Encuentros que sorprenden
Nos miramos a los ojos los cuatro y por una curiosa sensación me alegro de verlos. Bueno no hasta que veo la miniatura de panza de Raya, Felipe posa su mano en su cadera, como si dijera ella está conmigo y el hijo que esta su vientre es mío. Desvió mirada hacia Sebastián, parece cansado, tiene ojeras como si nunca hubiera dormido y su vestimenta es un desastre, parece que no se ha bañado en días.
-Necesitan ayudan- no me había percatado que Diman estaba a mi lado. ¿En qué momento se bajó?
-Si, ¿Por favor?- susurra Raya desesperada al igual que Felipe.
-¿Los conoces?- giro y veo a William cruzado de brazos en el filo de la ventana del auto. Me observa muy curioso y asiento.
-Eran mis compañeros de la Universidad – admito y de reojo veo a Danna virar los ojos.
-No me digas, démosle comida y ropa nueva así para irnos- menciona cruelmente y niego desesperada.
-Ellos pueden venir con nosotros- y todos me regresan a ver. Bueno es lo primero que se me ocurrió decir, ya que ellos parecen también desesperados, perdidos, abandonados y que han sido pisoteados por los zombis. No puedo pensar con claridad. Me rasco el cabello. Admitamos a mi también me gustaría que me ayuden, ¿Verdad?
-Está bien- acepta Diman y se acerca a ellos para ayudarles a coger lo poco que tienen que son sus mochilas llenas de suciedad. Ellos se apresuran hacia el carro y les abro las puertas.
-Has espacio- le digo a William y lo hace a regañadientes. Felipe sube y Raya se sienta encima de él, así que solo quedamos Sebas y yo mientras Diman coloca sus mochilas en la parte de atrás.
-Gracias- es lo único que dice ya que no hablado desde que lo vi.
-De nada- se sube y me siento encima de él, sintiéndome incomoda- por la ventana Diman me mira extraño. Se sube y comienza a conducir estamos a poco de llegar a la casa bueno si es que aún sigue siendo una casa, y encontrarnos con estos chicos de mi edad me emociona en el fondo de mi corazón. Sonrió sin que nadie me mire.
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En el momento que el carro entra a la residencia, está un desastre como otro poste de luz caído en media carretera, los arboles destrozados y hojas marchitas por que deberían estar verdes por el invierno que amenaza cada mes, están destrozadas. Miro mi casa y la puerta está abierta. Diman estaciona y nos bajamos con cuidado unos apuntando sus armas, otros no saben que hacer y yo entrando en alerta para mirar cualquier situación que se me presente.
El corazón me bombardea de los nervios y la piel de gallina que se está asomando en mis brazos.
-Parece que no nadie aquí- dice Obi mirando la cocina. Miro a mi alrededor William, Danna y Diman inspeccionan cada rincón de la casa, miro hacia afuera, Sebastián junto con Felipe y Raya se quedaron en el auto parecen estar discutiendo sobre ¿que? No sé.
Obi comienza a guardas algunas cosas en una mochila y lo dejo solo para entrar a la bodega y ver. La puerta pesa una tonelada, y para rematar no tengo nada de fuerza a si que lo me pongo contra la pared y empujo con mis zapatos converse la pequeña perrilla de metal que no muchos de esos zombis espero que no hayan visto. Se abre un poquito y acerco mi mano para mantenerla abierta y lo siguiente es empujarme para abrirla toda. A veces detesto el cambio que le hicieron los chicos porque la volvieron más pesada y me molesta lo pesado.
Está completamente abierta pero al fondo esta oscuro- Hola- pero solo se escucha mi eco. ¡Mierda!. Bajo por las escaleras mirando en la oscuridad y con el temor de caerme de cabeza. Busco el interruptor y la luz se enciende. Todo parece destruido como las laptops que trajeron parece que hubieran golpeado con un martillo. Miro alrededor y si.
-¿Dónde rayos están?- me pregunto a mí misma. Cuando alzo la vista veo una nota en la que dice bosque. La despego y miro la letra de mi prima la reconocería en cualquier lado bien recta y pulcra.
Subo las escaleras, y paso alado de los chicos que ya se bajaron del carro parecen que tienen sueño ya que Raya esta recostada en el hombro de Felipe mientras ve a la nada con una mano en la quijada. Sebastián me mira curioso mientras busco a los demás.
-¡Chicos!- les llamo no tan alto pero parecen que no me escuchan-¡Chicos!- me sale un gallo y Sebastián se rie y le saco la lengua.
-¿Qué paso?- pregunta Diman asomando la cabeza desde las escaleras. Miro que también carga una nota en la mano y le indico la mía. La lee. Danna aparece a su lado, y se la ve enojada pero mierda no me importa esta nota quiere decir algo y le doy importancia.
-¿Qué dice la tuya?- pregunto a Diman.
-Agua cristalina- me la muestra y no entiendo pensé que era una pista que podría indicarnos donde están los demás parece que falle.
-Oye- baja Diman de la escalera y Danna le pasa hasta salir al patio donde esta Obi. Él toma la nota que estaba en mi mano y la junta- yo sé dónde fueron- abro la boca para preguntar pero dice que no hable- lo sé porque ahí teníamos que ir y ahí vamos a ir ahora- parece nervioso y un poco asustado.
-Donde es. Dímelo Diman.
- Lo sabrás así que empaca todo lo que necesites que mañana nos vamos- es lo único que dice antes de seguir a Danna y algo en mi cae y no sé que es.