Giselle
El mes transcurrió demasiado rápido, ni siquiera lo había sentido pasar. Estábamos a mediados de marzo, el clima era cálido y había reemplazado los abrigos por ropa suelta y fresca.
Me había dedicado a trabajar en la niña y en la cura en el laboratorio subterráneo. No había parado de trabajar ni un solo minuto, permanecía todo el día y a veces toda la noche, dormía un par de horas y luego volvía a trabajar a la marcha. Incluso, estar aquí abajo resultó ser más terapéutico que ir donde la terapeuta a la que me había llevado Danae el otro día al salir de Baldorpharma. Mi mente se mantenía lo suficientemente ocupada como para pensar en cosas que no importan.
Alex me traía mis tres comidas diarias y estaba pendiente de que yo me alimentara, ya que cuando me colocaba a trabajar se me olvidaba el resto de cosas.
Detestaba que el día se acaba tan pronto, al igual que la noche eso significaba un día más sin hallar la cura, un día más que las esperanzas se me iban, un día menos de posibilidad y me frustraba demasiado. Pero no me rendía ni me desanimaba, no podía desanimarme porque una vida depende de mí y tengo que salvarla.
No podía convertirme en La Bailarina sin Vida del relato de Black, la bailarina que lo abandonó todo, se recostó en su cama y solo esperó a que los días pasaran y mi Dios divino se la llevará.
A veces, que digo, constantemente me encontraba recitando los relatos de media noche en mi cabeza, recordando cada frase, cada línea y cada párrafo como si él fuera quien los estuviera recitando a mi oído.
«Eh, aquí mi diosa del destino, de rodillas te confesaré mis más atroces pecados.
»Niña cúbrelos con tu inocente sutileza.
»Entrégame tu vida, dame tus recuerdos, compárteme tus pensamientos.
»Y yo te entregaré mi inmortalidad» La Niña.
«No quiero que se separe jamás, que su boca jamás abandoné mi boca, que su cuerpo jamás se alejé de mi cuerpo y que su alma jamás deje mi alma» Besos entre humanos y muertos.
«Sin darse cuenta, al danzar, se había enamorado de quien le haría la más grande herida, se había enamorado de quien le arrebataría lo que más quería» Bailando con el fantasma.
«Los jardines del mundo se acabarían, las florecitas se marchitarían, el sol se perdería, los cielos nublados de pondrían, el mundo se quedaría sin colores y sin olores[...]
[...] Mundos tenían que conspirar a favor para que la más marchita de mis flores volviera a florecer» Verdandi.
Todos los relatos confirmaban los hechos, siempre me lo dijo, de forma indirecta, pero lo dijo. Siempre estuvo diciéndome quién era y qué quería, pero no podía darme cuenta.
No lo he visto, no he asomado las narices por Baldorpharma en semanas y no he visto otras caras que no sean de Alex, Danae y las enfermeras, pero en algunas ocasiones me encuentro pensando en él, de lo extraño que es, de lo imposible y surrealista, no encuentro una respuesta o explicación científica, espiritual, religiosa o filosófica para algo tan raro, extraño y casi fantasioso. A veces pensaba que era un mal sueño o que era una mala broma, no sé, me encuentro muy confundida respecto a Black.
Era de noche un domingo 9 PM estoy trabajando en el laboratorio subterráneo en compañía de Alex y una enfermera. Estaba frente al microscopio analizando una muestra.
—¿Todo bien? —preguntó Alexis.
Lo miré, le sonreí y asentí.
Nada estaba bien, todo iba mal en realidad.
Un par de minutos más tarde entró Danae y se acercó a mí por mi espalda, colocando ambas manos en mis hombros dando un leve apretón.
—¿Todo bien? —preguntó.
Algo está pasando, algo están ocultando o algo van a decir, algo que no es de mi gusto. Tantos años compartiendo con ellos me ha dado para conocerlos bastante bien.
Dejé de hacer lo que hacía y me giré para verlo a ambos, Alex estaba inquieto agarrando un tubo de ensayo y simulando analizarlo, Danae se mantenía firme frente a mí. De los dos Alex es el más obvio.
—¿Qué pasa?
—¿No se lo dijiste? —preguntó Dani a Alex. Él negó con la cabeza girándose hacia el mesón para agarrar todos los elementos que se encontraban sobre este—. Cobarde —masculló ella.
—¿Decirme qué?
—El Dr. Keynes requiere tu presencia mañana en Baldorpharma, hay una reunión a las ocho.
—¿Es obligatorio?
—Sí, dice que es sumamente importante, bueno, solo asistirán los tres hermanos Keynes, Richard Wilding, Emily Buffet, Danae, tú y yo —dijo Alex demasiado rápido.
—Ya.
—¿Iras? —preguntó Danae con cuidado.
—Eso parece.
Me limité a decir con una sonrisa falsa. Estaba haciéndome a la idea de hacer acto de presencia en el mismo lugar que él.
Les había preguntado a Alex y a Danae un par de veces si alguno de los Keynes había venido o preguntado por mí, ambos respondieron que no y que se habían mantenido distantes.
Pero me habían comentado que en Baldorpharma estaba hecho un caos. Baldopharma está en el ojo de la opinión pública internacional ya que se descubrió que varios directivos de Baldorpharma mantenía algún tipo de contacto y financiaba un grupo criminal de México al que le ayudaba a exportar sustancias ilícitas a diferentes países de Norteamérica y Suramérica misma. Al parecer también estaba involucrado quien fue ministro de hacienda de Colombia en 1994 y un grupo de empresarios y dueños de multinacionales de Ecuador, Panamá y Estados Unidos. Baldorpharma fue multada por 30 millones de dólares y está siendo investigada a fondo e inclusive el Sr. Filip Gregory Baldor, actual presidente de Baldorpharma —a quien no se la incriminado de nada hasta ahora— está siendo investigado por las autoridades de Canadá.
Por otro lado, el Sr. Filip presentó a quien será el nuevo presidente de Baldorpharma, su hermano mayor y abogado de la familia, Víctor Baldor. Danae y Alex dijeron que no les agradó de nada, además de que tenía un carácter fuerte y odioso por lo que el Sr. Víctor chocó mucho con el Dr. Keynes al tener un carácter bastante similar y su primera interacción fue un desastre.