Blanco - Negro y Vida

Capítulo 50

A partir de hoy

Diman

Camino entre el gentío, y soldados que me rodean alrededor cazando a sus presas. El muro es tan grande que cubre toda la ciudad destruida evitando que se vea e impida que loz zombis escalen. Me escondo entre unas personas mientras espero que algún carro llegue cargado de prisioneros, uno me pasa empujando haciendo que se caiga mi arma. ¡Imbecil!, me agacho a recogerlo y un picor de ardor se siente en la parte trasera de mi cuello. Me volteo a ver y no hay nadie.

Justo llega un carro y me giro en la dirección contraria para infiltrarme entre los merecenarios entrenados. Ataco a uno que se agacha para amarrarse los cordones, se resiste y quiere dispararme, lo arrastro hasta a unos de los callejones, tengo pocos minutos para que la camioneta para con autorización y los merecenarios suban al coche. Una dura batalla entre ambis se desata cuando me empuja hacia la pared.

-¡Hijo de puta!- me da varios golpes en mi estomago y recuerdo que tengo una herida ahí. Fuerzo contra su cuello, mientras el dispara hacia la nada. Meto mas fuerza para partirle el cuello con mi brazo. Y lo boto como la basura que es. Le saco la ropa de militar que lleva y me la pongo. Corro cuando comienza a llamar para entrar, el cubremontañas me tapa la cara y agarro con fuerza mi arma que parece fabricada por los del circulo.

Me subo y me llevo una sorpresa cuando veo a un montón de mujeres amarradas de manos y pies. Llevan la boca tapada y las manos encadenadas con cadenas de acero. Me siento en el filo de la camioneta mientras miro a los demás mercenarios. Pasamos por control, es un túnel que tiene cerámica celeste alrededor, el control no dura mas de diez minutos cuando pasamos estamos al otro lado del mundo. Una civilización futurista, donde los edificios son rascacielos y proyectan una vista llena de nubes, pero dentro de ellas son las personas mas ruines que existen. Hay laboratorios, donde se realizan experimentos con los seres humanos, encerrándolos y provandoles de la luz, ademas de una vida.

Hace meses que escape con mi grupo y volver aquí me trae malos recuerdos. Con solo imaginarlo, me da asco lo que soy, en lo que prodia ser si seguía aquí. Y lo peor que si soy atrapado sere torturado por desobedecer. Se que aun tengo el chip, no me lo he sacado porque puede ser muy riesgoso. Solo un experto podría, pero yo no lo soy. Asi que cargo con esta maldita cosa que puede ser mi perdición.

Llegamos y ayudo a bajar a las chicas, donde cada una me indica su cara y carga puesta una mascarilla diseñada para no hablar, ni siquiera mover la lengua. Solo le cubre la media cara y va asegura hasta el otro extremo de la cabeza. La mayoría de las chicas llevan puesta ropa degastada y la piel sucia. Con solo pensarlo siento pena por ellas. Como quisiera ayudarles pero no puedo, solo estoy aquí por una persona y me es imposible encontrar una solución en la que pueda sacar a todas.

Cuando todas ya estan pisando suelo, sigo a los demás mercenarios y llegamos a una entrada donde hay un monton de soldados. Uno se acerca para hablarle en la oreja y este asiente. Las chicas son llevadas en fila india por una puerta que indica sotano de control. Trato de disvinculame del grupo siligosamente, me cubro contra un poste cuando comienza a moverse al lado contrario. Tengo que tener cuidado con las cámaras de seguridad. Me agacho y me cubro por la parte de debajo de un carro. Mientras espero que anochesca.

**

Me despierto con el sonido de un carro en movimiento. Salgo de inmediato y golpeo la ventanilla del piloto. Se asusta y le disparo sin temor. Abro la puerta para quitarle la ropa y ponérmela. No sin antes ver su tarjeta de identificación, al parecer es uno de laboratio. Genial. Me es de mucha ayuda. Le coloco mi ropa y lo dejo tirado.

Lo siento. Mas bien no lo siento. No siento nada por este asqueroso lugar.

Camino por un pasillo hasta que llego al ascensor aplasto la ultima planta, aventándome con todo lo que se me venga. Saco mi pistola y cuando para en un piso para tomar a una persona la escondo en mis vaqueros. ¡Maldicion!, me muevo por la cantidad de gente que entra, a carcajadas. Hablan de lo que les harán a los recién llegados.

-¿Viste a la rubia guapa?

-Forcejeaba como loca, si supiera que su fiereza no le servirá de nada. Cuando la drenen para los experimentos dejara de existir- la enfermera sonríe con maldad.

-Es la parte que más disfruto ver, la sacada de sangre, y metérselas a los zombis que permanecen encerrados- apretó mis dientes y las ganas que tengo de meterle un disparo a la enfermerucha . Llegamos a la ultima planta salgo atrás de ellos, me pongo la mascarilla que cubre la mitad de mis ojos y decido tratar de buscar a Dulce.

Ojala la encuentre.

El edificio está compuesto de quince pisos. La última planta es la base donde esta el laboratorio, los cinco primeros llevan el orden de la ciudad, los cinco segundo para analizar y mantener en cautiverio a las personas secuestradas, las cuales pueden entrar al circulo o solo sirven de experimento y el ultimo ya conocemos. La extracción.

Una persona golpea mi hombro mientras pasa, me sobo- lo siento- se disculpa tratando de tocarme pero me alejo y decio asentir mientras nos vemos a los ojos- ¿Nos conocemos? – niego de inmediato mientras continuo con mi camino.

-Espera-llama y roca el un lado de mi hombro. ¡Carajo!- tienes la parte trasera del delantal manchado – giro despacio mientras intenta limpiar.- Ya esta- asiento agradecido pero a la vez nervioso mientras me estudia de pies a cabeza y observa mi nombre que figura a un lado del delantal- Steve Menéndez, nunca lo había visto por esta planta. ¿Qué hace en el ultimo piso?- me paro recto para decirle alguna mentira o propinarle un golpe.

-Estaba de paso, curiosidad por saber que estan haciendo en el ultimo piso- achica los ojos pensando si creerme o no. Aprieto los puños mientras el sudor me recorre la frente.




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