Blood

Capítulo 48

El escandaloso timbre de salida nos saca de nuestros pensamientos y hace que la clase del día de hoy termine. 

 

—Pueden retirarse, queridos estudiantes —dice la profesora mientras todos cerramos nuestros libros al mismo tiempo—. Espero que la próxima clase sea mejor que la de hoy. Es muy triste lo que vivimos este día con su compañera. —Exhala con tristeza mientras se pone de pie y comienza a guardar sus artículos en su bolso.

 

—Esperemos que así sea, profesora —responde Ámbar, luego de suspirar.

 

Miro mi reloj y veo que son las once y cuarenta y cinco; faltan quince minutos para el almuerzo. Las ansias son dueñas de mi cuerpo. Ya quiero que esas agujas marquen el mediodía para que así llegue la hora de ir al gran comedor. No es porque tenga hambre, ya que no comeré, sino que quiero saber cuál es esa supuesta sorpresa que la directora tiene. No creo que tenga nada bueno en mente, ya que cada vez me genera más desconfianza, pero puede ser que tenga la posibilidad de sacar provecho de sus acciones para mi venganza, así que pondré mucha atención a su discurso. Tal vez algo me resulte sospechoso.

 

Comienzo a guardar mis cosas en el bolso y me lo coloco en la espalda. Posteriormente me pongo de pie y salgo del salón de clases. A mis espaldas viene Dressler. Luego se le unen Luck, Ámbar y Keren.

 

—¡Keyland! —grita Dressler.

 

—¿Qué? —pregunto mientras me doy la vuelta. Me muestro indiferente.

 

—¿Por qué tardaste tanto en traer el trapo de piso? ¿Acaso mi padre te puso quejas de mí? —pregunta nervioso. Se coloca junto a mí.

 

—No Dressler, nada de eso. Ni que yo fuera tu mamá para estar al tanto de tus problemas.

 

Sigo caminando y él me sigue. No quiero prestarle mucha atención.

 

—¿Entonces qué? Oh no... ya sé. Mi padre se enojó porque le dije que me acompañaste al sanitario. ¡Claro! Ya me lo veía venir. Él siempre es así, no le gusta que nadie me acompañe al baño, a menos que sea una mujer. No sé por qué tiene ese pensar. —Comienza a frotar su barbilla mientras mira con dirección al cielo.

 

—A veces me pregunto si de verdad eres tan ingenuo e inocente o sólo te haces —digo. Creo que he pensado en voz alta.

 

La verdad es que desde que tuve esa pesadilla hace unos minutos, en mi mente no para de rondar esa posibilidad. Es cierto que Dressler es extremadamente idiota para su edad, y eso me parece muy sospechoso, pues, a menos de que tenga algún problema mental, no creo que sea tan tonto e inocente en ciertas cosas, y muchas veces su comportamiento me deja mucho que pensar.

 

—¿A qué te refieres con eso? —me pregunta confundido, pero me libro de darle una respuesta porque en ese instante se acercan hacia nosotros los demás chicos.

 

—¿Qué hacen? ¿Teniendo una conversación de pareja? —dice Luck, burlándose.

 

—¡Idiota! —espeta Keren—. Yo lo iba a decir. —Lanza una exhalación de enojo.

 

—¿Por qué mejor no te callas? Parece que no has aprendido la lección —lo amenazo. Nuestras miradas llenas de odio se unen, al mismo tiempo que Keren, Dressler y Ámbar visualizan la escena.

 

La de cabello oscuro y negro como la noche y ojos verdes como las hojas de los árboles en primavera, mantiene una gran sonrisa llena de burla hacia Luck. Ella sabe lo que pasó y a qué me refiero con lo que digo. El de corte de hongo y lentes para la vista, permanece mirándome con orgullo, como un hijo mira a su padre cuando éste hace una acción ejemplar. Y por último, la de rizos de oro y ojos azules como el cielo, nos mira con confusión. Ella es la única que no sabe nada al respecto y no entiende nuestro comportamiento.

 

—¿Keyland? ¿Por qué dices eso? ¿Pasa algo que yo no sepa? —pregunta Ámbar, confundida, pero nadie le contesta—. Da igual. Ya dejen de pelearse. 

 

—Ya sabes como son los hombres... Por todo discuten —dice Keren con una sonrisa sarcástica.

 

—¿No serán esas las mujeres? —Luck deja de mirarme fijamente para enfrentar a Keren.

 

—Mejor vamos a la enfermería antes de que llegue la hora del almuerzo para que podamos ver cómo sigue Sarah —propone la rubia.

 

—Qué necia eres con lo de esa Tinkerbell... —comenta Keren, poniendo los ojos en blanco—. Déjala. Que pase lo que tenga que pasar. Ni que ella fuera tu mejor amiga.

 

—¿Y tú si eres su mejor amiga? —dice Dressler entre risas.

 

—No es eso Keren, es que me preocupa su estado. La vi muy mal. —Ámbar se mira preocupada.

 

—¿Y qué importa? Ella es una repugnante que se cree mejor que los demás. Está obteniendo su castigo —recrimina Keren—. Pero si quieres ir a verla, yo te acompaño para burlarme de ella. —Sonríe pícaramente.



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En el texto hay: vampiros, muertes, sangre

Editado: 16.11.2019

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