Blanco - Negro y Vida

Capítulo 41

Sin rumbo

Nomi

-¿Vas a estar bien aquí?- le pregunto a Diman mientras permanece sentado en el filo de la cama que construimos para él. Afuera está el nuevo integrante, un perro llamado VIDA, un animal muy juguetón e inteligente, para ser pequeño me preocupa que algo le pase aunque no parezca, me preocupo por las mascotas, me parecen muy indefensas y temo que suceda algo en un futuro. Samantha le acaricia su pelaje rubio y lo carga para presentarle al resto de los chicos. Mientras tanto observo a Diman, cuyo rostro parece demacrado, y con rasguños que antes no parecía tener. Veo que se toca su abdomen y me arrodilló para quitarle la mano. El me mira como si estuviera enojado pero me vale mil pepinos. – Te hice una pregunta pero no respondiste- alzó su camiseta y noto que tiene unos vendajes manchados de sangre y que no han sido cambiados desde que fue herido.

-No es necesario puedo hacerlo solo- me levanto y busco agua en la habitación, me lavo las manos.

-Hace cuando fue la última limpieza- pregunto sin mirarle a la cara. Ya que no me dira lo que pasó allá afuera con Dulce.

-Hace tres días- susurra débil -me seco con la toalla y saco la bolsa de medicinas que me acompaña desde que salí del círculo, las medicinas que robe le curarán esa herida rápido y además se sentirá como nuevo por lo eficientes que son. Me pongo unos guantes y alzó su mentón y me regresa a ver dudoso.

-Ni lo pienses, te dije que puedo hacerlo solo- se levanta bruscamente pero se retuerce del dolor por su mal movimiento.

-Vamos hombre, debiste cambiarte las heridas una vez al día, por lo menos y no lo has hecho hace tres días, así que sácate la ropa de la parte de arriba- se vuelve a sentar y sede.

-Pero hazlo con cuidado- viro los ojos por lo chillón que se pone.

-Tendré cuidado Diman- me arrodilló y le ayudó a sacarse la chaqueta. Comienzo a sacar las vendas mientras el permanece quieto pensado, imagino que en ella.

-¿No vas a contarme nada?- pregunto por curiosidad.

-De ella no, pero la señora apareció- me detengo abruptamente y levanto la vista asustado.

-Le viste- niega.

-No, parece que nos está buscando, además de estar buscando algo- cierra los ojos y sus hombros caen agotados.

-Sentiste el temblor- cambio de tema y el me mira obvio.

-Claro, fue muy fuerte- saco todo el vendaje y lo pongo en una canasta. Su herida parece muy profunda, imagino que fue una herida de bala. Tiene suerte que no se haya infectado ¨todavía¨ pendejo por estar pensando el ella no se preocupa por si mismo.

-Recibí un disparo y ella me defendió – comienza hablar y eso me interesa- un soldado nos estaba siguiendo y me disparo por detrás- le reviso y hay un oye del tamaño de mi pulgar perforado en su abdomen- hay más medicina en mi mochila- menciona – ella fue a buscarla por mí- me mira triste.

Pongo mi mano en su hombro – no hace falta que me cuentes, aunque quiera saber- asiente agradecido- voy a hacerte la limpieza.

Permanecemos así por media hora hasta que veo que se está quedando dormido, imagino que tuvo que pasar las noches despierto vigilando que nada le pasara. Y bueno aparte de tener una experiencia desagradable.

Le recuesto y le tapó con una cobija, recojo las vendas y los trapos que use, guardo todo en una funda desechable. Pero me detengo justo cuando voy a salir.

-Danna- mira a mi amigo dormido y se acerca para darle un beso en la frente. Imagino que es una muestra de lo agradecida que esté vivo, puedo entenderla Danna quiere mucho a Diman, pero en la forma de amistad, si me hicieran una pregunta de estos, de si son novios negaría de inmediato porque ya sabemos la respuesta. Diman está enamorado de Dulce pero por ahora nada pueden hacer los dos porque es imposible.

-¿Cómo se encuentra?

-Deberías saberlo- ya que estuvo escuchando atrás de la puerta.

-No pude escuchar bien, hablaban muy bajo- paso alado de ella para botar los desechos de Diman- estará bien por ahora, se tomó una pastilla de las del círculo eso le hará recuperarse más rápido- asiente.

-No te dijo…- la detengo.

-No me saques información, no pienso contarte nada, pregúntaselo tú mismo- la dejo sola con sus preguntas curiosas que a veces cansa.

Quemo los desechos y miro a Violeta caminar junto a Samantha, Raya y VIDA. Ahora parece estar feliz. Me sentía preocupado por como se sentía por su prima sin tener respuestas de ella y no poder hacer nada. Ponen a VIDA en el suelo y comienzan a jugar entre las tres con el animal y me uno a ellas.

-¿Cómo se está portando nuestro invitado?

-Hasta ahora estupendo, ya me encariñé con el animal – menciona Samantha y comienza a darle cariños. Uy qué pegajosa. Raya se ríe al ver mi expresión y noto que su panza está más grande.

-¿Y tú cómo estas con tu embarazo?- sigo pregunto y sé toca la enorme panza que está más grande que mi cabeza.

-Con mucho sueño y hambre – abro los ojos porque sabemos de la escasez que tenemos aunque hacemos todo lo posible para plantar aunque no dan frutos las semillas porque estamos en temporada de invierno- pero no te preocupes trato de controlarme – niego y pido permiso para tocar su panza mientras Violeta me mira profundamente. Raya asiente.




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