Papá pone las tostadas de pan en mi plato antes de sentarse a desayunar frente a mí.
—Te ves diferente —opino.
—Y tú te ves muy pensativa desde la noche de ayer —me observa con aquello ojos entre grises, morados y azules que heredé de él. La única diferencia es que los míos son un poco más claros—. ¿Algo que deba saber, Blue?
—¿Algo que deba saber, Ryan? —arqueo una ceja en su dirección.
Papá niega con la cabeza.
—Hoy tengo una junta importante con unos inversionistas, puede que la empresa crezca de manera extraordinaria si logro el contrato.
—Lo lograras —aseguro, después darle un mordisco a mi tostada—, eres un az en los negocios. Podrías llamarte Superboss sin contar que tienes un gran poder de persuasión y que eres muy correcto, aplicas justicia en todo lo que haces.
—Es agradable cuando tu hija te sube el ego —bromea, ganándose una mirada llena de reproche por mi parte—. Es tu turno —hace una seña con su tenedor en mi dirección—, quiero saber lo que te tiene tan pensativa, SuperBlue.
—He estado pensando en mamá un poco estos días —su expresión no vacila ni muestra dolor. Las palabras que le dije a Tiffany el día de ayer antes de desaparecer fueron sinceras; parece que papá comparte los mismo sentimientos que yo—. Sabes si... si ella tenía familia, es decir, conozco a mi familia por parte tuya por completo, pero no la de ella.
—Tu mamá tuvo un problema con sus padres hace mucho tiempo, no fueron a recibirte cuando naciste, y para desgracia de tu madre tampoco asistieron a su funeral —informa, sosteniendo mi mirada—. Nuestra unión no les gustaba, mantuvimos la comunicación tu madre y yo con ellos pero en el momento en que se enteraron de que estaba embarazada se alejaron por completo de nosotros. Aunque hay otra cosa que no entiendo por qué no recuerdo.
—No les gustó que yo naciera.
—Es un poco complicado esboza una mueca, Madeline tenía problemas con ellos mucho antes de que yo me enamorara de ella o incluso, apareciera en su vida.
—Y no sabes si... —vacilo unos segundos—, no sabes mamá hacia alguna otra cosa que trabajar contigo en los negocios.
—¿Por qué lo dices? —frunce el ceño con desconcierto.
—No lo sé, papá —me encojo de hombros—. Cuando pienso en ella siento que falta más, como si no hubiera visto a mi madre con los ojos que correspondiera, o me hubiera faltado conocer alguna parte importante de su vida, de ella...
El ceño de papá se suaviza hasta convertirse en uno tranquilo. La mirada dulce que me regala hace que mi pecho se infle y algo cálido se instale en mi interior.
—Blue, amor —toma mi mano dándole un suave apretón por sobre la mesa—, perder a una madre a cualquier edad es devastador, pero no voy a mentir cuando digo que cuando eres pequeña se hace todo más sobre llevable porque no es así. Eras una niña, apenas tenías trece años, durante ese tiempo pensabas era en música, jugar, leer, y practicar deporte y más música; no puedes culparte por no haber conocido mejor a tu madre —dice, con tacto suave en su tono de voz—. Hay situaciones que los niños no se dan cuenta de vez en cuando, porque son niños precisamente, porque no tienen necesidad de hacer nuestros problemas los suyos.
Muerdo mi labio inferior. Papá tiene la capacidad de sacar mis verdaderos sentimientos pero no me resulta desagradable. Es bueno estar vulnerable frente a una persona que te comprende como es debido.
—Es posible que hayan existido situaciones en las que no pudiste ver un lado de Madeline que pudiste ver ahora. La vida no se toma igual en la infancia como cuando estás en la adolescencia o la adultez. Las situaciones suceden Blue, nunca sabes cuánto tiempo alguien va a estar una persona a tu lado —un suspiro tembloroso se me escapa—. En lugar de pensar en lo que no conociste de ella enfócate en lo que te hace sentir viva, en lo que conociste y te saca muchas sonrisas.
—¿Entonces por qué siento que hay algo que no me dijo? ¿Algo importante que no llego a mis oídos? —cuestiono, con voz temblorosa.
Es papá, si algo anda mal, él es mi apoyo, es aquella persona que me impulsa cuando estoy abajo. Hace unos minutos se sentó a mi lado, así que no tengo ningún problema en recostar mi cabeza en su hombro.
—Tú eres Blue Harmony Diamond y puedes con todo mientras te esfuerces por ello.
Suelto una pequeña risita.
—¿Pá?