Blood

Capítulo 55

Aunque la escena que se posa ante nuestros ojos nos deja mucho que pensar, analizo en mi mente muy bien lo que estoy viendo. Todos interpretan el acto como un asesinato cometido por Lily, siendo la profesora de Biología la víctima, pero me parece que no es a como todos piensan. Esa mancha que la profesora tiene en su camisa no creo que sea sangre. No puedo oler su aroma, ni fantasearme con cada partícula de su composición, así que, aunque no sé que pueda ser, estoy seguro de que esas gotas no son sangre. Los vampiros tenemos el don (o tal vez maldición) de identificarla, y en este caso no la estoy percibiendo.

 

—¡Habla, maldita! —vocifera Keren mientras ingresa al aula y se acerca a Lily—. ¿Acaso tú eres la supuesta asesina de la universidad?

 

—¡A mí no me hables así, estúpida! Que te quede claro —espeta Lily, mirándola fijamente a los ojos, para la gran sorpresa de Keren; la cual se miraba muy altanera. No esperaba encontrase con alguien de su mismo carácter. Hacía a Lily como una chica tranquila y sumisa que se dejaría manipular por ella—. Esa señora está dormida. Yo estoy tratando de despertarla.

 

—¿Ah sí? Y... ¿Y esa mancha? —dice Keren, tratando de sacar un tema de discusión, mientras señala la camisa de la profesora—. ¿Acaso no es sangre?

 

—No sé, pero cuando yo vine, esa mancha ya la tenía. —Lily cruza sus brazos.

 

Nos quedamos todos sosegados, mirando a la profesora fijamente, cuando, en ese preciso momento, rompiendo la tranquilidad y el silencio, la señora suelta un gran ronquido, acompaño de una tos muy profunda, que la hace despertar. Por consecuencia del acto, algunos compañeros gritan del susto, mientras que otros se ríen, pero a algunos más les da asco, ya que la mujer ha expulsado una buena cantidad de saliva con su reacción, y eso no es lo peor. Su prótesis dental también ha salido disparada, pero, por suerte, ha conseguido atajarla, ya que ésta iba directo hacia nosotros.

 

—¡Ah, disculpen, jóvenes! —dice la profesora mientras se coloca la plancha de dientes postizos disimuladamente.

 

—¡Guácala! —exclama Keren, arrugando la cara sin disimulo.

 

—Según ella nadie vio cuando se le salió semejante plancha de la boca —musito.

 

—¡Ay! Comí tanto que me quedé dormida —habla la profesora, entre risas, mientras se toca su barriga—. Tomen asiento, ya debemos empezar con la clase, la cual será breve por lo dicho por la señora directora en el comedor.

 

Todos nos miramos con confusión, pero accedemos a tomar asiento. En ese momento, recuerdo algo que nadie ha captado. Esa profesora es la misma que impulsó al señor Dössel a ponerse de pie y bailar frente a todos nosotros hace un rato en el comedor.

 

—¡Ésa es la vieja que le dijo al profesor que se pusiera de pie para que meneara el trasero! —murmura Keren, entre risas, que parece que también ha notado lo mismo que yo.

 

Para su suerte, la profesora no la ha escuchado. Los demás afirman con la cabeza y le responden con un risa, pero Ámbar, entre gestos, le pide que haga silencio para que se evite un problema.

 

—¡Bienvenidos a la clase de Biología, queridos estudiantes! 

 

La mujer frente a nosotros viste una camisa floja completamente blanca, al igual que su pantalón, que es igual de espacioso que su otra prenda. Su cabellera corta es tan blanca como su piel, exceptuando sus mejillas, las cuales se miran coloradas y rojas como una rosa fresca, o bien como la mismísima sangre. Su estatura no es muy grande, pero su peso sí, haciendo que en su pequeño cuerpo se acumule una gran cantidad de grasa y gordura.

 

—Mi nombre es Marie Potter y seré la encargada de impartirles esta hermosa asignatura. —Sonríe. Algunos estudiantes se ríen al oír como se apellida la profesora, así que ella interviene de inmediato—. Y, antes de que me lo pregunten: no, no soy familia de Harry Potter.

 

Sonrío levemente. La profesora me está cayendo bien, de momento.

 

—Profesora. —Una estudiante levanta la mano—. ¿Qué es esa mancha que tiene ahí? —dice, señalándole el pecho.

 

La mujer se mira el sector que le ha señalado la estudiante y se sorprende al ver tal mancha de la cual no se había dado cuenta.

 

—¡Ay! Disculpen. De seguro fue que deje caer unas gotas de vino sobre mi camisa —se excusa mientras intenta limpiarse con una servilleta, pero le es imposible—. Saquen sus cosas que ya vamos a iniciar con la clase. Tenemos las horas limitadas, así que no hay tiempo que perder.

 

Cada uno saca su cuaderno correspondiente y presta atención a las palabras de la señora Potter. Por suerte su clase terminará antes de lo normal.

 

 

 

El timbre de salida nos indica que ya son las dos y media de la tarde, y por ende, la hora de salida. Me pongo de pie y me coloco mi bolso para retirarme de inmediato, al mismo tiempo que los demás chicos lo hacen. 



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En el texto hay: vampiros, muertes, sangre

Editado: 16.11.2019

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