[Ashtray's POV]
═══════════════════☆♡☆═══════════════════
El silencio reinaba en su habitación, únicamente iluminado por la luz de la televisión. Estaba recostado en la cama de ella, con su cuerpo encima del mío, y con mis brazos la rodeaba. Su mejilla estaba apoyada en mi hombro, y en mis manos tenía las sábanas que nos cubrían. No veía con claridad la televisión, pero estaba escuchando el relato de la misma, aunque casi que no le prestaba atención.
Estaba más ocupado acariciando y peinando con mis dedos su cabello, y observaba de forma casi hipnotizada como mis dedos se perdían en el. Mi mirada se desviaba muy pocas veces de su cabeza, y siempre volvía hacía ella. Sentía su respiración tranquila en mi cuello, y en cada pequeño suspiro que soltaba mi cuerpo se estremecía un poco.
- ¿Soy un dolor en el trasero entonces? -Habló ella de la nada, haciéndome fruncir el ceño. Me di cuenta que estaba trayendo una leve discusión, no tan discusión, que habíamos tenido unos momentos antes.
- Por supuesto que sí. Sabes que eres un dolor en el trasero, pero un dolor muy lindo y mío. -Le devolví la sonrisa, sabiendo que estaba bromeando-. Tienes suerte de ser tan jodidamente linda, nena.
- Oye, ¿Y cuándo me vas a comprar flores? -preguntó observando la televisión, a la protagonista le estaban regalando flores, típico de las películas que a ella le gustan.
- ¿Flores? ¿Quieres que te compre flores ahora? -Fingí sorpresa, actuando como si el pensamiento no hubiera cruzado por mi mente antes.
- No me has regalado flores en todo este año. -Suspiré, ella tenía razón, pero yo pocas veces había pensado en ello.
- Está bien, está bien. Te compraré flores. Pero para que lo sepas, voy a optar por el cliché: rosas.
- Ni siquiera me gustan las rosas. -Alcé una ceja y tomé su barbilla, haciendo que ella me mirara.
- Claro que no te gustan las rosas. ¿Por qué no puedes ser normal y disfrutar de algo fácil por una vez?
- Porque soy especial. -Rodé los ojos, aunque las comisuras de mis labios se curvaron hacia arriba.
- Eres especial, sí. Un dolor de cabeza especial, claro está.
- ¿Soy un dolor en todas partes? -Ella alzó una ceja.
- ¿Por qué crees tú que estás siempre presente en mis pensamientos? -Le pregunté, logrando que se ruborizara.
- ¿Sabes cuáles son mis favoritas?
- Eh... no lo sé. Tendrás que decírmelo. -Bufé y la frustración se reflejó en mi voz.
- Lo dejo en tus manos.
- Me estás matando, cariño. Solo dime cuáles quieres.
- Adivina.
Mi gesto se frunció un poco ante sus respuestas, pero sentía un poco de diversión. Solté una risa, y acerqué mi rostro hacía el suyo un poco, aún sujetando su barbilla. Su rostro estaba cerca del mío, nuestros labios a tan solo un suspiro de distancia.
- ¿No puedo tener una respuesta directa por una maldita vez?
- Tienes que adivinarlo. -insistió ella, pero su sonrisa la delataba.
- Está bien, voy a descubrir cuáles son, te lo advierto.
- Estoy aterrorizada.
- Bien, entonces... ¿Qué tal peonías?
- ¿Las qué? -preguntó ella, frunciendo el ceño.
- Por dios, ¿nunca has oído hablar de las peonías?
- No. -Me volví a reír, sacudiendo un poco la cabeza.
- Son flores, nena. Hermosas flores rosas en forma de campanilla, crecen en arbustos, ¿Suficientemente femenino, te parece?
- ¿Y tú cómo sabes de flores?
- No seas idiota, las he visto antes -Le respondí con un pequeño bufido, y solté su barbilla, colocando una mano en su mejilla.
Ahora tenía las dos manos en su rostro, y acariciaba sus mejillas con mis pulgares, una suave sonrisa en mis labios. Su rostro se estaba relajando ante mi tacto. Ella entrecerró los ojos, mirándome.
Su mirada me atrapó, y no dejé de acariciar su rostro, sintiendo su piel y el calor de su cuerpo contra el mío, y pude escuchar con mayor claridad su respiración, que antes había pasado más desapercibida por la cercanía. No podía evitar admirar su belleza, y sentí como una especie de calma inundaba mis sentidos cuando la tenía tan cerca. No aparté la mirada ni por un momento.
- ¿Qué? -Pregunté, confundido ante su mirada inquisidora.
Su mirada permanecía fija en mí, con una expresión inquisidora e intensa. Su gesto se mantenía serio, y sentía su respiración en mi cuello. No pude evitar tragar saliva un poco, sentía como mi cuerpo se estremecía con su presencia y la cercanía que tenemos actualmente.
- ¿Has tenido novia antes?
Su pregunta me tomó un poco por sorpresa, y dejé de acariciar levemente su mejilla. Mi expresión cambió un poco, y sentí como mi corazón dio un pequeño salto ante la pregunta, y tardé unos segundos en responder. No esperé escuchar esa pregunta, ni esperaba siquiera recordar alguna de mis relaciones antes de ella.
- ¿Por qué preguntas eso? -Mi voz era confusa, y sentía una pequeña incomodidad al escuchar la pregunta. No quería recordar a mi última ex-novia, y al pensar en ella, las náuseas se volvieron peores, y en mi cabeza se formaba todo un desastre.
- Curiosidad, supongo.
Mi rostro se fruncía un poco, y sentía un malestar en mi estómago, pero intentaba esconderlo y disimularlo lo mejor posible. Volví a acariciar su mejilla, recuperando un poco mi tranquilidad y mi pulso volvió a su ritmo normal.
- Sí, he tenido otras novias.
- "Otras" ¿Muchas?
Otro pequeño empujón hacia abajo dio a mi estómago, y sentía los nervios en mi cuerpo volviendo. No me gustaba hablar de mis ex-novias, ni mencionarlas siquiera, y la pregunta me hizo dudar un segundo antes de contestar.
- Dos -murmuré al responder-. ¿Por qué...?
- Curiosidad.
#336 en Fanfic
#4948 en Novela romántica
drogas armas, enemies to lover romance adolescentes, euphoria
Editado: 09.11.2025