Boarding School for Princes (internado para príncipes)

CAPÍTULO 28. Ecos de Alianzas.

La noche había caído sobre Elysianek con un aire denso, casi vigilante. El internado entero parecía contener la respiración mientras, en uno de los salones ocultos, se llevaba a cabo una de las reuniones más inesperadas.

Blake ya no estaba solo con los chicos.

Ahora, Theodora y Laziel también estaban allí, sentados junto a Erkan, Deus, Harrison y, por supuesto, Kaito. Nadie hablaba, pero todos sabían por qué estaban reunidos.

—No confío en él —dijo Theodora con una mirada fría hacia Kaito.

—Nadie lo hace, pero si Blake está aquí, nosotros también.

Kaito sonrió con calma.

—No necesito que confíen. Solo que escuchen. Caleb está en peligro. Y ustedes lo saben. Si es vuestro amigo, al menos ayudenlo. También hay que ver que esto es una situación algo peligrosa, mientras más, mejor.

Mientras tanto, Caleb caminaba por el pasillo del ala oeste, sin saber que el grupo entero ya lo había elegido como prioridad. Había sido Blake quien convenció al resto de incluirlo en la alianza, con el argumento de que si Nolan seguía teniendo acceso a él, las consecuencias serían graves.

Cuando Caleb entró a la sala, el ambiente se tensó. Todos lo miraron. Fue Blake quien se acercó primero.

—Estamos contigo.

Caleb parpadeó, desconcertado, pero al ver a Theodora, Laziel, incluso a Harrison allí, entendió que algo grande estaba a punto de comenzar.

—¿Y Nolan? —preguntó.

—Lo encontraremos —respondió Erkan—. A él y a quien lo ayuda.

A lo lejos, en su habitación, Eleanor observaba la noche desde la ventana. Su reflejo en el cristal era el de alguien vacío. Había intentado volver con Theodora y fallado. Ahora, no le quedaba nadie.

No quería volver a acercarse a Theodora, no después de todo lo que había hecho.

No después de haber fingido una relación solo por poder.

Se abrazó a sí misma, deseando no sentirse tan rota.

La búsqueda de Nolan se volvió frenética.

El grupo se dividió en dos: Theodora, Laziel, Caleb y Blake por un lado; Kaito, Erkan, Harrison y Deus por otro.

Sabían que Nolan no andaba solo. Había alguien más. Una figura encapuchada que había sido vista en pasillos prohibidos y archivos cerrados.

Ahora tenían ambas llaves. Lo que fuese que esas puertas ocultaban… estaba a punto de ser revelado.

Pero no aún.

La puerta solo abriría en el momento justo.

Desde el techo del observatorio, la figura encapuchada observaba las luces moverse en los jardines y pasillos.

—Ya vienen por ti —susurró, dirigiéndose a Nolan, que estaba sentado en la sombra—. ¿Estás listo para perderlos a todos?

Nolan no respondió.

No podía.

Porque en el fondo, ya lo sabía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.