Exactamente en el momento en el cual la bibliotecaria está por darse la vuelta para que sus ojos azules queden mirándose fijamente con los míos, y que mis colmillos hagan contacto con su piel, el libro cae de sus manos, haciendo que la acción se frene, así que la atrocidad se ve interrumpida. Ella se agacha y toma el libro de nuevo, y esos pequeños segundos que se demora en llevarlo a sus manos nuevamente, me hacen reaccionar y darme cuenta de lo que estoy haciendo. Cierro mis ojos con mucha intensidad y aprieto mi puño con fuerza para contenerme. Lo mismo hago con mi mandíbula.
No puedo asesinar a Grace. Simplemente no puedo ni debo hacerlo. Si la mato, ya no tendré la posibilidad de sacarle información, y sé que ella sabe mucho al respecto de lo que me interesa, así que debo frenarme. Mis ansias sangrientas son demasiadas y difícilmente pueda seguir aquí, en compañía de ella, sin acabar succionándole dicho líquido hasta desangrarla, así que lo mejor será retirarme de inmediato. Por suerte ella no ha visto mi comportamiento salvaje, pero ha estado cerca.
Empiezo a correr a gran velocidad, como si estuviese persiguiendo a la sombra que tanto deseo encontrar, manteniendo fija mi mirada en mi destino, el cual, por suerte, está cercano, así que no me demoro mucho en llegar a la puerta que me da la salida del lugar de lectura de la universidad, y Grace se percata de ello.
—¡Joven, el libro! —grita, pero hago caso omiso a sus palabras y salgo de la biblioteca, desesperado.
En el exterior me encuentro con una percepción totalmente diferente a la que había en el ambiente cuando ingresé a la biblioteca. El día se mira triste y está haciendo mucho frío. El cielo está muy oscuro, aunque todavía no es de noche, y en él destaca una gran nube grisácea que hace que la antigua tarde soleada se vea opacada por la fría oscuridad. El viento está soplando con demasiada intensidad, lo cual hace que la ropa que llevo puesta se mueva a la velocidad que el viento quiera. Lo mismo pasa con mi cabello, y también con las pocas hojas que quedan en los árboles, las cuales también se ven afectadas por ello y caen lentamente uniéndose a las otras que ya han caído a lo largo de la tarde y que se encuentran esparcidas sobre el césped del jardín.
Tomo un gran suspiro con mucha fuerza, respirando el aire puro del ambiente, dejando que ingrese a mi interior y tratando de tranquilizarme. Estoy muy alterado y he estado apunto de eliminar a una persona que me puede servir de gran ayuda si sé cómo utilizarla, pero por suerte he podido evitarlo y reaccionar a tiempo. Sé que hoy no he podido hacer lo que quería, pero, por suerte, tengo la oportunidad de regresar mañana nuevamente utilizando la misma excusa del libro, sólo que debo tratar de ver cómo calmo mis instintos, y para ello debo consumir sangre artificial o tomar las pastillas.
Ese pensamiento me hace recordar que ya pronto serán las siete de la noche y aún no sé cómo impedir mi transformación. Debo tener en cuenta que me está siendo difícil ocultar mi lado vampírico en la universidad y ocupo buscar la manera de terminar con mi venganza de una vez por todas antes de que sea demasiado tarde.
A pesar de haber inhalado una gran cantidad de aire puro, siento que me estoy ahogando. Tengo una gran necesidad en mi interior, y sé muy bien cuál es. Aunque el aire es algo que puedo inhalar normalmente como cualquier humano, no es para nada vital en mis pulmones, ya que éstos no necesitan de él para mi supervivencia, así que la ansiedad va por otro lado. Mi cuerpo me pide sangre.
Unas gotas de agua comienzan a caer sobre mí desde el cielo. Alzo mi mirada y veo que se aproxima una gran tormenta, pues el color de la gran nube que está sobre mí me lo dice, así que empiezo a buscar un lugar donde resguardarme porque ya comienzo a sentir las quemaduras en mi piel producto de la fría agua, la cual cae como un ácido en mi piel en cada contacto que tienen. Observo la biblioteca y pienso por un momento en entrar y aguardar ahí a que pase la lluvia, pero sé que no podré frenarme de nuevo y esta vez acabaré apagando la vida de Grace para siempre.
Así que, pensando en las consecuencias de estar cerca de ese lugar y que luego la tentación sangrienta me gane, empiezo a correr a gran velocidad para buscar otro edificio donde protegerme de la lluvia. Intento esconderme bajo un árbol, pero de igual manera el agua llega a mí traspasando los espacios que dejan las hojas de los árboles, además de los lugares vacíos por las hojas ya caídas como producto de la estación de otoño. Corro hacia otro lugar y miro las edificaciones que están cerca de mi ubicación. Puedo observar el gran comedor, el cual se encuentra cerrado, el gran e imponente de edificio de habitaciones, el cual está muy lejos, y por último la cafetería.
Esta última me parece la opción más factible, así que me dirijo hacia ella de inmediato. En el camino voy gritando y quejándome de dolor, ya que la lluvia está cayendo en mí como el fuego en una piel humana. Subo rápidamente la empinada colina sobre la cual está construida la cafetería y llego a ella con la desagradable noticia de que está cerrada. Golpeo la puerta, la cual es de vidrio, con bastante intensidad, arriesgándome a romperla, pero no es algo que me importe.
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Editado: 16.11.2019