Las miradas de todos se posan en mi cuando entramos a la fuerza. El guarda de la puerta está inconsciente gracias a la poción que los gemelos echaron; a decir verdad, es lo último que interesa de toda esta situación.
El primero en dirigirnos una palabra es Logan, con una expresión llena de confusión e incredulidad.
No lo culpo, después de todo, entramos a una sede de Organización Internacional de Protección Pounder-Humanos a la mala.
—¿Qué creen que hacen aquí?
—Col, Pol ¿Qué es lo que sucede? —pregunta la jefa de la asociación, pasando su mirada de mi a sus hijos—. Ustedes no pueden...
—Ella sabe donde está la guarida —interrumpen lo dos al unísono, señalándome al mismo tiempo.
Como no hay manera de explicar, coloco el papel que contiene la fotografía y las indicaciones de cómo llegar al sitio en medio de toda la mesa. La jefa frunce el ceño, tomando el papel para inspeccionarlo.
—Señorita Diamond —la Señora Willsmit, como dice su carnet, me dedica una mirada—, teníamos pensado llamarla desde hace rato; de hecho, hace unos segundos había mandado a uno de mis trabajadores a llamarla por lo del Sector Nueve.
—Señora Willsmit...
—Agradezco que estés aquí, y en cuanto a esta información —levanta la hoja—, puedo enviar a un escuadrón a revisar. No más que eso en vista de que esté es un documento escrito hace años —señala la fecha.
Suelto un bufido lleno de ironía.
—Déjeme entender, usted espera mandar un escuadrón a la guarida de los Fitxponds para que ellos con su rápida destreza se den cuenta de que hemos descubierto su lugar y los ataquen, o aun peor, cambien de espacio sin que logremos hacer nada —arqueo una ceja en su dirección. La sonrisa que yace en sus labios se va—. Tal vez, usted quiera mandar un escuadrón al lugar para obtener los mismos resultados que con la Espada de Cristal —saco el arma de la cinturilla de mi pantalón, la dejo sobre la mesa.
La mirada de los presentes se abre casi tanto como sus bocas. Lo ojos de Willsmith van de la espada a mi distintas veces.
—Ese es un objeto...
—Le aseguro que ni la más fuerte magia del mundo me desprende del objeto, siempre llega a mí. En cualquier caso, no tengo problema en que trate de hacer algún experimento con ella aunque sus manos terminen vueltas nada —espeto, logrando que aleje su mano justo en el instante en que las últimas palabras abandonan mi boca.
Dejo que los hechos se acentúen en la cabeza de los que están aquí por unos segundos.
—Con todo respeto, Señora Willsmith, le pido que se olvide de que soy yo la que está hablando; en su lugar, imagine la voz de mi madre o de mi padre —sugiero, con tono totalmente serio y sin jugueteos. La vi en una de las fotos junto con mamá—. No estoy tratando de aprovecharme de la situación, o mis orígenes, trato de decir que la misma persona que detuvo esto hace unos años le está hablando ahora.
—No la detuvo por completo ¿De qué nos serviría detenerlo para que de aquí a años vuelvan a venir?
—Ella no tenía esto —señalo la espada en el centro de la mesa— . La espada es capaz de quitar la maldad del Fitxpond que antes fue Pounder, creo que ustedes ya han comprobado a cada uno de los sujetos. Es más, estoy segura de que los tienen en revisión en caso de un cambio.
—Señora, estamos recibiendo una información que... —trata de intervenir alguien que no conozco.
—Cállate Whitaker —espeta, en dirección al sujeto que intenta contradecirme. La Señora Willsmit apoya sus dos brazos firmemente en la mesa, mirándome a los ojos—. Conocí a tu padre y tu madre hace muchos años, han sido y siempre serán grandes personas que ayudaron al bienestar del mundo Pounder y humano a su vez —de pronto, su voz se evapora, como si estuviera recapitulando completamente con quien está hablando—. Puedo asegurarte por cariño a ellos que te ayudaré en lo que sea; pero este no es un juego, y si lo que quieres es que mandé a todos los comandos de pelea que tengo en muchos de los países para acabar con lo que todo el mundo ha estado esperando desde hace tiempo, necesito que me asegures, de todo corazón, que lo que haré no será una pérdida de tiempo.
Se escucha un jadeo desde lejos.
—¡Señora!
—¡Cállate Whitaker! —la voz de los gemelos se escucha desde la parte de atrás, me ocupo de mantener fija mi vista en la de Vanessa Willsmit.