Pensamientos fríos
Mi pequeño y desolado corazón no está en paz.
Papa y mama tienen un disparo en la cabeza y mi hermana tiene cortado el cuello por la garganta, no entiendo que paso no parecen de esos monstruos, no están pálidos ni se ven desastrosos. Parecen como si los hubieran matados porque si.
Un flashback me traslada al pasado donde fui feliz.
Mi padre corre por el césped mientras le enseña a caminar a mi hermana, mi hermosa hermana tiene el cabello con reflejos color miel mientras que los demás son cafés claros, debo decir que lo heredo de los abuelos, y debo admitir que amo sus ojos avellana son para comérselos pero ficticiamente. Sonrió al verle dar sus primeros pasos. Pies que son regordetes y suaves. Estiro mis manos para que me alcance.
Sus pacitos son alegres como la vida que tengo adelante mío, llega hasta mí y la abrazo cálidamente, papa sonríe y mama me abraza para que sonriamos a la cámara que tiene ella en sus manos, papa se nos une y decimos los cuatro ¡Pera!.
Nos acercamos a la mesa que está adornada con flores primaverales, mama se sienta y le doy a la bebe mientras que yo sirvo la limonada regando a los costados. Suena un llamada y papa contesta pasa de estar contento a serio, habla de modo técnico y no entiendo. Después cuelga y vuelve a sonreír al igual que yo.
Comemos y mientras conversan de momentos magníficos del pasado mi hermana llamada Stephanie dice mama todos nos emocionamos hasta que llaman a la puerta.
Solo tenía dos años e imaginé que esa puerta no debió abrirse nunca.
Una lágrima se desliza por mi mejilla y me trago mis ganas de gritar porque si lo hago los monstruos vienen y nos comerán. Dolió, dolió, dolió, verlos así sin respiración, sin moverse, y sin hablar. Mama ya no me regañara sobre mis tareas, no me dirá que ejercicios están bien ni me dará un dulce por hacerlos bien, no miraremos el cielo juntas ni papa se nos unirá. Papa, ya no me recogerá de la universidad, ni me dará abrazos alentadores. No habrá más cariños, ni momentos felices. No habrá dulzura entre mi hermana y yo, no la veré convertirse en mujer ni enamorarse. No habrá nada.
Mi garganta está muy seca y un dolor de cabeza me invade, así como también pensamientos fríos de matanza.
-Dulce- Diman me llama pero me molesta escuchalo en estos instantes. No quiero hablar, solo quiero pensar, pensar y nada más- Dulce- vuelve a llamar, lo miro pero mi mirada es tan vaciá y el parece entenderme pero no sabe cómo ayudarme, ni yo misma se- tienes que comer- me da una galletas- pero yo solo observo sin ganas- por favor- me suplica tristemente.
Me siento y deslizo mi mirada a Nomi que esta con las piernas juntas y la cabeza agachada.
-Si fuera Superman hubiera salvado a tus padres primero, si fuera Superman hubiera evitado esta epidemia, y si fuera Superman hubiera evitado esas lagrimas Dulce Sky- lo miro boquiabierta tragándome las lágrimas, no entiendo a Diman, no lo entiendo ¿Por qué es tan amable conmigo?, ¿Acaso le gusto?, ¿Le doy pena?. Toma mi mano y le da un apretoncito tierno- llora Dulce todo lo que quieras y cuando salgamos gritaras y correremos para sobrevivir pero ahora come, no has comido nada en todo el dia y no puedes estar débil.
-Gracias- es lo único que digo y abro el paquete de galletas, Nomi me una botella de jugo que aún no caduca y la bebo.
Solo sé que ahora no estoy sola porque estoy con jóvenes que también perdieron algo. Papa, mama y mi hermanita descansan en algún lugar en paz y no tendrán que vivir en este feo mundo que nos come vivos, ya no es blanco ahora es negro y solo toca vivir.
Nomi se sienta alado mío y Diman igual, ambos comen su paquete de galleta y vemos solo la oscuridad de una encerrada habitación de la universidad donde antes se dio clases de arte.