Lord
Black
Ninguna persona sobre esta tierra sabe lo que pasará cuando sus órganos se detengan y dejen de funcionar. Pero si hay suposiciones, teorías interesantes como absurdas. Algunos piensan que irán directo al cielo con un Dios, otros creen que caminaran por un puente hasta ver una luz brillante y los más locos caminaran por un campo de rosas rojas esperanzados a que del otro lado estarán sus seres queridos.
Ideas que a los humanos les reconforta y a los muertos les atormenta.
Aquel mundillo me resulta tan melancólico como triste, por eso aquellos humanos indolentes buscan reconfortarse y llenarse de esperanza.
El cielo era nublado, tan nublado que parecía que anochecería pronto.
La estancia sin duda también lo era, sus paredes blancas, muebles sencillos y de color neutro con un estilo minimalista como había mencionado la señorita que nos había facilitado el “hogar” de la forma romántica que lo había llamado.
—Lo más interesante de todo esto, es que dejaré el trabajo de atormentar humanos en transe y mejor los atormentaré vivos —dijo la mujer de traje azul. Abanie, un ángel de la muerte como nosotros, pero extremadamente delirante.
—Te dije que era mejor no incluir a esta desgraciada y buscar otra persona —le recalqué a Canon quien reposaba su cuerpo en el mueble de al lado con indolencia.
—Otra persona podría delatarnos, Abanie no. Además, quien mejor que una mujer que conoce todo sobre los seres humanos, sus comportamientos, su lenguaje actual, su tecnología y vestimenta —dijo el rubio dejando escapar el humo de su segundo tabaco, quizás el cuarto, no lo sé con precisión.
—¿Y cómo es que sabe todo eso?
—Porque soy muy analítica, mi Lord —respondió con seguridad, acercándose a la mesa de centro, colocó su trasero sobre la madera y le quitó el tabaco a Canon para darle una calada—, debe confiar en mí, yo lo sé todo y además si no fuera por mí, le recalcó, jamás hubiéramos tomado las identidades de los Steiner´s.
—Ok, Bambi…
—Abanie, es Abanie, mi Lord. Veo que tiene un problema de dislexia severo.
—¿De qué?
—Dislexia, es un trastorno de la coordinación motora. Espero que no le afecte en otras condiciones más placentera, mi Lord.
Bufé sin creer su inoportuno comentario.
—Desgraciada.
Aquella mujer comenzó a reírse tan fuerte como pudo, sonoro y escandaloso. Solo una maniática podía referirse a mí con respeto y a su vez burlarse con descaro.
***
Autora
Haciendo una breve aclaración para que no se vayan a confundir
Black: es Elián Steiner
Vincent: es Canon Steiner
Abanie: es Vanya Alexandra Steiner.
Los tres hermanos Steiner McLclean son investigadores y científicos suizos.