El Pequeño Bastardo.
Aquel quinto día, el cielo se había vuelto de un color morado, el hilo de una aurora boreal se había dejado divisar en los cielos. Cuestión que había dejado a mas de uno anonadado, puesto que era un efecto extraño. Algunos decían que se acercaba el final de los tiempos, otros decían que era la señal de un nuevo elegido. Pero Willian sabia lo que era, la atmósfera del planeta se estaba hiendo a la mierda.
Era muy sabido que se había informado un poco y se había separado de la basura religiosa y supersticiosa de la gente y los pueblerinos, mientras otros se dedicaban a rezar, y a suplicar, el simplemente reía y gozaba todo lo que podía. Después de todo ese seria su ultimo día, su ultimo día en su maldito hogar, ese día por la noche quizás lo matarían.
-- He despertado.-- Dijo una vos en su interior, y Willian sintió un cosquilleo.
--¿Quien anda ahí? ¿Quien eres?
Se levanto poniéndose en guardia, frunció el ceño y adopto una pose de batalla.
-- Soy Lynn. ¿Donde estoy? Todo es oscuro a mi alrededor. No... no logro ver nada, ¿que pasa aquí? ¡Ayuda!
-- No te puedo ayudar, por que no te puedo ver. ¿Donde estas?
No hubo una respuesta, Willian empezó a pensar que se había vuelto loco y en su delirio empezaba a escuchar voces. Voces que le pedían que la ayudase. Willian empezó a verlo todo borroso, y luego empezó a sentir que algo o alguien le estaba invadiendo la mente.
-- Quiero salir. -- La vos se escucho mas desesperada, como si estuviera empujando por dentro.
Willian sintió que estaba empujando por dentro de el.
Sintió un comezón en el omóplato y luego un empujón, luego su espalda se ancheo y se abrió como una flor, la carne tomo la forma de una goma fusiforme y luego de su espalda una especie de masa salio disparada hacia una esquina. En los minutos transcurridos Willian grito lleno de terror, pero nadie vino. Debía suponer que no había nadie en la fortaleza. Aquella masa gris empezó a tomar formas sinuosas, como una plastilina, le empezó a salir extremidades, manos, piernas, y pechos pequeños, tenia una imagen femenina, como una chica de 15 años a lo mucho. En lugar de sentirse admirado Willian sintió pánico y terror por lo que estaba observando, y luego se desmayo.
Un chorro de agua lo baño, y de manera inmediata abrió los ojos, no tenia idea de cuanto tiempo había pasado, pero sabia que aquella figura que veía en su delante era la muerte, gorda y granosa. Una mano gigantesca lo tomo de la polera y le insulto con palabras indecorosas, Willian observo a su alrededor y luego se dio cuenta que la figura femenina no estaba en la esquina donde la había dejado, o era asi como el lo pensaba.
Aquel quinto séptimo mes de Morgan el Negro, Willian seria llevado a un monasterio. El Señor de Ladrones le había confirmado que por su bien el clérigo Rathmoni lo aceptara, de lo contrario, Willian terminaría con la cabeza cortada y clavada en una estaca.
El cielo tenia un matiz verdoso que se desvanecía y nada quedaba del día sino una línea de oro derretido que se perdia en el mar . Willian caminaba a rastras, pisando la larga sombra del Señor de Ladrones que lo estaba conduciendo al templo del gran leviathan para venderlo. Después de mucho tiempo, Willian acababa de descubrir el lugar donde habían desaparecido los chicos más mayores.
Duleni se detuvo en el ápice de aquel puente y miró hacia el norte. Cruzando las casas sin luz del Silencio y las aguas empenachadas por la bruma, su vista divisó las umbrosas mansiones y los bulevares de piedra negra, realzadas por las hileras de árboles que seguían su trazado, de las islas colgantes, dormidas en su opulencia bajo la imposible altura de las Cinco Torres.
El templo del gran leviatan estaba decorado con la cabeza de bestias marinas gigantes, muchas de esas cabezas eran morbidamente enormes, y Willian sintió un poco de miedo al ver que en el mundo habían criaturas de tal magnitud.
El bastión Inmortal, se alzaba como una torre de cinco puntas, cada punta era el diente de una criatura, cada punta representaba la amenaza del gran Dios de los Mares.
El color original de cada una de aquellas torres había comenzado a mezclarse con los tonos rojizos, como de un horno ardiente, y la telaraña de cables y de jaulas de carga que cubría las cimas de las torres apenas era visible al recortarse contra el carmín del cielo, que en ese momento no parecía cielo. Parecia mas una bruma espeza y oscura que tubiera vida propia y se moviera a voluntad de fuerzas que el no comprendía. Hasta ese momento Willian no creía en raleas sobrenaturales, pero en ese momento empezó a creer.
-- Muchacho.-- Dijo Duleni apenado.-- este es el final para nosotros, el final de nuestra relacion. ¿Sabes? Si tuvieras un poco mas de sentido común dejaría que te quedaras, pero veo que sigues empeñado en enviarme a la tumba pequeño bastardo.
Willian lo miro con un aire retador.
-- Envidioso.
--¿Como?
-- Estas envidioso, por que puedo hacer cosas que tus muchachos no pueden hacer, por que soy mejor que tu, y por que temes que cuando llegue el momento te derro...
Una bofetada hizo que Willian se hiciera para atrás y tropezara.