—Entonces bienvenida al edificio—me sonríe —Soy Dayan y este es mi bebé Noah.
Miré a su hijo y era un niño pequeño con los ojo aún entrecerrados, mejillas rojas y sin nada de pelo en su cabeza, yo sonreí al verlo ya que estaba apretando el collar de su mamá con una mano y la otra la movía de un lado hacia otro.
—Vivimos con mi marido, ósea su papá aquí desde hace tres años —mueve a su bebé con saltitos —pero llevamos casados 6 años
—¡Mm!, eso es mucho tiempo jaja, me llamo Mayida Rigau y como ya le comenté vivo aquí con mi tía, estoy en bachillerato para ser exactos 6 curso —mire hacia arriba del ascensor donde marcaba los números de los pisos.
—Ya me lo suponía por tu uniforme —llegamos a nuestro piso y continúa diciéndome —bien, aquí nos separamos, yo vivo al otro lado del pasillo pero si quieres visitarme alguna vez eres bienvenida, me gustaría darte las gracias por la ayuda así que ven cualquier día ¿si?
—Asentí —de acuerdo, iré cuando tenga tiempo, hasta luego Dayan —hice una pequeña reverencia.
Ella se despidió de mi con la mano y se fue dando la vuelta en el pasillo cargando las bolsas de compras. Al llegar a la puerta la abrió y entro, rápidamente alguien corrió hacia ella.
—¡Dayan, cariño! —dijo algo asustado un hombre bastante alto con una barba abundante en su rostro y unos lentes gruesos grandes —¿Dónde estabas?
—¡Ah hola mi amor! —Dayan se quitó los zapatos en la entrada y dio las bolsas a su esposo que corrió a ayudarla. —fuimos a hacer las compras de la semana —le sonríe
—¿Por qué no me llamaste? —dijo enojado el hombre —podría haberte llevado en el auto, estaba preocupado porque no me avisaste a dónde irías y pensé que les había pasado algo a los dos —se acercó y le dio un beso a su esposa en la frente y beso la pequeña cabeza de su hijo
—Ella hizo un puchero —perdón cariño, es solo que como estabas muy concentrado en el estudio con tu trabajo no quise molestarte, además quería salir yo sola un rato ya que desde que nació nuestro Noah no había tomado un autobús, y creí que este sería el momento adecuado para hacerlo
—¡Cariño!, se que no sales mucho porque debes cuidar a nuestro bebé, y se que te aburres tu sola aquí todos los días pero ya te he dicho varias veces que mientras yo esté trabajando en casa puedo ayudarte con lo que sea y no me molestará ¿si?
—Ella sonríe —lo olvidó mi amor, pero lo recordaré a la próxima —ella fue a sentarse al enorme sillón que tenían en la sala junto con su bebé —por cierto ¿sabías que tenemos una nueva vecinita?.
—¿Así? —dijo su esposo desde la cocina —no sabía ¿Quién es y en qué departamento vive?
—Es Mayida, vive con su tía en este mismo piso
—¡Ahh ya veo! ¿Y como es está niña?
—Es muy dulce —dijo Dayan sonriendo —amable y educada, pero lo que más me sorprendió de ella es su cabello.
—¿Qué tiene su cabello cariño? —pregunto su esposo
—Deberías verla, lo tiene largo y rizado, es de color negro brillante, es tan bonito que parecen extensiones y no cabello real.
—Al escucharte diría que esa niña es linda.
—Lo es cariño, deberíamos invitarla a venir ¿Qué opinas?
—Si te pareció buena persona estoy de acuerdo Dayan.
Su esposo salió de la cocina con dos pequeños platos de comida, uno se lo dio a Dayan otro se lo quedó el así que se dispusieron a comer sentados en el sillón mientras hablaban de sus cosas.
En la mañana cuando llegue al colegio cruce la puerta de entrada, y baje las gradas del patio rápidamente para ir al baño, entre en un cubículo, hice mis necesidades y cuando salí del baño mire hacia el edificio de el frente en el segundo piso mientras sacudía mis manos con agua, me pareció ver a alguien moreno y alto junto con alguien más caminando hacia la oficina del director.
—Ese se parece a ¿Caden? —pense y miré al piso pero rápido regrese la vista al frente mientras camine más adelante para ver mejor.
Pero fue muy tarde porque ya entraron y no me fijé bien, solo me quedé confundida y alce los hombros pensando que tal ves ví mal, no creo que el moreno esté aquí, así que solo me fui a mi aula para recibir la primera hora de clases; cuando entre me senté en mi pupitre a esperar a que las clases empiecen y en eso llegaron Amanda y sus amigas riéndose fuerte de pronto me vieron y por primera vez ya no me fingieron una sonrisa.
—Amanda se acercó sería y se sentó en mi pupitre, detrás de ella estaban las demás —¿Sabes algo Mayida? —con los brazos cruzados se acerca a mi rostro un poco —todo este tiempo me estuve preguntando si aun te gustan las chicas —me hizo mala cara.
—¿Recuerdas la vez que todo el colegio se enteró que eras una asquerosa lesbiana? —Casiopea sonríe mostrándome todos sus dientes.
Yo las mire sería y desvíe la mirada hacia el aula, nadie estaba prestando atención excepto Lavinia que tenia la mano puesta en la boca con asombro y susto, encogida en su asiento, al parecer había escuchado lo que me estaban diciendo. ¿Será que puedo provocarlas un poco más?
—Agache el rostro ligeramente y con mis mano levanté mi cabello que me tapaba los ojos un poco —y tu ¿Acaso no recuerdas lo que te dije antes? —levante mi mentón, cruce mis piernas y me puse sería —sigue así y sacarás boleto antes de tiempo para divertirte conmigo.