Tomo una cantidad más de agua y la rocío bruscamente sobre mi rostro, posteriormente me doy una cachetada. Debo reaccionar, no puedo caer en las mentiras. No puedo creer fácilmente lo que digan de mí, y menos si viene de Luck. Siempre he sentido una mala vibra estando cerca de él, siento su envidia, su rivalidad, y creo que ha reunido las pruebas necesarias para ingresar a mi larga lista de sospechosos. Esta no es la primera vez que me confronta con una situación de dicha índole.
Recuerdo que el día que entregaron los resultados del examen de admisión a la universidad, Luck se comportaba extraño conmigo, me miraba diferente, temeroso, inseguro... E incluso me llevó hacia un sector alejado, entre las profundidades del jardín, donde pudiéramos hablar a solas. Al final lo que hizo fue preguntarme qué hacia en el bosque la noche anterior a ese día, pero supe cómo librarme de su pregunta.
Eso significa que él sigue mis pasos de cerca, y por algo es. Ya tendré el debido tiempo para analizar detalladamente a los sospechosos de estos misteriosos sucesos. Hoy en la noche voy a poseer la tranquilidad y soledad necesaria para hacerlo, ya que ya no compartiré la habitación con Dressler. Esta noche tendré que analizar bien a cada una de las personas de las cuales desconfío, repasar sus extraños comportamientos y las situaciones en ellos que me han parecido sospechosas.
Tomo un gran suspiro y hago un intento por olvidar este asunto por un momento, debo enfocarme en la clase de química. No debo dejar mis estudios de lado, ya debo regresar al laboratorio. Ha pasado mucho tiempo desde que fui por el trapo.
Cierro el grifo del lavamanos, ya he utilizado el agua que necesitaba. Seco mis manos en mi pantalón y me dirijo hacia el laboratorio de una vez por todas. Salí de él sólo por un trapo de piso, y ahora regreso con muchísimas cosas en la cabeza que jamás imaginé.
Abro lentamente la puerta del laboratorio, un agudo rechinado sale de ella. El profesor se encuentra de pie frente a todos los estudiantes. Su mirada refleja enojo y desesperación, mientras que mis compañeros no muestran expresión facial alguna.
—¡Hasta que por fin llega! —exclama sarcástico Mark Dössel tras enterarse de mi llegada—. Ya el piso se ha succionado la vomitada de tanto esperarlo.
—Sólo salí por un trapo de piso profesor —respondo serio mientras cierro la puerta. Visualizo los asientos y veo que aún no ha llegado Luck, ni tampoco Keren.
—¡Sí claro, cómo no! Vaya, a dónde fue a traerlo joven, ¿a Transilvania? —Intenta burlase de mí nuevamente.
—No es para tanto. —Coloco el trapo de piso recostado contra la pared. Trato de mantenerme sereno.
Intento no reprocharle nada, no quiero más problemas.
—¿A no? Usted se ha expuesto mucho, y si le hubiese pasado algo, hubiese sido por mi culpa. Yo soy el responsable de protegerlos cuando estén en clases conmigo. ¿Acaso no sabe el peligro que hay en los alrededores de la universidad?
—Mucho, señor. Inclusive más que usted, ya que con el supuesto "peligro" que ronda en la universidad, dejó salir a dos estudiantes a buscarme. Los envió al peligro, por si no se ha dado cuenta. Es tan cobarde que no pudo ir usted mismo. —vocifero. Todos los estudiantes se me quedan viendo asombrados por mi comportamiento.
—¡A mí me respeta! Yo soy su profesor. No debe hablarme así.
Ambos nos quedamos en silencio por unos segundos. El ambiente se siente muy tenso, creo que me he pasado de tono con el profesor, he expulsado mi cólera con él, pero ya no podía aguantar más que me estuviese hablando en ese tono. Nunca me ha gustado dejar que las personas se pasen de tono conmigo, odio que intenten sobrepasarse y alzar su tono de voz.
—Por cierto, ¿dónde están los chicos que envié? Ya se han tardado mucho —me pregunta más tranquilo. Ha bajado su tono de voz.
Pienso rápidamente en algo para decirle, pero no es necesario, ya que en ese instante ingresan al laboratorio Keren y Luck.
—¡Hasta que por fin regresan! Precisamente estaba preguntando por ustedes. —El profesor les da la bienvenida.
—Sí claro. —Keren rueda los ojos.
—¡Por Dios, Luck! —exclama Mark, nervioso, tras mirar a Luck; quien entra caminando al laboratorio a duras penas y apoyado en el hombro de Keren para poder sostenerse. Su rostro se encuentra lleno de sangre, mientras que su ojo izquierdo está morado—. ¿Qué le pasó? ¿El asesino intentó hacerle algo? —le consulta el profesor asustado.
—No profesor, nada de eso. Sólo choqué con un árbol —responde Luck mientras se queja de dolor.
—Sí claro, un árbol que se llama Keyland —dice Keren sarcástica, mientras quita la mano de Luck de su hombro y lo deja caer.
—¡Señorita Franz, qué ha hecho! ¿Por qué lo ha dejado caer? —pregunta el profesor muy alterado mientras intenta levantar a Luck del suelo.
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Editado: 16.11.2019