El seguimiento es inútil, ya que quien estaba espiándonos a Lily y a mí ha desaparecido de mi vista por completo, así que opto por retirarme para mi habitación nuevamente, porque si sigo buscándolo será una pérdida de tiempo. Subo cada uno de los pisos nuevamente hasta llegar al piso seis. Busco mi habitación e ingreso. Me tumbo en la cama para tratar de descansar un poco e ignorar los pensamientos que tengo. Deseo relajarme por un momento y olvidar todo aunque sea por un instante.
Me encuentro en un parque de juegos infantiles. Parece ser uno muy feliz, como es común, ya que todos los niños caminan alegremente junto a sus padres, tomados de la mano. Algunos chicos lamen helado, mientras que otros comen un algodón de azúcar. Hay varias familias que parecen estar divirtiéndose, pero fijo mi mirada especialmente en una de ellas. Esta compuesta por un hombre alto, delgado y de piel extremadamente blanca, junto a una mujer de las mismas características, exceptuando su larga y rizada cabellera rubia. En ese momento identifico que son mis padres. Se encuentran haciendo fila junto a un pequeño niño que, para mi sorpresa, luego de observar bien, compruebo que realmente es una niña, ya que lleva dos coletas que engalanan su lacio cabello negro.
Cuando han llegado al final de la fila, suben a la niña a uno de los tantos juegos mecánicos que hay allí presentes, un carrusel de caballos, y se alejan un poco para apreciar a su hija divertirse. Ambos se funden en un cálido y amoroso abrazo mientras observan a la niña girar en el juego mientras está subida en el caballo blanco que ha elegido, y saludan a su pequeña cada vez que pasa frente a ellos.
El día estaba algo soleado, pero de pronto el clima cambia por completo. A pesar de que sobre el cielo había varias nubes que impedían que los rayos de sol calentaran y que estaba un poco oscuro, empieza a caer una lluvia que primero se muestra en pequeñas gotas. Observo a mi alrededor y veo que extrañamente el lugar ahora está vacío, ya que no queda una sola alma más que la de mis padres y la niña a la cual miran girar en el juego mecánico.
Este juego emite una melodía bastante normal, algo infantil, pero después se vuelve cada vez más y más grave hasta el punto de ser una bastante macabra. La niña se asusta y empieza a llorar, así que mi padre se dirige hacia donde ella se encuentra para bajarla y traerla consigo, pero frente a él aparece un payaso de repente que le impide el paso. Aquel payaso no es para nada como se puede imaginar. Su aspecto es más bien terrorífico en lugar de infantil, y no viene solo.
Una pequeña payasa se acerca caminando alegremente hacia donde se encuentra la niña llorando, sonriéndole con unos labios exageradamente grandes y pintados de un rojo carmesí que no parece pintura, sino más bien sangre. El otro payaso tiene frenado a mi padre y le impide que siga avanzando. La niña empieza a llorar cada vez más fuerte, lo que hace que la payasa se estrese y comience a arrancarse su propio cabello mientras llora hasta quedar calva, haciendo que sus lágrimas se mezclen con el maquillaje negro de sus ojos, dándole un aspecto más tétrico, lo que aumenta el llanto de la niña y hace que la payasa saque una moto sierra por la desesperada y le corte la cabeza de repente a la criatura, acabando con el bullicio.
Grandes chorros de sangre salen disparados de ella, lo que hace que la payasa abra la boca para que éstos le caigan dentro y así poder excitarse bebiendo dicho líquido, lo cual provoca que mis padres lancen gritos terroríficos, pero los payasos ríen, ríen profundamente. La mujer destroza con sus propias manos el torso de la niña hasta sacar su corazón y entregárselo sumisamente al otro payaso. Él sonríe y luego lo devora con sus dientes hasta que consigue algo que al parecer estaba en su interior. Es el collar de mi mamá.
Se lo muestra a su compañera y ambos ríen aún más fuerte. El jolgorio es tanto que hace que extrañamente la lluvia aumente a su medida, y llega un punto en el que los dos deciden quitarse la cara falsa de payaso, que al parecer era una máscara, y dejar en descubierto su verdadera identidad. Son Richard Gärtner y Keren Franz.
Mis padres caen desmayados como producto del asesinato de su supuesta hija, y enseguida los que se vestían de payasos dirigen su mirada a mí. Se susurran algo que no entiendo, ya que parece que es en otra lengua, mientras me señalan y ríen levemente. Comienzan a caminar agónicamente hacia mí. Yo trato de huir caminando de espaldas, ya que el miedo me consume, pero choco con algo y caigo al suelo.
Ellos se acercan cada vez más a mí, que me he quedado paralizado, e intentan arrebatarme el collar que yo llevo puesto, el que me dio mi madre, que al parecer es idéntico al que tenía la niña a la que acaban de asesinar, pero en ese momento empiezan a caer del cielo unos rayos de sol muy potentes, acompañados de sangre que cae como lluvia, que empiezan a derretir la piel de Richard y de Keren antes de que se me acerquen.
De pronto empiezo a escuchar unos leves golpes que cada vez se vuelven más fuertes hasta que abro mis ojos y despierto. Trato de controlar mi estado. Me entero de que ha sido una pesadilla, otra oscura pesadilla más. Me percato de que aún permanecen esos golpes que estaban en el sueño, ya que provienen de la puerta. Al parecer alguien la está tocando. Miro por la ventana y veo que recién empiezan a asomarse algunos rayos de sol, así que debe de ser muy temprano. ¿Quién me buscará a estas horas de la mañana?
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Editado: 16.11.2019