—Nop, sigan caminando. Nop, sigan caminando —una especie de chillido se escucha por el auricular. Esbozo una mueca tocando con mis manos el aparato—. ¡Joder, lo que hay ahí son unas cajas de rosquillas que....! ¡Por el amor de Dios, deben ser mías! y... Oh, ahí van dos guardias armados, tomen la puerta a la izquierda, entren por ahí.
—Alguien viene, abre esa puerta —ordeno a uno de los gemelos. El rubio obedece y nos encontramos dentro de lo que parece un laboratorio por la cantidad de frascos de química.
Guardamos silencio durante un tiempo.
—¿Dylan? —cuestiono, en busca de un aviso.
—Espera unos segundos... —murmura—. Ahora sí, salgan —asiento a Reynolds para que abra la puerta—. Saludos que caminen más rápido porque un grupo de personas de traje como los hombres de negro están en camino.
No creo que sea necesario en vista de que nos estamos moviendo con agilidad.
—Oye Blue, esta cosa de ser el que se sienta a observar a los demás por la pantalla mientras manejas un computador y te tragas un bote de helado es interesante —ruedo los ojos evitando decir al aire un "No me digas"—. De ahora en adelante yo haré este tipo de cosas, de hecho, deberías enseñarme a hackear y esas mierdas de sistemas. Mierda.
—¿Qué? ¿Viene alguien?
Los cuatro nos detenemos en espera de las palabras de Dylan.
—No, solo que se me cayó un poco de helado en la ropa. Mi mamá me va a regañar.
—Idiota —murmuro, volviendo a caminar.
Los gemelos van adelante mientras Dylan habla y habla como un loro parlanchín, lucho para no quitarme el auricular. El camino que resta para llegar a la puerta de la base de archivos resulta sin interrupciones después de la de los dos guardias.
Muerdo mi labio inferior cuando nos encontramos en frente de la puerta. Cal se acerca a ella y coloca su huella en la pantalla tecnológica verde. Por unos segundos se queda ahí, quieto, esperando a que algo suceda. Eso hace que frunza el ceño y comparta una mirada significativa con Reynolds.
—¿Por qué la demora? —cuestiona el pelinegro por mi.
—Ayer por la noche nos insertamos en el control de huellas, llaves y tal. Cal coloco su huella como llave pero no sabemos si funciona, es importante que lo haga, o si no...
—¿O si no qué? —pregunto, con un poco de irritación en mi voz.
El gemelo traga saliva con exageración.
—O si no la alarma de intrusos se activará y vendrán por nosotros —al ver mi rostro Pol abre los ojos como platos—. Pe-pero si funcionara, hicimos el mismo proceso correspondiente. Bu-bueno, en re-realidad nosotros no...
—¡Lo logre! —exclama tan alto Cal que todos, incluido Dylan, chistamos para que se calle—. Perfecto —chasquea la lengua con una sonrisa en sus labios—. Solo queda la segunda contraseña.
Unos círculos de color verde se dibujan en la pantalla táctil de la derecha. Cal traza un patrón complicado con muchas vueltas, al cabo de unos segundos la pantalla se ilumina de un color verde, antes de que la puerta de máxima seguridad se abra por sí sola.
—¡Blue! —exclama Dylan en mi oído de un momento a otro—. ¡Blue, entren ya maldición! ¡Unos gorilas de vienen en camino! ¡Entren, entren, entren, entren, entren!
—Ya estamos adentro, imbécil.
—Tus agradecimientos por mis advertencias son como música para mis oídos.
Un pasillo no muy largo se extiende cuando entramos. Paredes blancas, sin salida a ningún lado excepto cinco puertas que hay.
Frunzo el ceño.
—¿Cuál tomamos? —cuestiona Reynolds.
—No lo sabemos, nunca estuvimos dentro de este lugar en específico —se encoje de hombros Cal.
—¿Por qué no abren la que dice Base de Archivos Restringidos? —la voz de Dylan se hace presente para mi—. Las demás puertas no tienen ningún aviso.
Comienzo a caminar hacia la puerta de Dylan señaló. Efectivamente ahí, en una pantalla mecanizada se encuentra el anuncio: "Base de Archivos de Archivos Restringidos".
Abro la puerta y lo que nos recibe es un enorme centro de control parecido con dos pantallas táctiles. Descubro a simple vista que es como un computador con su teclado, Ocupa casi todo el tamaño de la oficina.
Tomo asiento en la única silla que hay. Una vez más, jamás he utilizado una cosa de estas en mi vida; sin embargo, cuando me dispongo a buscar la información intercedo como si lo hubiera hecho miles de veces.