—Listo —dejo el delineador negro de ojos a un lado—. No quedo mal.
—¿Que no quedo mal? —Holly arquea ambas cejas en mi dirección—, Blue luces más brillante que una estrella.
—Yo siempre reluzco como una estrella —bromeo con egocentrismo.
—A veces olvido tu egocentrismo —suspira fingiendo fastidio—. Tienes el atuendo, los zapatos, un buen y bonito rostro digno de una persona con dinero; ya eres arrogante, sofisticada, rebelde, provocadora...
—Sabes que estoy aquí ¿no es así? —espeto en su dirección.
La rubia pone los ojos en blanco al tiempo que posiciona sus manos en sus caderas en forma de jarra.
—Sabes a lo que me refiero, Blue. Te mezclarás bien con esa gente, casi ni se notará la diferencia.
—Bien —me levanto del asiento como un elástico—, entonces ya está todo.
—Todavía no me has dicho qué es lo que vas a hacer —dice por fin, se que lo ha estado queriendo preguntar desde que me comencé a vestir para la ocasión—, lo único que me dijiste fue que necesitabas entrar a un lugar luciendo formal.
—Eso es justamente lo que voy a hacer.
—Sí, pero... —vacila, haciendo notar la preocupación a través de sus ojos—. Escucha, entiendo si no me quieres decir, pero no quiero que no te metas en problemas graves ¿entiendes?
La conocí hace año y medio cuando vivía en Londres, ella se fue primero directo a Oregon pero de todos modos mantuvimos el contacto y alguna que otras veces nos vimos en persona o por vídeo llamada.
Ella viste colores claros, yo visto cualquier color; ella tiene una energía demasiado positiva, yo tengo una energía demasiado negativa; ella tiene una capacidad de demostrar sus sentimientos con facilidad, yo apenas soy capaz de manifestar una palabra acerca de cómo me siento. Ambas somos demasiado diferentes pero eso no evitó que me relacionara con ella. No la llamaría mi mejor amiga, pero si una con la que puedo contar y hablar.
Sus padres ganan bastante, decir que su hogar es una mansión enorme no basta. Su habitación es prácticamente el doble de la mía, pero a pesar de eso es una chica sencilla y gentil, muy humilde.
—No me va a pasar nada, Holly —susurro con tranquilidad en mi voz—. No es como si fuera a robar un banco, aunque si algún día lo hago...
—¡Blue!
—¡Está bien, está bien! —ruedo los ojos con diversión—, prometo que cuando lo vaya a hacer te permitiré venir conmigo.
—¡Blue!
—Tranquila —guiño un ojo en su dirección—, no es algo tan malo en realidad.
—Eso espero —suspira profundamente antes de extender algo hacia mí, cuando lo tengo en manos noto que son unas llaves—. Toma, quiero que te lo lleves.
—¿Qué...?
—El Range Over descapotable —reitera—, quiero que te lo lleves.
—¿Pero qué...? Oh, no —niego con la cabeza al tiempo que extiendo mis manos para entregarle las llaves, ella da un paso hacia atrás como si estuviera esquivando un golpe—. No voy a aceptarlo. Es un auto demasiado caro, demasiado alucinante y demasiado todo... —niego con la cabeza repetidamente al tiempo que intento devolverle una vez más las llaves de aquel fascinante auto rojo—. No lo voy a aceptar. No lo puedo aceptar.
—Vamos, Blue. Tengo una fila de autos y tú más que nadie lo sabe, el que te lleves uno no es ningún problema.
—Lo es para mí. No pienso aceptarlo, Holl.
—No seas exagerada, Blue. Además, no piensas ir hasta Heshville en un taxi ¿O sí? Tampoco creo que sea de alguien de alta sociedad ir en uno, mucho más cuando se trata de una linda señorita.
—Linda señorita —bufo con amargura—, no pretendo hacer de princesa si eso es lo que crees.
—Ya eres una princesa, una muy mala princesa...
...........
Todo el camino desde Oregon a Heshville no ha sido más que miradas hacia éste auto, una parte de mi agradece que las ventanas sean de alto polarizado, de esa manera todo el mundo se pregunta quién es el alma que habita dentro del auto pero no lo pueden saber.
El sentimiento que ahora me domina es tanto, que puedo sentir como mi cabeza y oídos retumban. Algo dentro de mí se siente desilusionado en el momento en que las grandes puertas fúnebres del estacionamiento se abren, supongo que esperaba más emoción.