[Claire's POV]
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— Oye, Lex... —murmuré, mi voz apenas un susurro mientras mi mirada se perdía en el techo, como si allí pudiera encontrar respuestas.
Ambas estábamos en mi habitación, sumidas en un silencio cómodo, cada una estaba con su teléfono, metidas en redes sociales. Las luces exteriores empezaban a encenderse, proyectando sombras suaves en las paredes mientras el día se desvanecía lentamente. Yo seguía sentada en mi cama, con las piernas cruzadas, mientras Lex estaba recostada, con una expresión serena y su cabeza apoyada en mis piernas.
— Dime. —Respondió.
— Falta poco para el último baile. ¿Ya sabes qué vestido te pondrás?
— No, aún no he pensado en eso. —Dijo con indiferencia, pero había una chispa de emoción en su voz que no pasó desapercibida—. ¿Tú crees que Fezco querrá venir conmigo?
— Por supuesto que lo hará, ese pelirrojo te adora, Lex. —Le respondí, con una sonrisa en mis labios—. ¿Tú dices que Ashtray aceptará si le pido que se ponga un traje? Nunca lo he visto fuera de sus típicas pintas deportivas. —Comenté, ladeando la cabeza hacia Lex mientras intentaba imaginarlo con algo más formal.
— Es Ashtray, dudo que cambie sus típicas pintas... Además, ¿te imaginas a Ash con traje y corbata? —preguntó, su sonrisa amplia, tan contagiosa que no pude evitar devolverle una mueca similar.
— No, sería raro —admití, riendo bajo—, pero me gustaría que en esta ocasión lo hiciera, ¿sabes? El baile de despedida es muy importante. Ya no regresamos a esa escuela después de esto.
El silencio llenó la habitación por un momento, y me incliné hacia atrás, dejando que mi espalda tocara el colchón. Podía escuchar el ruido lejano de la calle entrando por las rendijas de la ventana. Lex no dijo nada, pero estar allí con ella era suficiente. Su mirada, distraída y tranquila, me hacía sentir que no necesitábamos palabras.
Las luces exteriores comenzaban a encenderse, iluminando las paredes con destellos suaves. Lex se giró un poco sobre su lado, apoyando la cabeza en su mano, y me observó en silencio. Había algo en sus ojos, un aire pensativo, que me hacía querer decir algo, cualquier cosa, para romper el vacío que se había formado entre nosotras.
— ¿Sabes? —dije finalmente, rompiendo el silencio—. Nunca pensé que me importaría tanto este baile. Siempre lo vi como una tontería, pero ahora que está tan cerca... no sé, siento que significa algo.
— ¿Qué significa para ti? —preguntó con voz suave, como si supiera que esta pregunta necesitaba delicadeza. Me encogí de hombros y aparté la mirada, enfocándome en las luces del exterior a través de la ventana.
— No lo sé. Quizá sea porque después de esto, todo cambia, ¿no? —respondí—. Las cosas que parecían tan normales ya no serán parte del día a día. Se siente como crecer, como el final de algo, pero no creo estar lista para eso.
— Eso es lo que lo hace especial, ¿no crees? —respondió después de un momento—. Es un cierre, pero también una especie de promesa, de que algo nuevo está por venir.
La habitación volvió a sumirse en el silencio, nosotras teníamos la suerte de que nuestros silencios nunca pasaban a ser algo incómodo, sino era como nuestro momento de descanso y reflexión. Era como si ambas estuviéramos procesando nuestras propias emociones, compartiendo un entendimiento tácito. La noche continuó avanzando, y con ella, la sensación de que este momento, tan simple como parecía, quedaría grabado en nuestras memorias como uno de esos instantes que se sienten trascendentales, aunque no siempre entiendas por qué.
— ¿Tienes miedo de cambiar? —Pregunté, girándome hacia ella. Lex levantó la vista hacia mí.
— Siempre. —Un suspiro salió de mis labios. A veces, parecía que todo se desmontaba en torno a nosotros.
— Es inevitable. —Dije, Lex asintió, sin añadir nada más. Su mirada parecía perdida, como si estuviera tratando de comprender algo en lo más hondo de su mente.
El silencio volvió a rodearnos, pero no era incómodo, era reconfortante. Era como si ambos compartiéramos ese sentimiento de incertidumbre sobre lo que el futuro nos deparaba. Acaricié distraídamente el colchón bajo mí, mis dedos se deslizaban por la suave textura de la tela.
— Me pregunto si las personas cambiarán. —dijo, su voz tan suave que casi fue un susurro. Alcé la mirada hacia ella, cuestionándome por qué ella se preguntó tal cosa, me incorporé en la cama, apoyando mi peso en mis codos.
— ¿A qué te refieres? —Su mirada seguía perdida en algún punto lejano, como tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.
— No sé, simplemente me pregunto si, a medida que pasen los años, las personas cambiarán —respondió, encogiéndose de hombros con tranquilidad.
— Todos cambiamos con el tiempo —murmuré, acomodándome en mi lugar, mis piernas debajo de mí—. Así como ha pasado con Maddy, Kat, Rue. Nunca hemos vuelto a saber de ellas, aunque a Rue la veamos de vez en cuando.
— Sí, tienes razón. —Dijo, asintiendo en silencio, aún perdida en sus pensamientos. Después de un momento, volvió a hablar, su voz suave y reflexiva nuevamente— ¿Crees que nosotros cambiaremos?
— Nosotras ya hemos cambiado bastante, ¿No crees?
Lex permaneció en silencio por un momento, pareciera que se encontraba analizando mis palabras. Su mirada seguía perdida en algún punto lejano, y no apartaba la vista de allí. Después de lo que me pareció una eternidad, finalmente habló.
— Sí, creo que tienes razón —dijo, asintiendo levemente. Su voz sonaba un poco vacilante—. Todos hemos cambiado de una manera u otra.
— Creo que terminaré traumando a Ashtray cuando termine la escuela. —Eso hizo que una carcajada saliera de Lex, contagiándome a mí también.
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Editado: 09.11.2025