Black

CAPÍTULO 36: El hechizo, el sexo y las brujas.

Este capítulo abordará un tema delicado por favor leer con responsabilidad.

 

Giselle.

En la mañana me levante con el mismo sueño al haber dormido poco durante la noche. Eran las siete cuando el sol ya había abierto, eso me decía que la tarde iba a ser muy calurosa, es algo bueno, pero yo solo puedo pensar en mi cuerpo dentro del traje quirúrgico.

Me di un baño y me vestí con prendas cómodas: un leggins licrado negro de tiro alto, una blusa de algodón de tiras delgadas blanca y uno zapatillas deportivas.

Bajé al comedor del primer piso, unas cuántas personas tomaban su desayuno, otras estaban en la cocina, y la detective Gutiérrez y el Dr. Keynes estaban en la sala de estar teniendo una conversación poco grata al parecer, por las caras de enfado que tenían ambos parecían estar constante desacuerdo.

Tome chocolate del que ya estaba preparado y no pude amar más al desconocido que lo preparó porque mi pereza me hubiera hecho tomar café.

A las ocho todos salieron de la casa a trabajar en el laboratorio de tafonomía, estuve cerca de Emily quien además de ser una química eficiente en su trabajo tiene bastante conocimiento sobre antropología.

Todos tenían el entusiasmo y la esperanza de que todo iba a salir bien y volveríamos pronto a Halton Hills ya que el Dr. Keynes aclaró que estaríamos en Hillsborough por tiempo indefinido. En la noche no hubo animales carroñeros y por esa parte fue estupendo, pero no hubo ni un mínimo avances en las pocas horas.

El equipo profesional de la Isla de Terranova ha sido un maldito fastidio, lo que ha puesto a nuestro equipo y a su equipo en roces y enfrentamientos, y a la detective Gutiérrez y a Elián en discusiones. Y como si no fuera suficiente un idiota se vomitó encima de un cuerpo y tuvimos que retirar el vómito. Solo nos quita tiempo y retrasan nuestro estudio.

Al medio día sentía que me estaba quemando en el maldito infierno o quizás ahogándome en el mediterráneo. El sol era fuerte, picante y el traje estaba sofocándome, el sudor que desprendía mi cuerpo era excesivo, mi frente gotereaba y tuve que cambiarme los guantes quirúrgico repartidas veces porque mis manos sudaban y al ser demasiado finos penetraban el látex dejando algunas que otras huellas parciales sobre las superficies.

Estaba de cuclillas inclinada hacia el cadáver, observaba su cuerpo, lo volteé un poco para ver su espalda y estaba pesado. Unos zapatos entraron en mi campo de visión y me obligaron a colocar el cuerpo como estaba para poder subir la cabeza.

—¿Cómo vas? —preguntó Elián cruzado de brazos. No veía el resto de su cara, pero sí sus ojos inexpresivos.

—Excelente —solté con entusiasmo fingido. Estaba ahogándome.

—Es la hora del almuerzo.

—Ya era hora —me puse de pie y sin esperar a nadie salí de la granja.

Me retiré el traje y entré en la casa. Mi cuerpo estaba sudoroso, la ropa húmeda por el sudor y sentía unas inmensas ganas de tomar una gran ducha, pero sería inútil y un desperdicio de agua para volver a sudar y luego volver a ducharme, mejor entre lavé mis brazos hasta mis axilas por si acaso tenia mal olor, me sequé con mi toalla, salí y volví a la habitación. Había varios mensajes. Unos eran de la doctora de turno en el laboratorio subterráneo comunicándome el estado de la bebé, pero el que llamó mi atención fue el de Danae a las nueve con veinticinco: «Quiero confesarte algo» Era lo que decía en un único mensaje.

Rápidamente tecleé un: Dime. Pero solo me comentó que formalizó su relación con Alex, que tenían planes de irse a vivir juntos pronto y que le había pedido a Alex no decir nada porque lo haría ella. Era lindo que me lo comentara, pero en el mensaje anterior estaba segura de que me confesaría otra cosa, había tenido un impulso de valentía y me lo confesaría, pero como tardé en responder se arrepintió de decirlo.

El equipo continúo su trabajo hasta las seis, el cielo empezaba a tornarse oscuro y determinamos que era suficiente por hoy.

Miércoles…,

 

Jueves…,

 

Viernes…,

 

Sábado…,

 

Los días de la semana pasaron hasta llegar el día domingo, el único día de la semana que teníamos libre.

No habíamos obtenido algo significativo, había hecho un clima soleado casi insoportable para nosotros que nos habíamos acostumbrado al clima frío de Canadá, pero aun así no obtuvimos ningún avance, los tejidos de los cadáveres estaban intactos y eso pudimos comprobarlo con los videos y fotografías que tomamos desde el día uno hasta ahora, además de no tener hedor, no desprenden el olor putrefacto y nauseabundo que debería desprender y todos estos acontecimientos se volvían una gran incógnita. El único que presentó cambios fue el cuerpo P.A la piel gruesa y arrugada estaba suavizando y tomando una contextura flácida, como derritiéndose.

La tarde del domingo transcurrió demasiado lenta y hacía un calor infernal. Me puse un vestido púrpura de tiras para pasar la tarde con algo fresco. Cuando eran las cuatro de la tarde y había bajado el sol, salí al autoservicio más cercano para comprar algunas que otras cosas y preparar la cena. La comida preparada que ellos compraban ya me tenía harta y quería algo casero para hoy. Escuché que los demás iban a salir, me invitaron a ir con ellos, pero lo último que quería era salir, yo solo quería descansar. Los de medicina legal de Terranova desaparecieron desde temprano.

Tomé lo necesario, pagué en efectivo y volví a la casa campestre en la camioneta alquilada. Cuando entré en la casa habitaba un silencio, todos se habían marchado, irían a un club nocturno bastante frecuentado por turistas en Tampa fue lo que escuché. Dejé las compras en la encimera y revisé mi móvil, respondí algunos mensajes y lo dejé de lado. Puse música en el estéreo que se encontraba en el mesón de la cocina, había un CD dentro, le di play y ese fue el que empezó a sonar.



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En el texto hay: cienciaficcion, drama, muerte

Editado: 16.01.2024

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