LA MENTE ASESINA
Se encuentra en los alrededores de la capilla de la Universidad Medical Mörder. Ya tiene planeado cómo asesinará a Sarah Tinkerbell. Se ha enterado de que el padre de la chica ha venido por ella para llevársela de la institución, pero no puede permitirlo. El hombre podrá irse con los restos del cadáver de su hija, sí así lo desea, ya que no permitirá que su presa salga con vida.
Posee todo lo que necesitará para su próximo asesinato en un pequeño maletín. Quiere experimentar una nueva forma de asesinato. Olfateó con mucho detenimiento el dulce aroma de la adolescente por todo el campus, llegando hasta el lugar de oración, que es su actual ubicación. Rodea el antiguo edificio con mucha cautela. Sabe que por estos sectores se encuentran los asistentes y camarógrafos que pronto tomarán las fotografías grupales a los estudiantes, por lo que debe tener mucha precaución.
Se asoma por la venta y ve que Sarah Tinkerbell está allí dentro, efectivamente. Lleva puesto un vestido color blanco, que por cierto está algo sucio, y su ondulado cabello rubio y despeinado cae en su espalda. Arruga la cara al ver lo horrible que se ve. Piensa que le hará un favor al asesinarla, ya que así dejará de estar pasando vergüenza con lo fea que es. Sarah se encuentra hincada ante las figuras religiosas. Deduce que de seguro la estúpida ha venido a rezar para impedir que la encuentre, pero no le va a servir de nada, ya que por ningún motivo renunciará a su desayuno de hoy.
Abre su maletín y huele el aroma de los cuchillos, tenedores y demás objetos filosos que ha traído consigo, pero luego olfatea sus garras, que son su instrumento por excelencia. Repasa en su mente muy rápido todo lo que hará. Ha estado practicando esta técnica con algunas ratas y ardillas del bosque, pero cree que ha llegado la hora de hacerlo con algo que esté más cercano a la realidad.
Se acomoda su capucha negra y tapa su rostro para ocultarlo mientras se encamina a la entrada de la capilla, pero recuerda que está cerrada. Aún así, eso no le desespera, ya que conoce muy bien cada rincón de la universidad. Sabe de los atajos y escondites que hay en todos lados, y utiliza sus conocimientos de ello para ingresar a la capilla. Se acerca a un costado del lugar, donde hay una gran cantidad de rosas rojas, y las corre, dejando en descubierto un gran botón rojo que de inmediato presiona.
Éste hace que aparezca una pequeña puerta de metal oxidado, que está llena de un líquido rojo que por un momento llega a creer que es sangre, pero que luego comprueba que se trata del líquido expulsado por las rosas al hacer contacto con la lluvia. Ya lo presentía, porque conoce muy bien del tema. Disfruta tener contacto con las rosas. Se agacha para introducirse en el pequeño atajo con un poco de dificultad, aunque su contextura sea delgada, y aparece de pronto en el interior de la capilla.
Observa a su alrededor mientras se pone de pie de nuevo y ve que está en una especie de bodega, ya que las abundantes cajas de cartón que están sobre los estantes así se lo reflejan. Mira algunas figuras religiosas que se encuentran envueltas en plástico, guardadas y algo llenas de polvo, y arruga la cara. Trata de alejarse de ellas lo más que puede, pues comienza a sentir fuertes dolores de cabeza al estar tan cerca de esas cosas religiosas. Cruza por un estante donde hay una cuerda que extrañamente está cortada. No le toma importancia y continúa caminando hasta acercarse a otra puerta, ésta de tamaño normal, y la abre, cruzando a otro espacio de la capilla.
Al parecer ahora está en los servicios sanitarios. Un aroma que conoce muy bien le pone alerta. Ese olor a sangre abunda en el ambiente y se aloja en sus fosas nasales. Se queda inhalándolo por un momento, como si se estuviese drogando, pero luego recuerda que todavía no le ha hecho nada a la adolescente, por lo que no puede oler a sangre, así que se altera. Camina con más decisión y ve que unas gotas de dicho líquido salen de un servicio sanitario y forman un camino, el cual sigue con mucha cautela hasta dar con el espejo principal de los baños, y lo que mira empieza a desesperarle.
El gran espejo que se ubica frente al lavamanos está manchado de sangre, además de estar quebrado. Observa algunos filosos trozos de vidrio en el suelo, pero hay uno que especialmente le llama más la atención, ya que está manchado de sangre. Lo toma con rapidez y lo huele. Efectivamente es sangre proveniente de Sarah Tinkerbell, ya que el aroma es el mismo que olió cuando le cortó el rostro a la joven en la enfermería con el bisturí, así que reacciona con enojo. Por ningún motivo dejará que su presa muera antes de tiempo.
Emplea todas sus fuerzas para quebrar el trozo de vidrio, tirándolo al suelo, y así deja salir un poco de su enojo mientras corre hasta la salida del baño e ingresa al sector principal de la capilla. Los objetos religiosos allí presentes comienzan a hacer que su piel y ojos ardan, además de darle más dolor de cabeza, pero no le importa. Tiene que cumplir su misión. Camina lentamente por el espacio para evitar que la adolescente le vea y salga huyendo, pero eso es hasta que siente una fuerte patada en la cabeza que ve que proviene de Sarah Tinkerbell, quien se está ahorcando en pleno centro de oración. La desesperación comienza a invadirle, y la frustración también, pero ésta llega a su límite cuando escucha las últimas palabras que la mujer tiene para decir.
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Editado: 16.11.2019