—¡Es una persona, y está muerta! —exclama Sarah exaltada, mostrando su lado débil y dejando detrás a la chica fuerte y egocéntrica que parecía ser.
—Por favor, márchense de inmediato de aquí —habla la directora sin quitarle la mirada al cuerpo. Se ve muy seria, pero nerviosa. Sus ojos aún no pueden procesar lo que miran.
Todos nos quedamos estáticos, nadie puede reaccionar ante la tragedia ocurrida. Es difícil procesar rápidamente una cosa tan macabra como ésta. No todos los días encuentran el cuerpo de un humano tirado en medio del bosque, a plena luz del día y en una universidad. El ambiente del bosque es muy tenso y se puede sentir la incertidumbre y el miedo que habita en los cuerpos jóvenes de los estudiantes de la Medical Mörder, incluyéndome a mí.
Una ráfaga de viento que trae consigo el olor putrefacto del cuerpo en descomposición pone alerta mi olfato. Es exactamente el mismo que he estado oliendo, el mismo que se presentó en el ambiente aquella noche en la cual Dressler y Luck también fueron testigos de él.
—¡Que se retiren! —exclama furiosa la directora al no ver reacción alguna ni de los estudiantes ni del profesor Mark—. ¿Acaso no me escuchó señor Dössel?
El rostro de la directora también refleja pánico. Su lado fuerte y autoritario se ha visto superado por el miedo y la tensión.
—Enseguida nos retiramos señora Mörder —responde el profesor aún impactado, con unas palabras que apenas puede pronunciar.
—Espere. —Lo detiene la directora—. Necesito que llame a la bibliotecaria Grace de inmediato, dígale que ocupo de su presencia aquí en el centro del bosque.
—Está bien señora, con su permiso que nos retiramos hacia el laboratorio.
—Cuídela mucho, está muy asombrada por lo que vio, y no es para menos —le dice la directora mientras intenta que Sarah camine, ya que no muestra reacción alguna.
Nos retiramos del bosque en un profundo silencio, todos se encuentran atemorizados y a la vez confundidos por saber qué está pasando realmente. Llegamos enseguida al laboratorio de química.
—Jóvenes, por favor tomen asiento. Debo ir rápidamente a la biblioteca para decirle lo que la directora me pidió a la señora Grace. Keren, tú quedas a cargo. Por favor cuida de que nadie salga hasta que yo llegue, es muy peligroso que anden solos con lo que acaba de ocurrir.
—De acuerdo profesor —responde Keren.
El profesor sale del laboratorio y cierra la puerta, dejándonos en un profundo silencio y en un mar de dudas acerca de lo ocurrido. Nadie toma la iniciativa de hablar, todos permanecen callados, mientras que Sarah se encuentra traumatizada por lo que presenció.
—¿No les parece muy extraño todo esto? —pregunta Keren tomando la iniciativa del habla mientras se pone de pie—. Digo, ¿no les resulta raro que aparezcan cuerpos muertos en la universidad y todo siga como si nada? Aquí hay algo raro.
—Tienes razón Keren, pero ¿qué vamos a hacer? —responde Ámbar analizando la situación.
—¿Cómo de que qué vamos a hacer? Pues hablar que para eso tenemos boca. Debemos comunicar esto con nuestros padres, ellos deben estar enterados de lo que realmente sucede en la universidad. No sólo deben enterarse por boca de la directora, ella jamás les dirá todo lo que ocurre. No es tonta, y busca como no perjudicarse ni dejar en mal a la universidad —dice Keren expresando su punto de vista, y muchos están de acuerdo con ella.
—¿Sabes? Tienes razón, creo que por primera vez dices algo coherente —le habla Ámbar mientras se pone de pie y se coloca junto a ella—. No debemos dejar que esto quede impune, una muerte humana no es algo que haya que tomarse a la ligera. No sabemos quién haya sido la persona fallecida, pero puede que pronto sea alguno de nosotros si no hacemos algo a tiempo.
—¿Quién habrá muerto? ¿Será algún conocido? —interroga Dressler, aunque nadie tiene la respuesta, de momento.
—No lo sé, Sarah fue la única que vio el cuerpo. ¿Acaso pudiste verle el rostro? —le pregunta Keren a Sarah sin tapujos, a pesar de que ella se encuentra en un estado de shock.
—Keren, sé más discreta. Creo que no es el momento. —Ámbar trata de calmar el ambiente.
—Ay, ¿por qué? Ni que hubiera visto un fantasma.
—Tranquila Ámbar, déjala. En realidad no vi un fantasma Keren, vi algo peor. Era un cuerpo humano, parecía ser el de una mujer. Tenía el rostro completamente desfigurado, era irreconocible, además de estar morado e hinchado. Su pecho se encontraba abierto por completo, y su corazón no estaba allí. —Comienza a temblar del pánico—. Tenía muchas moscas e insectos a su alrededor, fue espantoso. —Cuando termina de hablar, el llanto se suma al asco, y su estómago ya no puede más. Con muchos ruidos provocados por su boca, deja caer una vomitada al suelo, cayendo lentamente y salpicando por doquier.
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Editado: 16.11.2019