Boarding School

| Capítulo 14 | Jasleen.

👭🏽✨ SOLANGE ✨👭🏽

 

Creo que lo que le dije a Linsy me dolió más a mí que a ella. Odio pelear con mi hermana, pero me molesta que sea tan débil. Así a como puede hablarme y ponerme en mi lugar, debería de hacer lo mismo con los idiotas de su colegio. Pareciera como que ella no entendió cuando papá nos decía que no debíamos dejarnos de nadie; sea hombre o mujer. Con eso, él no trataba de decir que teníamos que darnos a golpes con todo aquel que quería jodernos la existencia, simplemente hacerlos ver que no somos presa fácil.


Pasando ahora al tema de la ropa... No era para que tuviera esa actitud. Scarlett siempre ha sido muy estricta con nosotras respecto a la ropa que debemos usar para este tipo de eventos. Y en eso estoy muy de acuerdo con ella.

 

 

—Escuché lo que pasó con tu hermana. ¿Estás bien?

—No quiero hablar de eso, Jossie.

—Lo que diga la princesa —se acostó a mi lado—. ¿No piensas ir a la cena?

—Estoy muy cansada.

—La amiga de Linsy dijo que tu madre quiere presentarnos a Jasleen.

—Ya lo sé —me di la vuelta dándole la espalda, y me cubrí con la sábana hasta la cabeza—. Pero yo quiero dormir.

 

 

No tenía muchas ganas de salir a cenar.  A penas bajé del avión, fui directo al centro comercial con Miranda y Jossie, que me esperaban en el aeropuerto. Estuvimos de compras durante todo el santo día, y ahora solo deseo poder dormir.

 

 

—¡Es París, Sol! —exclamó emocionada—. Tu sueño puede esperar.

—Jossie tiene razón —dijo, estando de acuerdo con ella.

—No estás así por el sueño, ¿cierto? —preguntó en un tono suave—. Es por lo de hace rato.

—Pelear entre nosotras nos duele el doble —mi voz se estaba quebrando—. Porque sentimos el dolor de la otra. Y duele aún más si lo causamos nosotras.

—¿Por qué no hablas con ella?

—Porque ni siquiera me siento bien conmigo misma por lo que le dije —mis ojos se aguaron—. ¿Cómo puedo pedirle perdón, si no me puedo perdonar yo?

 

 

Estar molesta con mi papá, no me afecta tanto como cuando peleo con mi hermana... Es como si me faltara una parte de mí.

 

 

—No me gusta verte así, Sol.

—Es fácil contentarte con cualquier cosa... Excepto si tiene que ver con Linsy —sentí la cama hundirse, y supe que ella se había sentado.

—Ella es tu talón de Aquiles.

—¿P.…podemos hablar? —salí de debajo de las sábanas. Ella estaba de pie junto a la puerta. En sus manos traía helado y mis galletas preferidas.

—Las dejamos a solas.

—Lo siento —dijimos al unísono.

—No debí decir que eres superficial —se veía muy arrepentida.

—Yo no debí decir lo que dije... Fue muy cruel —lágrimas rodaron por mis mejillas y ella las secó—. Pero me da rabia que tengas ese valor conmigo y no con los que deberías de tenerlo.

—Quisiera ser como tú.

—¿Frívola, caprichosa, grosera y algo rebelde?

—No —rió—. Quisiera tener tu fuerza y valentía —no tiene que ser como yo para tener fuerza y valentía. Aunque ella no lo vea, para mí es la más fuerte y valiente entre las dos.

 

 

Empezamos a comer helado mientras me decía lo mucho que quiere a Dylan, pero sigue sin decirle que quiere estar con él. Muy en el fondo tiene miedo de que solo esté jugando con ella. De lo que hemos hablado, parece que el profesor Harrison está de acuerdo en que se den una oportunidad. ¿Entonces por qué no?


Yo me considero la menos indicada para dar consejos de amor, porque nunca he tenido una relación real, todas han sido como... Ni siquiera sé cómo podría llamarles. Creo que lo de Payton fue solo porque mi madre no estaba de acuerdo.

 

 

—Si tu insoportable profesor lo aprueba, deberías intentarlo —sonreí a medias. Me causa ternura verla así.

—Lo quiero mucho, Sol.

—Lo sé —llevé un mechón de cabello atrás de su oreja—. Se te nota.

—¿Tú crees que él me quiera igual?

—Sería un tonto si no lo hace.

—¿Ustedes dos qué? —nos miró mal—. Les dije que la cena es a las ocho.

—¿En serio tenemos que ir? —hice una mueca.

—Podemos cenar aquí.

—Solange y Lindsay Nicholson —dijo entre dientes—. Sus amigas ya se adelantaron, así que dense prisa.

—Creo que eso fue un no —murmuró saliendo de la cama—. Me voy a cambiar.

—Gracias. ¿Y tú qué? —se cruzó de brazos.




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