Problemas.
Duleni habia observado a todos los niños, los había estudiado y analizado con lujo y detalle, la vos del maestro se hacia cada ves mas perspicaz. Duleni vivía en la calle Blackyack, un distrito urbano donde la vida era una mierda y donde las cosas eran una mierda, donde los rateros se robaban entre ellos y donde las prostitutas eran mas baratas que el pan de cada dia.
Todos los aprendices de ladrón se habían reunido en un circulo alrededor de aquella figura gorda y calva, todos ofrecían tributo, y dejaban al menos 4 monedas de oro y plata. Muchos de los aprendices tenían sus calles y sus mañas, y otros simplemente robaban para hacerse la vida mas fácil, en un proceso que solo aplazaba un destino que solo podía terminar de una manera; muertos, con una soga en el cuello y con los ojos desorbitados para arriba, como si de una estatua de la Virgen Maria se tratara, solo que a diferencia de la estatua, el cuerpo aveces tendía a sacar la lengua para afuera. Muchos de los aprendices habían aprendido a no robar mas que nada a los ganchos y subordinados de la "Dama Roja", gran reina pirata y según muchos señora de los mares oscuros que azotaban los muelles. Ni siquiera los ladrones mas destacados se atrevían a robarle a la gran señora, muchos sabían que eso no era mas que un suicidio. La isla de Blackflag era cruel, y quien osara romper aunque sea una sola regla, terminaría muerto y decapitado.
Por lo tanto, los pobladores y piratas menores sabían que hacer algo suicida era simplemente señal del delirio humano.
El gordo Duleni Bart'breydi había dado un golpe con su vara de hierro en el suelo, y de ese modo habia iniciado su nuevo ritual de inaguracion. Ese día le llegaba carne fresca, ese día le llegarían nuevos hijos e hijas que se sumasen a sus hordas de ladrones. 50 hombres desarrapados ingresaron junto a muchas figuras infantiles, algunos varones, otras mujeres. Las figuras infantiles estaban con sacos en las cabezas y el señor de los ladrones se levanto y empezó a revisar a cada uno de los jóvenes ya presentes.
Los que ya eran veteranos permanecían en las escaleras, otros permanecían en silencio con una sonrisa un tanto osca, muchos de ellos estaban con velas, llenos de curiosidad por ver quienes serian sus nuevos hermanos y hermanas.
Entre los jóvenes presentes ya hacia un joven cuyo nombre era Willian, sus ojos eran oscuros como dos pozos sin fondo, el color de su piel amarilla, tenia el pelo negro hasta el hombro y lo llevaba recogido, su ropa era harapienta y llevaba unos zapatos rotos y gastados, con un pantalón que le llegaba hasta la tobillera, y una capucha que le tapaba el cabello; sin que Willian lo supiera o sin que se diera cuenta estaba a punto de volverse en pertenencia de un hombre al que solo le importaba sus intereses.
-- Oye, mira un Laud.-- le dijo uno de los niños que ya estaba a su lado.
Willian miro el instrumento, pero luego se sonrió.
-- A la mierda el laud; no me interesan los instrumentos.
-- ¿Entonces? ¿que es lo que te interesa?
Pero Willian no contesto.
--Venid aquí. -- Dijo el gordo Duleni, con una sonrisa tierna en el rostro.-- ¿Ven este lugar? ¿pueden observar este palacio?
Muchos de los ya presentes observaron, y asintieron con mucha atención.
-- Perfecto, por que desde el día de hoy me pertenecen. -- Duleni se levanto como si estuviera dictando una sentencia de muerte.-- Lo que tienen que saber es que yo seré generoso. Si ustedes cumplen yo cumpliré, y hoy cumpliré con algo. Todos aqui fueron traídos con la promesa de comida, y ustedes accedieron, yo pago por vosotros y ustedes vienen, ustedes hacen caso y yo sigo siendo generoso.
-- A la mierda con este gordo.-- Susurro Willian desviando la mirada y observando otro cumulo de muchachos que caminaban hacia una escalera.
Willian se dio la vuelta y se camuflo en la oscuridad, después de todo era una técnica que la había aprendido con lujo y detalle de los asesinos que había visto en Blackflag, pero de manera casi inmediata se interno en el cumulo de jóvenes, pero fue rápidamente empujado y enviado hacia el otro cumulo de chicos nuevos que pronto serian pertenencia de una persona desconocida.
"Maldita sea". Pensó Willian.
Y sin miramientos fue enviado hacia su lugar.
El gordo Duleni, lo miro, y de manera inmediata vio el fuego en los ojos de Willian. Sin embargo, lo ignoro.
Era muy sabido que muchos huérfanos en Blackflag eran objeto de esclavitud, los traficantes de niños se llevaban a demasiados hacia el otro lado del mundo, hacia el continente Meridional, hacia Valimar, Valeran, o hacia el nuevo continente y Willian había sido tomado como huérfano, por un esclavista del País de Malash. Sin embargo, el destino había jugado a favor del muchacho y el gordo Duleni lo había comprado.
-- Y ahora.-- sentencio Duleni. -- Podéis comer, soy un hombre de promesas, y mi promesa es ley.
Duleni asintió y los jóvenes que ya hacia en las escaleras trajeron una cantidad basta de comida y enseres. en una mesa gigante trajeron carne, mas allá había arroz con pato, en otras esquinas habia rebozado de carne, y en algunos platos estofado.
El gordo Duleni se sonrió.
-- ¿Ven esta comida?
Muchos de los ya presentes, incluso Willian sintieron unas ansias de lanzarse y comer, y un aparte de Willian se sintió bendecida de no haberse infiltrado con el resto de muchachos que ya hacían en las escaleras y balcones. La boca de Willian se le estaba haciendo agua, mientras contemplaba la cantidad de comida, y se imagino a si mismo terminando con el estomago lleno.