ahora para que vayas a dormir, te ves muy cansado…




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