Black

CAPITULO 2: El Rancho de Azrael y el paraíso perdido.

—Yo... yo no quería, yo me arrepiento.

Lloriquea la monja.

La parca hace caso omiso al llanto y lamento de la monja mientras pasa las hojas del libro que tiene sobre el escritorio. El libro está hecho con piel de cordero adornado con una resina dorada, el contenido está dividido por cuatro partes, donde está escrito más de novecientas reglas que es tanto como para los misioneros, como para los humanos fallecidos.

—Aquí está —la parca le señala a la monja que está frente a él un párrafo del libro— Todo aquel que promueva la palabra de un Dios con el fin de hacer daño, no se le perdonará de ninguna manera, no se les permitirá ni si quiera cumplir un castigo para volver a la tierra y tendrán la evaporación como punición.

—¿Evap... eva qué? —la monja se hace la desentendida.

—Evaporación —le responde la parca.

—Y... y ¿cómo es eso? —pregunta la monja en un balbuceo.

Una macabra sonrisa se dibujó en el rostro de Black. Encuentra satisfactorio percatarse de lo asustada que está, el oler el miedo que destila la mujer, mientras con hipocresía segue con sus plegarias hacia un Dios que no existe.

No hay una deidad que vaya a cambiar lo que pasará, no cambiará lo que ya está escrito, la muerte eterna no se perdona, su alma se disolverá en un ritual de evaporación, desaparecerá por completo. Es algo que ningún mortal se imaginaría jamás, nadie se levanta un día pensando que cuando muera será lanzado a un lago del fuego como borregos, que arderán en sus pecados.

—Desearás nunca haber existido —le susurra.

La monja pasó saliva más asustada que antes.

—Vincens —Black pronuncia el nombre y el arcángel mencionado no tarda en aparecer seguido por una joven mujer pelinegra de pálida piel y de baja estatura.

—¿Qué tenemos que hacer? —habla la mujer mientras mueve la mandíbula como si tuviera en la boca una goma de mascar.

—Tú largarte y deja de interrumpir el trabajo —le responde tangente a la pelinegra.

La chica disminuye la velocidad en la que mueve los labios al mastica hasta que los músculos de su rostro se quedan quietos, se fijó en la parca y le miro mal, parece disparar dardos de odio con la mirada. Luego suavizó la expresión y levantó el mentón demostrándole que le resta importancia.

—Como quieran —dice tranquila—, me necesitaran y no les serviré con una mierda, y si quieres que les sirva me lo tendrán que pedir, ¡pero de rodillas, malditos bastardos, pecadores de mierda! —vocifera para que luego sus ojos se toparon en la monja, le hace un gesto de asco y le dice—: Te daría mi pésame, pero te lo mereces, zorra. Yo seré la que en primera fila gritara tu evaporación. Repásame la cara y recuérdame porque sería capaz de rogar a mis Dioses superiores para que sea yo quien te lance al fue...

—¡Lárgate ahora! —grita Black.

La pelinegra es obligada a salir por el rubio, quien la toma de los hombros y la arrastra hasta afuera del cuarto cerrándole la puerta en sus narices.

—Ahora sí, dime.

—Llévatela, déjala en el tercer círculo —demanda la parca.

Vincens procede a sacar a la monja para trasladarla al infierno o como lo llaman los misioneros "El paraíso perdido".

Muchos tendrán una idea de que el infierno es un lugar en llamas donde ardes, emm... es algo mucho peor.

El infierno está compuesto por ocho círculos, cuatro de estos círculos son fuego, su temperatura es ardiente y sofocante como si estuviese en un horno, y los otros cuatro son friolentos como si estuvieran en un congelador. La condena dependerá del pecado cometido, cada círculo es dedicado a los glotones, los estafadores, los asesinos, los pedófilos y violadores, etc. Lo que se vive en el infierno es despiadado y sanguinario; algunos son perseguidos por avispas, gusanos y cuervos que deberán hasta su última gota de sangre. Otros los condenarán a vivir como árboles y a nadar en ríos de excrementos, a unos se les comerán la cabeza y serán obligados a casarse con un cerdo con toca de monja o habrá personas que serán excretadas por los monstruos.

Pero eso no es lo peor, porque a cada nada los recuerdos de su vida avivan y pasarán por sus ojos como un gran torbellino, donde se ven imágenes con sonidos. Empieza con los buenos momentos; risas y afectos, pasará a los peores momentos; chillidos y decepciones, y por último tus pecados, todos, desde los pecados capitales hasta los pecados mortales, es una sensación similar a como si te estuvieran arrancando la piel poco a poco con un cortaúñas. Te impactan, y te das cuenta que no hay nada peor que los recuerdos, te hará doblegar la culpa y el arrepentimiento.

No hay nada peor que esos dos sentimientos. La culpa y el arrepentimiento siempre serán los sentimientos más inútiles, no se pueden corregir, no se puede hacer nada. Y simplemente pagarlos de la peor forma. Aun siendo inútiles no se pueden evitar.

Pasaron todas las almas que se recogieron en el orfanato. De las doscientas almas solo dieciséis quedaron siendo ángeles incógnitos al ser mayores de catorce años, y los otros niños se resguardaron en un nido de almas donde yacerán en un limbo de descanso por un tiempo temporalmente. Las monjas y sacerdotes fueron condenados a la evaporación, yacerán en el infierno hasta que se realice un ritual de evaporación.

Los días pasan en el rancho de Azrael, y cada vez más resulta más trabajo para los arcángeles y la estadística mensual de las muertes se han elevado de una forma feroz, cada día mueren más personas, no cesan y el mundo cada vez es un lugar con humanos salvajes, un lugar donde la crueldad crece, no se respeta nada, mucho menos la vida. Son más aquellos que habitan el infierno y purgatorio, que los que descienden a los cielos.

Se supone que los monstruos están en el infierno para excrementar a los pecadores, pero tal parece que se han escapado para habitar la tierra.

El arcángel Vincens dirige a las recientes almas al cuarto de orbes. Una pareja que tuvo una muerte violenta por parte de quienes se hacían llamar sus socios, la mujer recibió un disparo en el pecho y el hombre en la sien, no tuvo orificio de salida. El señor no para de pedirle perdón, una y otra vez por haberla llevado a aquella reunión y ella solo le dedicó una sonrisa lastimera.



#12235 en Fantasía
#26424 en Novela romántica

En el texto hay: cienciaficcion, drama, muerte

Editado: 16.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.