[Claire's POV]
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Estuve en silencio desde esa noche, muy pocas palabras salían de mi boca, la mayoría monosílabos. Al igual que mis amigas, mis padres también estaban preocupados por mí, se notaba, incluso me preguntaron que si me había pasado algo pero solo me limité a mentir y decir que era la escuela, el estrés y ese tipo de cosas, cuando era algo mucho más serio que eso, no podía dormir del estrés y preocupación. Los recuerdos de aquel día llegaban a mi cabeza, obligando a mi mente a quedarse despierta para no tener que soñar lo que vi una y otra vez, el sueño me iba a terminar matando.
Me encontraba acostada en mi cama, las sábanas cubriendo mi cabeza, no sabía ni qué hora era. Estaba boca abajo, con la cara enterrada en la almohada, no quería hacer nada, me sentía miserable y agotada en cada pequeño movimiento que hacía pero a pesar de eso no lograba quedarme dormida.
Un toc toc se escuchó en mi puerta, supuse que sería mi madre nuevamente.
Me gire en la cama y me quede boca arriba, quitando mi cabeza, la cual estaba hundida en la almohada, y me forcé a abrir los ojos a pesar de la luz del sol pegándome directamente en los ojos. No respondí, pero la puerta se abrió unos segundos, después alguien entró al cuarto y cerró la puerta.
— ¿Claire? —Era Lexi.
Miré a un costado y la vi acercarse a mí, pude ver su gesto preocupado. Me reacomodé en la cama para quedar sentada y apoyada en la cabecera, ella se sentó en el borde y me observó con detenimiento.
— Lex... —Fue lo único que dije, mi sonrisa había desaparecido al 100%, ya no era yo.
Ella frunció el ceño y tomó una de mis manos, acariciándola con suavidad mientras me observaba. Por unos minutos, no dijimos nada, simplemente permanecimos en silencio, hasta que ella volvió a hablar.
— Estoy muy preocupada por ti, no comes, no duermes casi nada y no eres tú. —Mi amiga tenía razón, pero no podía ser yo, mis pensamientos seguían invadiendo mi mente, y aún estaba tan agotada que ni siquiera podía intentar fingir que estaba bien.
No respondí, seguía con la mirada baja, observando mis propias manos, mientras su mano se encontraba todavía sosteniendo la mía. Estuvimos unos momentos sin hablar, hasta que levanté la mirada hacía ella y abrí la boca para intentar hablar.
— Es solo... Que estoy... Cansada, es solo eso. —Mi voz salió con un tono bajo y agobiado, ya no tenía fuerzas para poder fingir estar bien. Lexi podía darse cuenta de cada pequeña cosa en mí, por más pequeña que sea.
— Sé que estás mintiendo. —Lexi frunció el ceño, soltó mi mano, y cruzó los brazos. Su gesto era serio, pero su mirada aún estaba llena de preocupación hacia mí.
— Sólo necesito espacio.
No pude ni mirarla, porque ella estaba en lo correcto, estaba mintiendo y ella lo sabía, me sentía muy mal por mentirle a mi mejor amiga, pero no podía decirle la verdad, al menos no aún. La tensión en la habitación se hizo más espesa después de eso, ninguno de los dos quería romper el silencio.
— ¿Qué fue lo que pasó después del baile, Claire? Estábamos normal, divirtiéndonos, disfrutando del baile. Pero luego te fuiste y, días después, comenzaste a actuar así. ¿Te pasó algo? ¿Quieres hablar de ello?
Permanecí en silencio por unos segundos, mi mente estaba inundada de pensamientos de aquella noche, con esa imagen que aún estaba en mi cerebro, y cada vez que cerraba mis ojos podía verlo, sentí como mis manos comenzaron a temblar. No quise responderle, ni siquiera la miré.
Lexi soltó un suspiro, y notaba su frustración porque me negara a hablar, pero su gesto cambió a uno triste y comprensivo, aún manteniendo su mirada fija en mí. Su mano volvió a tomar la mía y comenzó a acariciar mis dedos con cuidado. No dije nada, simplemente dejé que ella me diera ese poco apoyo.
— Sé que algo pasó y sé que me estás mintiendo, pero no sé cómo hacer que me lo digas. —Ella estaba frustrada, yo aún no lo miraba, pero sentía que estaba enojada, aunque su mano no dejaba de acariciar la mía.
— No quiero hablar del tema, Lex. Por favor.
— Me estas asustando, Claire, y te odio por eso, odio no poder hacer nada para ayudarte. —Su voz salió casi en un susurro, mientras sentía que la tensión se hacía más espesa, yo podía sentir mi propia desesperación incrementando. Yo sólo me limité a asentir.
Un silencio incómodo se formó entre nosotros, mientras el sol estaba entrando por la ventana, iluminando todo el cuarto. Podía sentir su mirada sobre mí, esperando algo, cualquier cosa.
— ¿Irás a la escuela por lo menos? —Ella me preguntó.
Suspiré, finalmente, desvié mi mirada hacía ella, pero sin decir gran cosa, antes de asentir y murmurar un leve "Sí".
Ella no parecía satisfecha con mi respuesta, pero no me presionó más. Su mirada seguía posada en mí con preocupación, mientras intentaba no mostrar ningún gesto en su rostro, seguía acariciando mis dedos suavemente, como si ese pequeño gesto me brindara consuelo.
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Volví a la escuela, después de varios días de ausencia, el lugar estaba lleno de gente, y la verdad yo estaba un poco nerviosa. La campana sonó y los maestros comenzaron a dar las clases, intentaba prestar atención, pero realmente me costaba enfocarme con todo lo que pasaba por mis pensamientos y memorias.
Escuchaba las voces de mis compañeros, el murmullo de sus conversaciones, el ruido de libros y libretas, el ruido de los maestros escribiendo en el pizarrón. Me sentía un poco desorientada y fuera de lugar, con los ojos fijos en el cuaderno frente a mí, pero no podía procesar ninguna palabra de la clase.
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Editado: 09.11.2025