Black

CAPÍTULO 54: Skuld Parte 1.

Giselle

5 días antes de la catástrofe.

No podía creer que en aquella caja blanca yacía aquel pequeño cuerpo inerte y sin vida ya. Con ella se iría mi último ser más importante de mi existencia. Mis emociones estaban tan bloqueadas que no era capaz de derramar una sola lágrima más, lo asimilaba, pero ahora con más calma.

En algún momento empecé a prepararme con la posibilidad de que esto podía ocurrir y pronto esa idea se fue haciendo más presente, hasta tomarla por completo y no poner más resistencia y dejarla ir, descansar, sentir la paz.

—Lo siento mucho —dijo mi tía abrazándome por la espalda y acomodando su mentón en mi hombro.

—Está bien, hicimos lo que pudimos.

Me limité a decir. Lo único que me reconforta es el pensar que podría reencontrarse con su madre allá en el cielo o al lugar donde van las almas.

—¿Qué harás luego?

—Supongo que seguiré trabajando.

Lo cierto es que estaba en una situación de no saber qué iba a hacer. Me había quedado sola y sin motivación. La familia siempre ha sido mi motor y razón de vivir.

No sé qué haré después de trabajar y llegar a casa. Ahora mi tía me acompañaba y casi no sentía la ausencia, pero cuando ella se marchará me ahogaré en el vacío, el silencio y la soledad.

—Estoy considerando mudarme a un lugar más pequeño, modesto solo para mí y poner en venta esta propiedad —le comento a mi tía.

—Pues es lo mejor, es una casa bastante grande para una sola persona —responde frotando mi brazo.

Asiento apretando los labios. Es cierto era perfecta para tres, no para uno.

Después del sepelio en la noche regresé a casa, mi tía me dio un poco de espacio cuando se lo pedí dejándome sola, aunque ella no quería hacerlo, la convencí de que estaba bien y de que solo quería ir a mi habitación a descansar. Y eso intentaba hacer, pero pronto fui interrumpida por unos toques en la puerta.

Katharina entró.

—Él está acá —anunció volviendo a salir del dormitorio.

Me quedo un rato sentada sin saber qué hacer, para posteriormente levantarme y salir de la habitación llegó hasta las escaleras, cuando lo veo a él en la sala mi corazón se acelera, una rara sensación me invade de amor, dolor y es una mezcla se todo, rápidamente nota mi presencia y sube la cabeza para verme.

—Sube —le digo devolviéndome a mi habitación.

Presiento al que viene y no quiero, no quiero escucharlo. Me arde la nariz y los ojos. Me va a doler sé que me va a doler.

Siento cuando llega a la habitación, cierra y le pone el pestillo a la puerta. El silencio reina, no es incomodo por completo, pero tampoco quiero que hable.

—Es hora de marcharme —lo suelta.

Se me inundan los ojos de lágrimas. Sí es a alguien más a quien pierdo en mi vida.

Lo esperaba sí, pero esperaba perder a Elián Keynes, en mi cabeza siempre estuvo presente que llegaría el momento en que ambos tomaríamos caminos diferentes, pero sabríamos el uno del otro, de sus avances y de sus triunfos, que en algún momento coincidiríamos y que podríamos hablar de lo que sea. No que se iría por el resto de mi vida y que su existencia sólo sería inexistencia y quizás en nada, en recuerdos borrados de mi cerebro.

—Sé que tienes dudas sobre todo en general. —me volteó y lo enfrento, está a unos pasos de mí— Giselle, ella no era una mala persona y no está entre nosotros en el Rancho de Azrael. Verónica conoció a Billie y él le prometió muchas cosas entre esas la cura a su condición, al poco tiempo de conocerse empezó una relación extramarital con él, eso ocurrió antes de que trabajara para él y su cariño la llevo a hacer todo lo que hizo. Su accidente sí fue causado, pero no por Billie sino por alguien que trabajaba para Billie.

Mira hacia otro lado y suspira, continua:

—Ella descubrió que un grupo de los doctores abusaban de las Betas en el laboratorio, creía que ya sufrían y los usaban lo suficiente como para que les hicieran esa mierda, así que Verónica lo confesaría, todo lo que pasaba en ese laboratorio aún si se hundia a ella en el proceso y técnicamente la silenciaron. El día en que ella llegó al hospital Billie se enteró y no dudó en ir por su hija, pero se le adelantaron, con tanto dinero y tanta influencia mandó a investigar absolutamente todo sobre Verónica y el paradero de su hija.

Por Dios, no puedo creer todo lo que pasó con Verónica casi en mis narices, tenía un amante y trabajaba para un laboratorio en donde hacían los peores horrores y literal secuestraban personas para experimentar con ellas en contra de su voluntad.

—Billie llegó a ti, te investigó y supo todo en cuestión de segundos, también que tenías a la niña y para él fue como recuperar a dos personas a la vez a Verónica y a su hija. Te pareces tanto a tu hermana que para él fue como recuperarla. Se propuso conquistarte con los mismos métodos que con Verónica ofreciendo y satisfaciendo una necesidad. Con Verónica la ilusión de una pronta cura, contigo las ampolletas, pero no le salió cómo esperaba.

—¿Billie quién es en el laboratorio?

—Él es el científico loco. Es el dueño y creador de todos los inventos científicos realizados.

Joder.

—¿Billie tenía algún lazo con los Keynes McLean?

—Sí, los Keynes McLean trabajaban para el científico loco. Billie creaba el problema y los Keynes la solución. Es así como crecieron ambos. Billie creaba las enfermedades y los Keynes McLean la cura fue lo que los llevó a ganar mucho dinero y reconocimiento en el ámbito científico y no es como que los gobiernos no supieran.

Este mundo está totalmente podrido.

—¿Y qué pasó con ellos? —pregunto, sé que ellos están muertos, pero no a causa de qué o cómo.

—Fueron mandados a asesinar por el gobierno suizo.

Me llevo una mano a la boca sin poderlo creer.



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En el texto hay: cienciaficcion, drama, muerte

Editado: 16.01.2024

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