Algunas gotas de saliva se derraman de mi boca lentamente producto de la ansiedad sangrienta que tengo. Tan sólo unos centímetros separan a mis colmillos del cuello de Dressler. Justamente cuando éstos están apunto de hacer contacto con su piel, el acto de succión sangrienta es interrumpido por él.
—¿Sabes Keyland? Yo creo que estás borracho. No sé cómo hiciste para conseguir alcohol aquí en la universidad, pero lo mejor será que ya nos durmamos. —Dressler se pone de pie y apaga la luz de la habitación, sorpresivamente no me mira ni por un instante, no hasta que apaga la luz—. Vaya, te ves muy mal. Por eso no me gusta la cerveza, pone muy extrañas a las personas —dice tras mirarme en medio de la oscuridad. Tan sólo el reflejo de la luz nocturna que ingresa por la ventana nos ilumina.
—¡Ya déjate de estupideces y dame tu sangre de una buena vez! —vocifero desesperado con mi voz muy grave.
—¿Sangre? ¿Qué te pasa?
Luego de unos segundos en los cuales nos miramos fijamente, unos punzones en la cabeza me hacen recuperar la conciencia de lo que hago y salgo desesperado del dormitorio, estuve apunto de asesinar a Dressler. Bajo rápidamente por las escaleras hasta llegar al primer piso de habitaciones. Estando allí más tranquilo, me recuesto sobre una pared para tomar aire. Ahora sí que estuve cerca, si quiero permanecer aquí en la universidad, debo buscar una solución a esta sed sangrienta.
Cuando ya estoy un poco más calmado, dirijo mi mirada al cielo nocturno. Permanezco concentrado contemplando la esplendorosa luz que reflejan las interminables estrellas que se posan sobre el cielo, complementadas con la luz natural y brillante de la luna plateada. Me alivio un poco de saber que pude reaccionar a tiempo y no succioné la sangre de Dressler, jamás hubiera podido perdonarme una muerte humana.
Frente a mí se encuentra el bosque, un lugar que esconde muchos misterios. De un pronto a otro, un pequeño movimiento pone alerta mis ojos y todos mis sentidos. Un arbusto parece moverse, así que fijo mi mirada en él para ver a qué se debe. Luego de unos segundos sin movimiento alguno, ocurre lo mismo otra vez. Las verdes hojas del pequeño arbusto son sacudidas por una gran fuerza, incomparable a la fuerza del viento.
Enseguida mis instintos vampíricos se encienden y me brindan la energía necesaria para la caza, además de envolverme nuevamente en la idea de que necesito cuanto antes beber sangre. Primero me acerco cautelosamente hacia el arbusto tratando de no hacer mucho ruido, puesto que si es un animal puedo espantarlo con el ruido, y no quiero eso, ya que entonces no podría extraer su sangre.
De manera sigilosa, extiendo mi mano y corro bruscamente el arbusto para descubrir lo que se esconde detrás, pero no hay nada ni nadie. Alzo mi mirada del suelo y miro hacia el frente, en la profundidad del bosque noto con cuerpo en movimiento, aunque éste parecer ser el de un ser humano, justo lo que necesito. Con una sonrisa ansiosa dibujada en mis labios, arranco la caza de una manera muy veloz, atravieso cada sector del bosque sin perder mi mirada en ese cuerpo en movimiento, no puedo perderlo de vista.
Con cada paso que doy, logro ver cientos de animales pequeños huir aterrados al notar mi presencia, aunque en este momento no me interesan en lo absoluto, lo que me interesa es el ser humano al cual estoy persiguiendo. Conforme pasan los minutos, me es imposible superar a aquella persona, que más bien no parece un humano por las cualidades que presenta.
Resignado una vez más a no probar la sangre humana, camino cabizbajo hacia el centro del bosque, en el cual no hay árboles sembrados, sólo lo rodean. Inhalo y exhalo constantemente para calmar mis instintos mientras miro el suelo sin motivo alguno. Luego levanto mi mirada hacia el cielo y me quedo estático.
Tomo una bocanada de aire y lanzo un grito por todo lo alto desahogando todas mis penas y cóleras.
—¿Por qué soy un vampiro, por qué? ¿Qué hice para merecer este castigo?
Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos y comienzo a llorar desconsoladamente. No suelo llorar mucho, es muy difícil que salgan lágrimas de mis ojos, tiene que ser una situación verdaderamente grave para que estalle en llanto; como la muerte de mis padres.
—Los extraño mucho mamá y papá, es muy difícil continuar solo en este mundo. Saber que todo lo que haga o deje de hacer y los logros que consiga no le importan a nadie. Saber que estoy solo en un mundo en el cual no estoy seguro y no puedo confiar en nadie, además de ser un peligro para cualquier persona a la que me le acerque —digo depresivo mirando hacia el cielo.
Es muy difícil continuar con tu vida normalmente, desde que sufres alguna tragedia ya nada vuelve a ser como antes.
—Pero les digo, papá y mamá, donde quiera que estén, que no descansaré hasta encontrar al maldito asesino que les apagó la vida, no estaré tranquilo hasta saber que la persona que me arruinó la vida deje de respirar —expreso más tranquilo—. Yo mismo me encargaré de acabar con sus días en este mundo.
#23048 en Fantasía
#9239 en Personajes sobrenaturales
#13461 en Thriller
#7599 en Misterio
Editado: 16.11.2019