⋆★⋆ First Act ⋆★⋆

[Rue's POV]

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No recuerdo mucho de los ocho a los doce años, sólo que el mundo se movía rápido y mi cerebro despacio. Y si..., de vez en cuando, me concentraba mucho en mi forma de respirar, moría.

Hasta que cada segundo de cada día te encuentras intentando escapar de tu ansiedad, y honestamente, estoy en verdad cansada.

Y en cierto punto tomás una decisión de quién eres y qué quieres.

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Era el fin del verano, la semana antes de comenzar las clases. No tenía intenciones de seguir sobria y Claire acababa de mudarse.

— Una chica nueva se mudó y creo que podrían ser amigas. —Dijo Fezco con su tono relajado de costumbre, mirándome intrigado.

— ¿Quién? —Pregunté, frunciendo ligeramente el ceño. No solían llegar personas nuevas a esta ciudad.

— Carajos, no lo sé. Ella vino ayer y se veía igual a una princesa sacada de una película, creo. —Le dió una calada a su porro, para luego soltar el humo—. Y entonces pensé que parecía alguien que le agradaría a Rue.

Lo cual fue una observación acertada para Fezco, que no suele rotar en la misma dirección que el planeta Tierra.

Claire Hans era un ángel en comparación con lo que era su maldita familia. Margot, su madre, hace oídos sordos a todos los problemas de su marido y su hija. Phil, su padre, un tipo extraño y completamente frío que quería fingir tener la familia perfecta. Por suerte tenían dinero, demasiado dinero que ni en mil años terminarías de contar.

Ella parecía un ángel, y no solo por su personalidad, su cabello color caramelo cayendo libremente por su espalda, sus ojos celestes, heredados por su padre, brillando a cada segundo y su maldita sonrisa que hipnotizaba a todo aquel que se acercaba a ella. Era la típica chica sonriente y feliz que buscaba la felicidad de todos a su alrededor.

Estaba emocionada ya que en unos días empezarían las clases luego del verano, podría llamarse una nerd, y no tenía planes concretos, más que tal vez conocer a alguna persona nueva. Aunque no tenía las esperanzas muy altas en esa última opción. Era un poco tímida y, por mucho que no lo admitiera, sus expectativas amorosas no eran tan altas últimamente.

Aunque admitía que era difícil no caer ante algunas caras atractivas de vez en cuando, no le daba gran importancia. Su tiempo y mente estaban ocupadas con sus estudios y sus amigas, más que cualquier cosa que un simple rostro atractivo que se cruzara en su camino podría proporcionarle.

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