Narra Alex Benson.
Salgo de casa de meki porque el idiota de Liam no se le ocurrió otra cosa que interrumpir un momento como el que yo estaba a punto de hacerle a Meki ver estrellas, primero ella y ahora ese idiota.
Yo me he dado cuenta como la mira se babea por ella y seguramente ha venido a verla para intentar algo más, me subo a mi auto para conducir de regreso a casa y terminar con mis labores, la verdad esa niña me ha dejado con una jodida erección permanente, se podrá calmar, pero dentro de mí cada que pienso en ella es como si mi amigo tuviera vida propia, la deseo con locura desde ese día que entró a mi oficina con su sonrisa inocente para negociar poder trabajar en mi restaurante.
Llego a casa y me preparo igual que todos los días, lil la mujer del servicio como siempre está en sus ocupaciones, pero al verme se detiene un momento —Señor Alex la chica de la otra noche estuvo aquí— pienso unos segundos para poner mala cara.
—¿Andrea?— pregunto y ella asiente —Carajo, esa mujer no acepta un no por respuesta ¿qué te dijo?— vuelvo a preguntar para saber que cosa loca había dicho mi acosadora, solo teníamos sexo ocasional y yo la llamaba para esas ocasiones en el que mi estrés era tan fuerte que solo una buena descarga de sexo me podía liberar, pero ella lo ha tomado muy serio y me tiene realmente harto con sus estupideces.
—Solo preguntó por usted y se fue— hago mal gesto y pienso unos segundos
— Voy a tener que contratar seguridad para mi casa, esa loca es capaz de entrar y si lo hace juro que la voy a meter a la cárcel, ha estoy harto de su Maldito acoso enfermo— subo las escaleras furioso y entro a mi habitación, al ver mi cama recuerdo la noche anterior de haber tenido a Meki justo en esta habitación besándola, tocando su cuerpo y dando un poco de placer que hubiera querido por lo menos darle un orgasmo que me fue imposible, esa chica es realmente difícil en todos los sentidos y eso es lo que me gusta de ella.
Hacerla enojar es mi parte favorita, a ella no le gusta ser retada y tampoco que la subestimen «Mierda, ella me excita mucho»
Pienso mientras me tomo la laptop para organizar el menú de hoy y verificar la lista de comensales, hecho todo mi trabajo me meto a la ducha para irme al restaurante. Salgo para arreglarme y al estar listo bajo para salir de mi casa, subirme al auto y conducir por las calles de nueva York.
Al llegar estaciono mi auto en el garaje para bajarme del auto y caminar a la cocina, meto la llave y giro la perilla empujando la puerta, paso de largo a mi oficina y luego de unos minutos escucho que tocan la puerta, pienso que es meki debido a que ya es la hora para que esté aquí. —Pasa meki— respondo y la puerta se abre, pero no es meki quien se asoma por esa puerta…
—¡Maldita sea, Andrea! ¿qué haces aquí? ¿Ahora te volverás acosadora?— le grito para que me explique que situación es esta y que rayos es lo que ella espera de mí, se acerca y veo que trae una chaqueta larga que la cubre hasta las rodillas, sé que estamos en nueva York, pero esa chaqueta es rara, además no está haciendo frío.
—¿Quién es meki?— levanto una ceja confundida y no puedo creer que ella me esté preguntando cómo si fuéramos novios o algo
—Eso no es de tu incumbencia, ahora dime ¿qué coño haces aquí?— ella camina hacia mí, y de pronto se quita la chaqueta exhibiendo su cuerpo semidesnudo
—¡Oh, diablos! Ya te volviste loca, definitivamente ¿acaso no piensas o que? Estamos en mi restaurante y yo tengo una reputación que cuidar loca— se encoge de hombros y sonríe, de verdad está loca —No me importa, tendremos sexo aquí y ahora y no voy a aceptar un no por respuesta, se lanza encima de mí yo trato de quitarla rodeando mis manos sobre su cintura para bajarla, pero en ese momento entre alguien…
«Oh, mierda, mierda, mierda es meki»
Veo su rostro sorprendido y no puedo hacer otra cosa que abrir mis ojos como platos, ella pide disculpas y se retira, yo me quito a Andrea de encima y salgo disparado por la puerta de la oficina…
No la veo en la cocina, y observo la puerta de la despensa que está abierta, camino en esa dirección, asomo mi cabeza y la veo buscando cosas como nada hubiera sucedido —Meki— digo en un tono bajo, ella se voltea para responder
—¿Si, chef? ¿Necesita algo?— trago saliva para observar en su rostro una expresión seria —Yo, bueno… es que…— me rasco un poco la cabeza para intentar explicar la situación que no me favorece para nada.
«Andrea, Maldita loca»
—Es que necesito aclarar la situación, yo…— ella no me deja terminar la frase y pone la canasta llena de cosas sobre la mesada
—¿Por qué? La verdad no lo veo necesario eso definitivamente no es de mi incumbencia y no tengo por qué saber su vida personal, usted es mi jefe y nada más que eso, yo solo soy una empleada en este restaurante—
«Mierda está enojada, más que enojada está emputada»
—Pero es que debido a las situaciones que hemos atravesado estos días me siento en la necesidad de explicar que sucedió— ella niega con su cabeza
—No se preocupe chef, no sucede nada yo entendí todo perfectamente, usted es solo un hombre que le gusta el sexo con cualquier mujer y como vio a la chica ingenua y virgen dijo aquí tengo entrada fácil— niego con mi cabeza —No digas eso meki, de verdad me gustas yo…— en ese momento entra Andrea para interrumpir la conversación.
—¿Qué sucede aquí?— meki se encoge de hombros y sale
—Oh, nada la verdad todo está genial, pido disculpas por la interrupción pueden seguir con lo suyo y yo seguiré con mi trabajo— sale por la puerta chocando mi hombro bruscamente, yo me quedo viendo en su dirección, Andrea me habla sacándome de mis pensamientos
—¿Continuamos cariño?— yo la veo con mala cara y la señalo —Si no te vas de mi puto restaurante llamaré a la policía ¿entiendes cariño?— aprieto mi mandíbula mientras la sostengo con fuerza por los hombros, ella asiente lentamente, la suelto de inmediato y sale perdiéndose de mi vista.