Black

CAPÍTULO 39: Culpa

Giselle

 

Se dio la vuelta con el propósito de marcharse.

—No te acerques a mí nunca más, ni a la niña ni a mi familia. Tampoco robes mis recuerdos, no te pertenecen.

—No planeaba hacerlo.

Continúo caminando hasta cruzar la puerta y dejarme sola en la azotea.

Permanecí ahí en medio del rascacielos en donde normalmente aterriza el helicóptero sitiando un vacío inmenso en mi pecho, tantas emociones mezcladas no dejaban que una sola se completara y se apoderará, al punto de pensar que no estaba sintiendo nada.

Volví a casa, en el camino me gané varios pitidos de otros coches. Pensaba todo, pero a la vez, nada en específico. Las imágenes de hace unos minutos se proyectaban una y otra vez.

Entre en casa y fui a la habitación de Danae con la intención de meterme a su cama, pero ahí se encontraba con Alex y ella casi dormida sobre su pecho y él acariciándola con cautela, suavidad, con amor, mientras él le cantaba Love Never Felt So Good de Michael Jackson entre susurros roncos.

Me aparté, hasta llegar a la puerta de mi habitación, llené mi tina, me metí en ella por horas el agua fría penetraba mi piel poniéndola gruesa y arrugada. Sentada, mis rodillas dobladas hasta los hombros y mi mentón reposaban sobre ellas. Miraba un punto fijo a la baldosa, pero a la vez no veía la baldosa, veía mis recuerdos que él había robado.

Me sentí confundida. No son reales. Sí, son reales. No, no pasó. Sí, sí pasó.

Entonces él vino, me haría daño y yo iba quedarme quieta. Sentí tanto asco de mí, de él, tuve vergüenza, pero el recuerdo de su asquerosa lengua carrasposa sobre mi piel hizo que expulsará una oleada de vómito en el piso del baño fuera de la tina.

—Giselle —escuché la voz de Danae al otro lado de la puerta— No me di cuenta a qué horas llegaste ¿Pasó algo? ¿Estás bien?

Ella entró y la preocupación se instaló en su rostro.

—¿Qué pasó? —preguntó tratando de esquivar el vómito y poder llegar hasta mí. Cuando colocó las manos en la orilla de la tina abrió los ojos con horror— El agua está muy fría.

Agarró una toalla para cubrirme con ella y sacarme de la bañera. Pasan unos minutos en los cuales estoy despierta, pero no aquí, no consiente. No sé en qué momento me he puesto la ropa de dormir, pero sé que se debe a obra de Danae quien me lleva a la cama para que me siente apoyando la espalda en el cabecero de la cama y las piernas estiradas en el colchón.

Ella se sentó frente a mí a un lado de mis piernas y me miró, no preguntó, no habló, sólo me miró en total silencio. Y era mejor así.

—¿Cuándo pasó lo de tu ex esposo aun... aún te afecta?

Desvió la mirada a otro lugar y frunció las cejas, como si trajera aquellos recuerdos nuevamente, pensé que era imprudente por haber preguntado algo como eso y se enojaría por hacerla recordar una etapa asquerosa de su vida, pero no, suspiró y volvió a mirarme para responder.

—Actualmente no me afecta, lo superé, Giselle, pero al principio fue difícil y fue un proceso largo.

—Lo siento por no estar ahí.

Ella sonrió.

—No nos conocíamos aún.

—Por eso.

—Alex estuvo ahí para compensarlo. Él siempre estuvo ahí, antes y después. Debí haberlo mirado antes, siempre fue él y tuve que estar jodida para darme cuenta.

Silencio.

—¿Pasó? —preguntó con la seriedad que ameritaba el tema.

—Pasó.

Me rompí y lloré por primera vez de que había recuperado la serie de recuerdos que me habían arrebatado.

—Puedo acercarme.

Lo dudé, pero al final asentí y vino a mí para envolverme en sus brazos y yo aferrándome a su cuerpo apretándolo fuerte.

—¿Quieres hablar de lo que pasó?

—No —sollocé, relamí los labios tragando saliva con fuerza para detener el llanto.

—Está bien —dijo acariciando mi espalda y mi cabello.

El silencio tomó la habitación, ni ella ni yo dormimos en toda la noche, sabía que si recostaba mi cabeza en la almohada tendría esas pesadillas raras, así que, le pedí que hablara ella para no permitirle a mi mente revivir los recuerdos que me habían sido devueltos, pero sinceramente no sé si realmente prefería recordar o no hacerlo.

—¿Cómo fue la primera vez que viste a Alexis?

—Yo tenía doce cuando conocí a Alex y él tenía trece, yo vivía con mis papas en Neepawa y al frente de mi casa vivían dos ancianos que eran los abuelos de Alex, entonces él iba en todas las vacaciones de Julio y diciembre a pasarla con ellos. Nos llevamos mal porque me molestaba demasiado haciéndome irritar e insultarlo, pero pronto nos hicimos amigos. Luego cumplí dieciséis y ya sabes, salíamos en todas las vacaciones de fiesta con mis otros amigos que había hecho del instituto...

Ella encantada empezó a hablarme sobre él, su encanto se fue apagando y siguió contándome hasta donde se enamoró de Murray y se fue a vivir con él a los dieciocho, la admiraba como podía contar con serenidad toda la violencia, el maltrato y el abuso sexual que sufrió estando con él.

Cuando yo conocí a Danae gracias a Alexis en la facultad de medicina los papeles estaban invertidos, ella era callada, llena de miedo y apenas si sonreía con las tonterías de Alex, poco a poco fue soltándose y su personalidad fue evolucionando hasta convertirse en la mujer entusiasta y llena de vida que era hoy, Danae sentía que el mundo le había dado otra oportunidad y no estaba dispuesta a vivirla con miedo ni reprimiendo lo que era y lo que le gustaba hacer. Supe mucho después lo que le pasó cuando ella misma me lo confesó y entendí muchas cosas de ella que antes no entendía, pero que no cuestioné. No pude admirarla más de lo que ya lo hacía.

Entonces, pensé cómo haría yo para vivir con eso porque en ese momento yo no me sentía capaz de vivir con ese recuerdo que se reproducía una y otra vez, sé que no era mi culpa, pero aun así, me sentía culpable en parte de lo que me había pasado.



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En el texto hay: cienciaficcion, drama, muerte

Editado: 16.01.2024

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