Boarding School

| Capítulo 22 | Primer día.

👭🏽✨ SOLANGE ✨👭🏽

 

¡Dios! Qué hombre más molesto. Ya me hizo ver que no le agrado. Pero considerando que ahora si soy su alumna, lo mínimo que podría hacer es intentar disimular su poco afecto hacia mí.


De camino a la habitación, recibí las mismas miradas de antes. Se sentía un poco extraño, ya que la última vez que estuve aquí, todos me miraban con desprecio pensando que se trataba de Linsy.


La habitación que solía ser la de mi hermana estaba muy distinta. De hecho, la habían remodelado.

 

 

—¿Ves todo lo que hicieron por ti? —inquirió, saliendo del baño. Me miró sin ninguna expresión en su rostro—. Debes de sentirte muy bien.

—¿Tienes algún problema conmigo? —arqueé una ceja—. Porque de ser así, me gustaría saberlo.

—¿Por qué estás aquí, Solange? —se paró frente a mí, como si intentara intimidarme—. Ambas sabemos que odias este lugar.

—Probablemente —confesé—. Pero mi amor por mi hermana es más fuerte que el odio que siento por este colegio o por todos los que están en él.

—¿Ahora nos odias? —empezó a reír—. Te voy a dar un consejo: si quieres sobrevivir aquí, será mejor que salgas de la burbuja de cristal en la que vives.

 

 

¿Qué sucede con ella? No esperaba un recibimiento con alfombra roja de su parte, pero tampoco tenía que actuar de esa manera. ¿Yo qué le hice para que me trate así?


Hice mis pensamientos a un lado. En este momento no tengo tiempo para los berrinches sin sentido de Beth.


Dejé mis maletas a un lado de la habitación, y me dejé caer sobre la cama. Sé que esto no va ser fácil y que no cuento con la ayuda de nadie más, pero a como sea, tengo que hacerlo.


Bufé incorporándome en la cama cuando recordé que mi primera clase es con Harrison. Espero que sepa comportarse como el adulto maduro que se supone que es.


Junto a mí estaban los estúpidos uniformes. Están completamente locos si piensan que voy a usarlos así.


Me apresuré a arreglarme de forma que me haría sentir cómoda en este horrible uniforme. Mejor eso a no usarlo y que me llamen la atención. Me hice una cola alta en el cabello, y salí de la habitación.

 

 

—Hola —esbozó una gran sonrisa—. Soy Maddison. Y, como presidenta estudiantil, quiero darte la bienvenida al colegio.

—Ya veo —forcé una sonrisa—. Si me disculpas... Tengo que ir a clases —intenté seguir mi camino, pero ella me lo impidió.

—Si, lo sé... Tienes psicología —dijo, sin dejar de sonreír. Dios, esa estúpida sonrisa en su rostro empezaba a irritarme—. Ya vi tu horario.

—Eso es un poco inquietante —traté de sonreír, pero me salió una mueca—. No debiste molestarte.

—No te preocupes... Es mi deber.

—Como digas —me dispuse a seguir caminando sin importar si ya había terminado con su maldita bienvenida.

—Todos lamentamos lo que pasó con Linsy —habló, tratando de sonar apenada—. Cuando no llegó a mi casa aquella noche, pensé que quizá había cambiado de opinión o, se había sentido mal.

—¿Me puedes hacer un favor? —paré en seco y volteé a verla. Por su parte, ella asintió con una sonrisa—. No quiero hablar de mi hermana.

—Lo siento... Debí imaginarlo.

 

 

Voy a necesitar mucha paciencia para no perder el control y, terminar en prisión por romper su cuello. O sea, no digo que yo sea una blanca paloma, pero, ¿se puede ser más hipócrita? ¿A caso intenta hacerme creer que ella y Linsy eran las mejores amigas del mundo? Y no lo digo por lo que mi hermana me ha dicho, si no por la manera en que me trató cuando Linsy y yo nos intercambiamos.


Con ella todavía a mis espaldas, llegué al salón del profesor Harrison. Para mi buena suerte él a penas venía entrando.

 


—Buenos días a todos —habló, en cuando se paró frente a nosotros.

—¡Buenos días, profesor! —todos saludaron menos yo.

—Como pueden ver, tienen nueva compañera.

—Yo diría que no tan nueva —dijo divertido—. Pero esta es una versión más caliente.

—Apoyo ese comentario.

—No empiecen con sus cosas, por favor —rogó—. Preséntese con sus compañeros, señorita.

—¿Por qué? —pregunté en un tono brusco—. No es como si les importa, ¿no? Digo, nunca les importó nada de mi hermana.

—Nicholson... —me dedicó una mirada de advertencia—. Deje esa actitud fuera de mi salón.

—Bien —bufé, dándome por vencida y me puse de pie. No me conviene empezar con el pie izquierdo—. Mi nombre es Solange... Sol para mis AMIGOS. Así que ustedes pueden llamarme Solange. ¿Algo más que quieran saber?

—¿De dónde eres, hermosa?

—Solange —forcé una sonrisa—. Y soy de Seattle, al igual que mi hermana




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.