Boarding School

| Capítulo 11 | Lo siento.

👭🏽✨ SOLANGE ✨👭🏽

 

Esta es la primera vez en la que estoy en medio de una situación incómoda con mi padre. Ninguno de los dos ha dicho nada desde que llegamos al restaurante; él miraba su reloj constantemente y yo pretendía tener mi atención en mi móvil. Estoy empezando a pensar dos cosas: su novia es impuntual, o no sabe cómo empezar a hablar para decirme lo que sea que nos haya traído aquí.


Mi estómago ya comenzaba a rugir. Lo único que mi padre pidió cuando se acercaron a tomar nuestra orden, fue un trago de whisky para él y un vaso de jugo de naranja para mí... Como si esta hija suya acostumbra a tomar jugo de naranja fuera del desayuno.

 

 

—¿Por qué estamos aquí, papi? —inquirí, cruzándome de brazos.

—¿No puedo salir a cenar con mi Cupcake?

—Dijiste que tenías algo que decirme... Así que habla —lo miré esperando a que dijera algo.

—¿Qué se te antoja? —preguntó ojeando la carta Ahora evita responder mi pregunta—. Si me preguntas a mí... Todo se ve delicioso.

—Papá... —Traté de poner mi mejor cara seria.

—Tienes que prometerme que te vas a mantener tranquila, Sol —rogó—. Si no hice esto antes, fue porque no sabía cómo decírtelo.

—¿Vas a decirme que tienes novia?

—¿Ya lo sabías? —tragó saliva.

—Te conozco, papito —dije entre risas—. Puedes engañar a cualquiera menos a mí.

 

 

Él no pudo decir nada más, porque una mujer se acercó a nosotros, y supuse que se trataba de la susodicha. Ella y mi padre sonrieron al mirarse, y tuve que evitar rodar los ojos. Nunca he sido fan del romanticismo, y dudo llegar a serlo.


Me quedé mirándola de pies a cabeza, detenidamente; es hermosa, eso lo tengo que admitir. Y, viniendo de mí, es un verdadero alago, porque no hay mujer más hermosa que yo. Bueno, a excepción de Linsy.

 

 

—Cupcake, ella es Kate —dijo, cuando se puso de pie y tomó su mano—. Cariño, ella es Sol.

—Me da gusto conocerte, Sol —esbozó una sonrisa—. Ya no podía esperar.

—Se ve que tienes algo de clase —forcé una sonrisa, y mi padre me miró mal. Seguí observándola, pero esta vez puse mi atención en su ropa; lleva puesto un vestido de "Springfield". No la considero la peor marca de ropa, pero tampoco es una digna de yo usarla.

—Linsy me advirtió que dirías algo así —rió por lo bajo—. Espero haber calificado.

—¿Linsy? —pregunté confundida— O sea que... —Reí incrédula—. ¿Lindsay ya lo sabía?

—Lo siento... No sabía que no te lo habían dicho —dijo apenada.

 

 

¿Mi hermana lo sabía y no me lo dijo? Estuvimos hablando esta mañana. Le dije lo molesta que estaba porque pensaba que papá me había invitado a cenar para presentarme a su novia. Ella lo único que hizo fue decirme que estuviera tranquila, que se podía tratar de cualquier otra cosa. Y mi molestia no se debía a que tuviera novia, sino porque se atrevió a ocultármelo. Sé que no tiene que darme explicaciones de lo que haga o deje de hacer, pero entre nosotros nunca ha habido secretos.

 

 

—No te enojes con tu hermana, Cupcake —pidió. Pues no, no me puedo enojar con ella, porque siento que también lo estoy conmigo misma—. Yo le pedí que no te dijera.

—Ahora su lealtad está más contigo.

—Esto no tiene que ver con lealtad —habló en un tono suave, tratando de hacerme entender.

—¿Será que podemos sentarnos? —murmuró apenada—. Nos están mirando.

—Te voy a pedir que por favor no te metas —dije de mala gana—. Esto es un problema familiar.

—¡Solange! —me reprendió con la mirada. Okay, ya se había enojado.

—¿Solange? —lo miré incrédula—. Tú no me dices Solange —hice un puchero. Para él, siempre he sido Sol o Cupcake, nunca Solange.

—Entonces compórtate.

 

 

Ambos se sentaron cuando el mesero llegó a pedir nuestra orden.


No estaba dispuesta a quedarme aquí cenando con ellos. Recogí mi bolso y mi móvil con la intención de marcharme y dejarlos a solas, disfrutando de la compañía del otro. Sin embargo, mi padre no estaba de acuerdo con eso; tomó mi mano y me obligó a sentarme.

 

 

—Te traje aquí a cenar, y es lo que vamos a hacer. ¿Te quedó claro?

—¿Ahora me vas a obligar a hacer algo que no quiero? —me crucé de brazos. Él parecía estar arrepentido por lo que había hecho antes. Lo podía ver en sus ojos.

—Tienes que empezar a madurar, Solange.

—Cuéntame un poco de ti, Sol. ¿Tienes novio? —no sé qué me molestaba más... Su molesta sonrisa o la mirada fulminante de mi padre.




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