Volteo mi rostro y ante mis ojos aparece la figura de Lily.
—¿Qué has dicho? —le pregunto elevando mi tono de voz.
—Ah, eres tú Keyland. Me refiero al collar, lo has encontrado, gracias. Lo estuve buscando desde hace rato —dice seria—. Es mío, dámelo.
Lily intenta quitar el collar de mi mano, pero yo se lo impido. Aprieto el puño con fuerza y lo escondo detrás de mi espalda.
—¿Qué tontería dices? —le reclamo alterado—. ¡No seas cínica!
—¡¿Pero qué tontería dices tú?! Es mi collar, dámelo. —Nuevamente intenta quitármelo, pero yo se lo vuelvo a impedir.
La observo confundido, no logro entender lo que está pasando. Si este es el collar de mi madre, ¿por qué ella lo reclama como suyo?
—¿Cómo llegó esto a tus manos? —Le muestro el collar bruscamente, aunque lo sostengo fuerte para evitar que me lo arrebate.
—Siempre lo ha estado. Toda mi vida lo he tenido conmigo.
Enseguida a mi mente se viene el sueño que he tenido durante varias noches, en el cual el supuesto culpable de la muerte de mis padres lleva un amuleto idéntico al de mi madre, y lo sostiene en sus manos mientras se esconde por el bosque. Yo siempre intento arrebatárselo, pero cuando lo intento, me despierto y no lo logro.
Empiezo a pensar en la posibilidad de que Lily sea la asesina que tanto he estado buscando, y me parece bastante probable.
—Sabía que detrás de toda esa historia cursi del orfanato había algo oscuro. Quisiste ganarte mi confianza con esa supuesta confesión de tu vida sufrida, pero no lo has logrado. —Me pongo de pie mientras la miro con odio.
—¿Keyland? ¿Estás bien? —Lily intenta poner su mano sobre mi hombro.
—¡No me toques! —Le quito su mano de forma violenta.
—Me has ofendido con tu comentario. Yo pensé que eras diferente. —Cruza sus brazos.
—¡No seas descarada y confiésalo de una buena vez! —vocifero mientras acerco mi rostro al suyo.
—¡No sé de lo que me estás hablando! —exclama.
Mi rostro se empieza a enrojecer. Estoy demasiado furioso y deseo expulsar mi enojo de alguna manera.
—¿Confesar qué? —Lily se mira bastante confundida.
—¡Que tú los mataste! —grito a duras penas con un nudo en la garganta. Trago saliva y pongo mi mano sobre mi pecho, decir eso me ha dolido. Mi mente ha recordado la espantosa escena que presencié en la sala de mi casa aquella noche.
Ver a mis padres muertos, maltratados y sin sus corazones no fue fácil, y menos a la edad catorce años. En ese entonces mi mente aún no estaba capacitada para ver dicha escena, pero creo que nunca llegamos a una edad apta para presenciar un acto tan sanguinario.
—¿Quién mató a quién? —pregunta Lily asustada. Se mira bastante extrañada.
Ambos nos miramos fijamente. Nuestro respirar es agitado. Yo la miro con odio; ella me mira con confusión.
—¿Keyland? —La voz de Ámbar se hace presente en la escena—. Te seguí porque cuando acompañé a Luck a la enfermería, vi que venías para el bosque, así que me asusté de que vinieras solo, pero ya veo que tienes compañía.
En mi mente pienso rápidamente qué hacer, qué decisión tomar con respecto a este asunto. El collar es idéntico al de mi madre, ¿pero por qué ella lo tiene? Según mi pesadilla, la otra persona que tenga su collar es el culpable de haber asesinado a mis progenitores.
Sé que no tengo que hacerle mucho caso a los sueños, a veces mediante ellos imaginamos voluntariamente o involuntariamente lo que queremos que suceda o nuestros mayores temores, pero tampoco tengo que dejarlos pasar. Algunas veces nos muestran señales, y puede que nos terminen sirviendo de algo.
—Este amuleto lo tengo desde pequeña en el orfanato. —Lily me arrebata el collar de la mano. Yo me encuentro perdido en mis pensamientos y pensando en qué decisión tomar con respecto a este gran problema, así que no hago ningún intento por impedírselo—. Ha sido mi compañero de vida, ha estado conmigo en los momentos más difíciles de mi existencia. Puede que suene tonto, pero es todo un tesoro para mí.
Con mi respirar bastante agitado y el enojo apoderado de mi cuerpo, me retiro del bosque y dejo a Lily y a Ámbar solas, en un profundo silencio lleno de duda y misterio.
—¡Keyland, espera! —Ámbar intenta frenarme, pero no lo consigue.
Corro con bastante rapidez para salir cuanto antes de la zona boscosa. Debo dirigirme de inmediato a la zona de habitaciones, allí resolveré mis dudas de una buena vez. Durante el trayecto expulso todo mi enojo y rabia gritando mientras me desplazo a una gran velocidad. Siento mucha energía, y debo expulsarla de alguna manera.
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Editado: 16.11.2019