Subo al auto dirigiéndoles una última mirada a mis escoltas. Inserto la llave en la cerradura y enciendo el Range Over, entonces, algo hace que mi estómago se revuelva. Por unos segundos me quedo como una estatua, totalmente petrificada. Es que, siento como si no fuera la única en este auto, es inevitable la sensación de que hay alguien detrás mío en los asientos traseros del auto observándome. Es sumamente indescriptible porque lo siento con profundidad.
Volteo en dirección a los asientos traseros con el corazón a mil.
No hay nada.
Absolutamente nada.
Un viento fuerte parecido al que se produce cuando alguien pasa a alta velocidad cerca se hace presente, haciendo activar mis sentidos de manera alarmante. Me tenso, y a pesar del martilleo alocado de mi corazón soy capaz me dedico a mirar con especial atención el auto en busca de lo que puede estar adentro.
"¡Acaso eres estúpida! ¡¿Qué va a estar adentro cuando las ventanas están cerradas?!"
Con ese pensamiento expulso un suspiro, poniendo en marcha al Range Over. A lo mejor es la emoción del momento, la misma sensación de ansiedad y nerviosismo de siempre sólo que se intensificó por mi charla con Rickhill. Al cabo de unos minutos decido encender la radio como un típico acompañante en mi viaje a casa; sin embargo, ni siquiera la voz dulce, suave y melódica de Ellie Goulding con Burn logra hacer que mis pensamientos se vayan.
Una gran parte de mi siente como si no hubiera conocido a mamá, aunque ahora que lo pienso, tenía once años cuando murió, el tiempo en que estuve con ella no fue el suficiente como para conocerla, más aun cuando era una pequeña criatura que solo se preocupaba por ser feliz, sacar buenas calificaciones en la primaria y jugar. ¡Dios! no tengo idea de qué es lo que me está pasando, lo único que sé es que todo esto tiene que ver con ella. Mis pesadillas, mis dolores, mis alucinaciones, las sombras...
Muerdo mi labio inferior al tiempo que sacudo mi cabeza en negación con mis manos en el volante y mis ojos fijos en el camino. Cada vez que descubro algo importante respecto a mí, o respecto a mamá los síntomas se hacen presentes, no puedo permitirme padecer de ellos ahora que estoy conduciendo. Lo último que necesito es alucinar una vez más con aquel mundo con el que sueño constantemente y así terminar estampada contra un maldito poste.
Continúo con mi vista en el camino, girando a la derecha para tomar un atajo que he descubierto. Lo malo es que las calles son solitarias, no hay ningún paso de autos y la luz opaca le brinda un tono tenebroso a cada cuadra, pero quiero llegar a casa y descansar lo más pronto posible, quitarme todo lo que llevo encima; maquillaje, tacones, el vestido, el peinado que me hizo Holly y dormir, despejarme de todo.
Elevo el volumen de la música al sentir un tirón en el estomago. Vuelvo a mencionarme a mí misma que se trata del nerviosismo, pues acabo de descubrir que si de casualidad averiguo algo sobre mi madre, podré acabar con todo esto. Tal vez ella haya sido Médium y yo haya adquirido sus poderes místicos.
Es una buena posibilidad ¿no?
Mi corazón da un vuelco en el momento en que a unos metros de la calle se dibuja una sombra a color blanco salida de la nada. Todo mi cuerpo reacciona de la misma forma: girando el volante de manera antinatural al lado izquierdo. Siento en cada parte de mi cuerpo los movimientos fuertes del auto dando vueltas sobre el asfalto, incluso escucho el chillido de las llantas contra el concreto mientras todo es borroso en el acto.
Se detiene al cabo de unos segundos, para ese entonces mis manos se aferrada al volante con tanta fuerza que mis nudillos están blancos y mi cuerpo tiembla como si estuviera en estado de shock. Eso sin contar que un indescriptible mareo me consume anudado al dolor de mi cuerpo por los golpes recibidos durante los impulsos del auto.
El ambiente es silencioso, totalmente silencioso. No sé como lo hago, pero observo el perímetro a través del vidrio encontrándome con nada. El constante latir de mi corazón no ha bajado su ritmo, y la adrenalina por el movimiento del carro todavía corre por mis venas a una velocidad inimaginable.
De pronto, sucede demasiado rápido como para comprenderlo.
Golpes, vueltas, jadeos, gritos, voces, sonidos y luego, nada...
No siento nada.
"Despierta..."
"Despierta..."
"Es tiempo de que despiertes..."
"Es tiempo de que te des cuenta..."
Me sobresalto a una velocidad poco adecuada, parpadeo continuamente en un intento de salir de la oscilación en la que me he visto envuelta. Mis articulaciones duelen, mis músculos duelen, mi cuerpo duele, todo duele y mis oídos zumban en un pitido demasiado irritable que hace que quiera arrancarme la cabeza. Una de mis manos van a ese lugar, y mi corazón se detiene por varios segundos al sentir algo viscoso en el lado lateral.