Bajamos la colina sobre la cual se encuentra ubicada la cafetería. El viento sopla con gran intensidad, lo que provoca un sinfín de movimientos en las plantas vivientes en los alrededores del lugar. Llegamos enseguida al jardín ubicado en la entrada de la universidad, la tarima sobre la cual la directora da sus discursos se encuentra colocada en una esquina del sector. Frente a ella ya están la gran mayoría de estudiantes reunidos esperando su anuncio.
—¡Qué pereza! Hay mucha gente —me susurra Lily.
Nos ubicamos en una esquina del jardín para escuchar el discurso de la directora.
—Buenas noches estudiantes, es un gran honor para mí estar hoy frente a todos ustedes. Quiero decirles que son un orgullo para todos nosotros, están en el camino que los llevará a ser unos grandes doctores, ojalá los mejores del país. —Todos comienzan a aplaudir—. Como bien saben, este lugar está equipado de la mejor manera para que ustedes se sientan como en casa, es por ello que las habitaciones serán re asignadas; es decir de que cada uno de ustedes tendrá una habitación individual, no la compartirán con nadie más.
—mPor fin, ya era hora! Se me estaba empezando a dificultar ocultar... —Empieza a decir Lily, pero se detiene—. No he dicho nada, no me prestes atención. —Se aleja de mí y se dirige hacia otro sector nerviosa.
Me quedo confundido, su actitud fue muy extraña. ¿Qué se le estaba dificultando esconder?
—¡Conque por eso te fuiste y nos dejaste solos en la banca del jardín! —me dice Keren mientras se acerca hacia mí, se encontraba en otro sector del jardín junto a Ámbar.
—¿Quién es ella? —pregunta Ámbar incómoda mirando a Lily a lo lejos.
—La acabo de conocer, ¿por qué lo preguntan?
—No es nada, tranquilo. —Suspira Ámbar mientras muerde su labio inferior.
—¡Está celosa! —habla Keren y se echa a reír.
—¡A ver muchachos, hagan silencio que tengo algo muy delicado que decirles! —exclama la directora enojada—. Es sobre la guía y asistente de la universidad, la señorita Judith Dohman. Ella ha desaparecido —dice fríamente.
Todos los estudiantes comienzan a murmurase entre sí proponiendo teorías acerca de lo que sucede, además algunos empiezan a atemorizarse y preocuparse por la crítica situación que vive la universidad.
—La última vez que la vimos fue hace ya unas cuantas horas, así que les quiero pedir un gran favor. Traten de no andar solos, lo mejor es que estén acompañados de algún amigo o amiga. No es por alarmarlos, pero de ahora en adelante la vigilancia de la universidad aumentará debido a los extraños sucesos que han estado ocurriendo. No queremos exponerlos a un peligro que, aunque no está confirmado, tampoco podemos descartar. Por ahora sólo les informo que mañana comenzarán a impartirse las lecciones normalmente, este problema no afectará el inicio del curso de este año.
—Señora directora, ¿la desaparición de ella tiene algo que ver con la muerte de Mörder? —pregunta temeroso un estudiante.
—Por el momento no está confirmado nada, pero tampoco podemos descartar esa posibilidad. Por ahora lo mejor será que se vayan a sus habitaciones, hoy será la última noche que compartirán con su compañero de cuarto, y deben aprovecharla. —La directora me mira fijamente con una sonrisa maliciosa—. Las clases comenzarán a partir de las siete de la mañana, en la pizarra de la dirección estará el horario. Nos vemos muchachos, y recuerden: no confíen en nadie; no todo es lo que parece. —Se despide la directora.
Tomo un gran suspiro para tratar de calmarme. El cielo está más oscuro; la noche se acerca poco a poco. Todos los estudiantes se retiran hacia sus respectivas habitaciones junto a sus compañeros de dormitorio, rápidamente el jardín se queda completamente vacío, las rosas son mi única compañía en el lugar. Me quedo mirando el paisaje, el fuerte viento frío provoca el movimiento de cada una de las flores y hojas vivientes en la tierra.
La luz de la luna comienza a imponerse luego de que el sol se oculta en el horizonte. Las fascinantes rosas rojas son iluminadas por la luna, que es testigo del gran misterio que se esconde en cada parte de esta universidad. Me quedo observando cada una de las rosas, examinándolas a la perfección con la vista.
Me acerco hacia las rosas, me agacho y las miro más de cerca. Estoy por tomar una de ellas, pero una voz se hace presente en la inmensa oscuridad de la noche.
—Keyland, ¿podemos hablar?
Me doy la vuelta y visualizo que es Megan, se mira más tranquila.
—¿Qué quieres? —le respondo poniéndome de pie sin mostrar ninguna emoción.
—Mira, discúlpame. Me porté muy mal contigo, sé que actué de una manera extraña, pero es que estaba muy preocupada por encontrar la foto.
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Editado: 16.11.2019