Blue Eyes · Ashtray O'neill. ·˚ //publicando - Completa// ✧

⋆★⋆ Cap. 2 ⋆★⋆

[Claire's POV]

═══════════════════☆♡☆═══════════════════

La luz entrando por mi ventana comenzaba a molestarme, parpadeé un par de veces hasta que mis ojos se acostumbraron. Las vacaciones estaban terminando, sólo quedaban los últimos días antes de tener que empezar una vida completamente nueva, aunque no podía quejarme.

Me levanté perezosamente del acogedor colchón y caminé hacía el baño para lavar mi cara y despertarme lo más posible. Salí del baño con una camisa blanca de tirantes y un short corto negro. El verano hacía vivir un infierno en casa con el poco esfuerzo de la compañía de electricidad para que el aire acondicionado funcionara correctamente.

Me volví a sentar unos segundos en mi cama, recapitulando todo lo que había pasado desde que me mudé de Manhattan a East Highland. El chico pelirrojo y amable de aquella tienda, el grupo de amigas de Lexi, Rue, todo era una puta locura.

De repente, escuché el sonido de mi teléfono, vibrando sobre mi cómoda. Lo levanté, desbloqueandolo y vi que tenía una notificación de un mensaje, de un contacto desconocido. Lo abrí con el ceño fruncido, cuestionando quién podía ser esa persona. Estaba lista para borrar el mensaje sin antes leerlo, pensando que podría ser un spammer o alguna cosa similar.

"Antes de que me borres, soy yo, Rue. Lexi me pasó tu número."

Solté un gruñido, mientras fruncía aún más el ceño. No me agradaba el hecho de que Lexi le diera mi número a otras personas. Pero, por alguna razón, me sorprendía que fuera Rue, ella había sido amable conmigo y además, en el poco tiempo que nos habíamos visto, me agradaba.

"No te preocupes, no te borraré. ¿Cómo despertaste? ¿Tienes resaca por la fiesta de ayer?"

Me recosté en la cama nuevamente, sosteniendo el teléfono con mis manos mientras ella escribía la respuesta.

"La verdad es que no tengo nada, me alegro de no terminar como ciertas personas que vi ayer."

Sonreí al leer el mensaje, luego dejé el teléfono de lado y me dispuse a bajar a desayunar, donde mis padres ya se encontraban en la mesa. Mi padre leía el diario mientras mi madre preparaba un poco de té.

— Buenos días. —Saludé a mis padres, acercándome a la mesa y acomodándome en una de las sillas vacías.

— Buenos días, cariño.

Mi madre, Margot, me ofreció una sonrisa mientras dejaba una taza de té delante de mí, la cual cogí rápidamente y comencé a beber. Mi padre levantó la vista del diario por unos segundos, lanzándome una fría mirada antes de volver a bajar la vista a su lectura. Era extraño, casi todo el tiempo me evitaba.

— ¿Ayer fuiste a una fiesta, cierto? —preguntó mi madre, mirándome con curiosidad. Asentí, llevándome nuevamente la taza de té a los labios.

— Sí. Estuvo buena. —Ella me ofreció otra sonrisa, mientras tomaba el plato con las tostadas y las dejaba delante de mí.

— ¿Has conocido a alguien? —Sonreí con un gesto que era una combinación entre nervios y diversión. Me pregunté si era apropiado responder a esa cuestión con sinceridad, mis padres siempre habían sido muy precavidos con mi círculo social.

— A algunas personas. —Respondí simplemente.

— Siéntate derecha, cariño. Sabes que te hará mal a tu espalda. —Me incorporé un poco en la silla, intentando corregir mi posición. Sabía que ese tipo de cosas la complacen.

— Conocí a una chica, parecía amable, se llama Rue. Aunque también está Lexi, ya te he hablado de ella hace pocos días.

— Ya veo. —Mi madre tomó otra taza, llevándola a sus labios para beber un poco de té. Ella levantó las cejas a la mención de Lexi, como si recordara quien era y ya supiera cosas sobre ella— Es agradable. —Comentó mi madre, sin quitar la vista de mí.

Era bastante claro que estaba escaneando cada gesto, cada expresión, en busca de cualquier cosa sospechosa que hubiera pasado.

— Son buenas personas.

Mi madre soltó una risa, casi imperceptible, y se llevó la taza nuevamente a la boca.

— Eso espero. —Dijo mi madre, tomando otro sorbo de té.

Me esforcé por terminar rápido de comer, mientras seguía bebiendo del té que mi madre me ofreció. Mi padre se mantenía en silencio, apenas sin siquiera tocar la comida que tenía en el plato. Mi madre, por su parte, comía en silencio, mientras continuaba observándome como si estuviera buscando algo en particular.

— Tienes que cuidarte, hija.

Fruncí el ceño, un poco sorprendida por esas palabras.

— ¿A qué te refieres? —Cuestione, desviando mi mirada hacia ella.

— Son algo... Extraños aquí, sé que hay gente de mala influencia. —Me sentí un poco ofendida, como si ya estuviera criticando a las personas sin siquiera conocerlas, aunque no me quejaba.

— Lo sé. —Concordé, tratando de mantener la calma—. Pero por ahora sólo fui a una fiesta.

— Sabes que no tenemos problemas con que salgas y vivas tu vida, pero siempre con precaución, sé que eres una chica inteligente, Claire.

Suspiré, y asentí. Entendía que solo se preocupaban por mí aunque su forma de demostrarlo fuera algo rara y controladora.

— Lo sé. Prometo no volverme un desastre.

— Sé que no lo harás. —Dijo mi madre, con tono decidido— Tenemos cosas que hacer hoy, supongo que no llegaremos hasta la noche. Si quieres puedes invitar a tus amigas, que conozcan la casa. —Sonreí un poco, sorprendida por la oferta de mi madre.

— ¿De verdad? Eso suena bien. —Respondí— Veré si a mis amigas les interesa la idea.

— Por cierto, vas a necesitar un coche para moverte por la ciudad y con tu padre hemos decidido regalarte uno. Sabes que estando en Manhattan eran más peligrosas las calles, pero aquí suponemos que sabrás guiarte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.