Blanco fácil

Capitulo 20

Estábamos en el patio corriendo usando la mitad de la cancha mientras que en la otra mitad estaba el chico de ojos grises con sus compañeros que tenían educación física a la misma hora que yo. 

—Bien deténganse ahora —dice el profesor pitando el silbato— ahora vamos a hacer calentamiento de piernas así que un grupo va a sentarse en el piso con las piernas abiertas y el otro va a saltar por en medio y luego cambiamos. 

Me toco sentarme primero, mientras otros saltaban. 

—No levanten las piernas porque pueden hacer caer a sus compañeros —dijo el profesor 

Cuando llego mi turno, me puse de pie y empecé a saltar cuando vi que Amanda y las demás se estaban riendo y asintiendo con la cabeza, cuando llegué donde ellas Casiopea vio al profesor con una risita y luego levantó la pierna. Al instante caí al suelo. 

—¿Está bien señorita Rigau? —me dijo corriendo a ayudarme a levantarme 

—¡Auch! Si estoy bien —dije levantándome y sacudiendo mis manos 

Cuando me puse de pie me di cuenta que mis rodillas estaban raspadas y con mucha sangre al igual que mis manos e instantáneamente empecé a sentir que me quería mucho, todos estaban viéndome e incluso el chico de ojos grises me veía del otro lado de la cancha con un balón de básquet en las manos. Me sentí avergonzada de haber caído tan tontamente que solo quería salir de allí inmediatamente y llorar. 

—Por eso les dije que no levanten las piernas —dijo enojado el profesor —¿Alguien puede llevarla a la enfermería? —pregunto 

Nadie se ofreció a ir así que le dije que yo podía ir sola y me fui, entre a la enfermería que estaba vacía y busqué con que limpiar mis heridas y en eso entró Júpiter. 

—Entro con cara seria y dijo —¿Y la enfermera? 

—Al parecer no está —le dije 

—Siéntate aquí —Jala mi brazo y me lleva hasta una camilla —esto te va a arder zombi así que aguanta —empezó a limpiarme las heridas con alcohol 

Sentí ardor y dolor debido a las raspaduras y salte haciendo una cara de dolor. 

—Te dije que tengas cuidado con esas amigas tuyas —me dice soplando mis rodillas y vendándolas 

—No fue culpa de ellas, yo me tropecé y caí, así que fue mi culpa —dije 

—Jajaja si tú quieres creer eso bien, pero te vuelvo a repetir búscame cuando te sientas mal —me da un curita y sale de la enfermería. 

—No sé de qué está hablando, pero lo mejor será que me vaya al aula —pensé 

Llegue al aula y todos estaba riéndose de lo que me paso y algunos imitando como me caí, solo hice una mueca con mi boca y corrí a mi asiento encogiéndome lo más que pude y tratando de no hacerles caso, me sentía fatal y lo único que quería era llorar e irme a mi casa. 
La tarde paso con normalidad y yo salí del aula, estaba dirigiéndome a la puerta cuando sentí que alguien me jalo de mi cabello fuerte y regresé a ver, pero no vi a nadie cerca entonces solo seguí caminando. Cuando llegué a la parada para tomar el autobús que me llevaba a mi casa empezó a llover fuerte. 

La parada se llenó y no pude entrar en ella para escampar, así que me quedé en la lluvia, empecé a empaparme y mi uniforme empezó a sentirse mojado, el bus estaba tardando más de lo normal y mis heridas estaban empezando a dolerme; miré al cielo y ya había oscurecido y había muchas nubes negras debido a la lluvia, yo ya tenía frío y me sentía bastante deprimida. 

Llegue a mi casa sin saludar a mi mamá solo subí a mi cuarto quitándome la ropa mojada, ni siquiera me bañe, solo fui a mi cama metiéndome directamente a las cobijas, estaba empezando a sentirme tonta, sentía que quería llorar sin parar y dejé que mis lágrimas cayeran mientras abrazaba mis piernas 

—¿Por qué me siento así? —dije debajo de las cobijas mientras lloraba —¿Qué está pasándome y porque me hacen esto?, ya no quiero estar así, no sentirme así. 

Me quedé dormida y cuando desperté no había nadie en mi casa, baje las gradas y fui hasta la cocina donde había una nota de mi mamá que decía que fue hacer compras y que regresaba en la tarde, también decía que comiera. Regrese a ver la mesa y había una taza de leche junto con un pan de dulce, vote la nota en la basura y tire la leche por el lavadero de la cocina y el pan lo volví a poner en la panera, no tenía nada de hambre, solo frío, pero es porque estaba puesto solo un pantalón y una blusa ligera. 

Entre al baño y vi mi cabello alborotado en ese momento vinieron a mí las palabras de mis amigas y como un impulso y sin pensarlo demasiado tomé las tijeras que estaban en el cajón, entonces empecé a cortar mi cabello poco a poco hasta que me detuve cuando lo dejé hasta los hombros; me metí a bañar y de repente escuché la puerta abrirse. 

—Mad ya volví ¿Estas despierta? —me dijo mi mamá desde la planta baja 

—Bajando las gradas y secando mi cabello le dije —Si mamá hace rato ya me desperté 

—Que bien porque quería hablar…. —me mira con asombro y su rostro cambia de repente —¿Qué te hiciste en el cabello? 

—Ahh solo me lo corté, ya me cansé de tenerlo largo —dije tocando las puntas de mi cabello 

—Se enoja y me dice — ¿Estás loca hija? ¿Por qué hiciste eso? Tienes el cabello rizado y si te lo cortas así lo único que ganarás es que se te levante y se alborote más —pasa sus dedos por la frente 

—No pasará eso, además ¿tú qué sabes? No necesito que me regañes, yo sé bien lo que hago 

—¡No me hables así Mayida!, estas hablando conmigo ¿acaso estás consciente del comportamiento que tienes ahora? — me dice 

—Si, si mejor ya me iré a cambiar —subí a mi cuarto y la deje hablando sola 

Salí de la casa para ir al colegio, al llegar noté que todo el colegio me estaba señalando y se estaban riendo de mi mientras murmuraban, me pareció raro que todos me vieran, así que los miraba, pero no sabía de qué se reían, cuando escuché que un chico dijo algo 

—Jajaja no sabía que a esa chica le gusta esa clase de porquerías —le decía a su amigo 



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En el texto hay: drama adolecente

Editado: 08.12.2024

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