Blood

Capítulo 34

LA MENTE ASESINA

 

 

Se encuentra en su lugar de vivienda. Camina lentamente hacia su cama, provocando el rechinado de la madera vieja del piso. Se tumba en su suave cama, la cual está adornada por una suave cobija de terciopelo de un color carmesí muy profundo. 

 

Exhala con mucho enojo y desesperación, su cuerpo ya no resiste más, y cree que ha llegado la hora. Es un buen momento para comenzar con su aventura sangrienta universitaria de una vez por todas, y ya tiene a su víctima elegida.

 

Se levanta de su suave cama de madera, provocando un nuevo rechinado, éste aún más fuerte que el que ha provocado el piso. Se acerca a su mesita de noche, colocada al lado del lugar donde duerme todas las noches. De ella toma una hoja de papel, naturalmente blanca; pero ahora adaptada a un color beige como consecuencia de la suciedad, claro, sin contar las manchas de sangre que posee en su textura.

 

Alza la hoja a una altura cercana a la de sus ojos, y en ella lee plasmado el nombre de la persona que ha elegido para terminarle sus días en este mundo cruel. Piensa que en lugar de hacerle un daño al asesinarla, más bien le hace un favor enviándola a mejor vida. Alejándola de este mundo lleno de prejuicios y pecado, enviándola al descanso eterno y sumiéndola en la profunda oscuridad de la muerte.

 

Ver aquel nombre le genera una excitación insaciable de tan sólo pensar en los chorros caudalosos sangrientos derramándose de su cuerpo, y en el premio que obtendrá una vez que haya roto por completo la piel que se encuentran en el pecho; el corazón humano.

 

Mira por última vez la hoja antes de colocarla en el lugar donde estaba, no sin antes arrugarla apretando fuertemente el puño de su mano, mientras susurra el nombre de su víctima con su tenebroso tono de voz que siempre le caracteriza.

 

—Judith Dohman... hoy te mueres. Cerrarás tus ojos para no volverlos a abrir nunca más, abandonarás este mundo y pasarás a mejor vida en el fuego del infierno.

 

Suelta una carcajada malévola, la risa se apodera de su ser, sumiéndole en profundo jolgorio y gozo, aunque no por mucho tiempo. Ahora la desesperación y la sed sangrienta se apoderan de su cuerpo, ocupa expulsar el enojo y la rabia de alguna manera. Con la decisión ya tomada, sale de su hogar con la mente fija en asesinar, en devorarse un nuevo corazón el día de hoy.

 

Cierra suavemente la puerta de madera vieja que da entrada y salida a su vivienda, si es que así puede llamarle, dejando en un profundo silencio y oscuridad el lugar de residencia de una cosa tan malévola.

 

Camina tranquilamente por el jardín de la universidad, respira el aire purificado del ambiente, aunque eso no le gusta, ya que prefiere respirar el aroma a sangre y rosas, así que arruga la cara. En el ambiente puede percibir incertidumbre, puede sentir el miedo que habita en los cientos de cuerpos vivientes en la universidad.

 

Busca con la mirada a su víctima, a la señorita Judith. Ya la ha investigado, ha revisado su historial de vida y se ha dado conocimiento de todo lo que ella ha logrado. Es una asistente joven, tan sólo tiene veinticinco años. Trabaja para la directora Teressa Mörder desde hace tres años. Ingresó a la universidad de enseñanza médica para trabajar como empleada de la directora tras dejar sus sueños botados.

 

Estudiaba en una universidad al sur de Berlín, en la localidad de Rudow. Su sueño era ser maestra de escuela, lo deseó desde niña, pero su madre enfermó y tuvieron que trasladarse a la mejor zona de la capital alemana para que ella recibiera el tratamiento adecuado.

 

Como consecuencia de ello, dejó sus estudios y tuvo que trabajar como asistente para recolectar el dinero necesario que le ayudara con los gastos de la enfermedad de su madre; una mujer de mediana edad que padece de arteriosclerosis.

 

Aunque eso no le importa para nada, no le genera sentir lástima por ella ni un poco. Nadie llorará su muerte, pues, sólo vive con su madre, una vieja enferma a la cual asesinará más tarde. Le ayudará para que no sufra, dicen que la muerte de un hijo es lo peor para una madre, así que la expulsará de este mundo para que no presencie la muerte de su retoña. Así podrá partir a mejor vida; aunque eso depende de qué tan buena haya sido en vida.

 

Se esconde detrás de un árbol frondoso y mira con dirección a la capilla, el lugar donde se encuentran reunidas cientas de almas, la misma cantidad de cuerpos y corazones, además una buena cantidad de sangre recorriendo por cada organismo allí presente, entre los cuales debe de estar Blood.

 

Blood... su amado Blood. Trata de no pensar en él, ya que la tentación puede ganarle. Quiere devorárselo cuanto antes, pero debe esperar un poco más, aún no es el momento.

 

Escucha un fuerte ruido, así que se esconde lo más que puede detrás del árbol, no quiere que le descubran. Se tranquiliza al ver que el ruido fue provocado por las puertas de la capilla, pero se tapa de inmediato los oídos y cierra fuertemente los ojos, no quiere que la presencia religiosa se aloje en su cuerpo.



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En el texto hay: vampiros, muertes, sangre

Editado: 16.11.2019

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