Mamá se había ido hoy por la mañana, no me atreví a contarle sobre Namjoon, lo que menos deseaba era que ella se preocupara por mí estando a miles de kilómetros, a Jin tampoco se lo había dicho, la única persona que lo sabía era Jihae, mi mejor amiga, porque no me había resistido en escribirle un mensaje y que por supuesto tardo un día entero en responder, porque aún estaba en la casa de sus abuelos al norte de corea en un lugar cerca del mar donde apenas llegaba la señal de teléfono.
Así que cuando veo aparecer su nombre en la pantalla respondo de inmediato, trato de contarle todo, al menos lo que puedo antes de que me interrumpa.
—¿Estabas pensando en Minjae, en medio de tu cita con Namjoon? —lo dicen tan alto que siento como si me fuera a romper los tímpanos—. Tienes un serio problema Eunjin.
—Yo solo pensé como seria con Minjae—me defendí— Pero luego Namjoon me miro serio, uso ese tono que usan para agregar tensión, me dijo que no era el chico para mi, una tontería, luego uso la excusa de la edad, y la escuela, me pidió que fuéramos amigos.
—Odio que hagan eso, por supuesto que le dijiste que no. ¿Cierto?
—si —miento— luego se levantó de la mesa fue al baño y yo aproveche para irme.
—Hiciste muy bien, y mínimo te pregunto si habías llegado bien a casa
—Por supuesto que no
—Comprobado es un patán, mínimo debió saber que llegaste bien a casa —se queda callada un momento —. Oye, ¿y estas bien?, me refiero, a no sé, siempre se pone uno triste cuando termina una relación.
Suelto un largo suspiro, si me había encerrado en mi habitación, había llorando un poco, luego había seguido como si nada o eso estaba intentando hacer.
Luego de lo que había pasado hace tres semanas, en mi drama, pensé que si volvía a terminar conmigo sería el fin de mundo, esperaba que fuera como en las películas, llorando en medio de cualquier lugar, pero ahora se sentía diferente, tal vez haber llorado por él semanas atrás me había agotado las ganas de hacerlo ahora.
—Estoy bien, además no creo volver a verlo al menos no en mucho tiempo.
Digo segura, aunque sabía que era una total mentira.
—Tienes razón, recuerdas todos los rumores que decían de él, me alegro por ti, pero si necesitas un lugar donde llorar, aquí estoy a dos horas de distancia, pero puedo hacer una excepción. Ahora regresemos a Minjae, porque siempre aparece el.
—No empieces, además no es siempre.
—NO VOY A EMPEZAR — se detiene y se escucha un grito al otro lado de la bocina—. Debo irme, pero no si antes me digas que estas bien, pero de verdad.
—Estoy bien.
—Por el dedo meñique
—Si por el dedo meñique
—De acuerdo debo irme.
Luego cuelga el teléfono, y un segundo después aparece un mensaje.
“Jamás conocí a Minjae, pero estoy segura de que es mejor que Namjoon.”
“Pero, siempre que aparece un chico lo comparas con él, ¿no podrías superarlo y hacerlo a un lado?, tal vez el problema no son solo ellos”
Yo me quedo recostada sobre la cama y la vista fija en un punto sobre mí, luego me comencé a sentir culpable, por mi relación con Namjoon, era cierto que casi siempre lo comparaba con Minjae, tal vez Jihae tenia razón, tal vez yo era la del serio problema y no los chicos, al fin de cuentas ella debería de saberlo, ella lleva con su novio desde hace dos años.
De nuevo me llega un mensaje, veo la pantalla y antes de abrir el mensaje me quedo mirando el nombre es como si lo hubiera atraído con la mente.
Me debato dos segundos entre abrir el mensaje o ignorarlo, por se siente como una gran puñetazo en el estómago, mientras siento como la sangre me comienza a hervir y solo quiero tenerlo enfrente para darle un rodillazo en la entrepierna.
Namjoon: Hola Eunjin.
Namjoon: Ayer no pensé que te irías, dijiste que estaba bien que fuéramos amigos, que inmaduro lo que hiciste.
Namjoon: Olvide decírtelo necesito mis cosas de vuelta, ya he enviado las tuyas a tu dirección, podrías hacer lo mismo.
Regresar mis cosas, regresar sus cosas, esas palabras me hacen releer una y otra vez el mensaje.
Aparto el teléfono furiosa.
Se me ocurren miles de cosas que escribir, estoy a punto de hacerlo, cuando suena un golpe detrás de la pared que me hace soltar un brinco, luego otro golpe, veo el reloj, son más de las diez de la noche, nadie debe de hacer ruido después de esa hora.
Otro golpe.
Y yo en mi arranque de furia le respondo de la misma manera, porque ahora estaba que ni yo me podía soportar.
Otro golpe
Y pego con la misma fuerza, tanto que me duele la mano.
Otro golpe.