Narra Sarah Matheus.
Flashback
Cuando era tan solo una niña de 2 años mis verdaderos padres me abandonaron en un orfanato, pasé ahí aproximadamente un año, cuando cumplí los 3 años una familia que parecía buena me adoptó.
Todo era hermoso y al principio solo éramos mi hermano mayor y yo, Henry tenía 6 años y yo 3, pero siempre nos entendimos bien. Por otra parte mi madre era extraña, ella me trataba diferente a mi hermano eso me hacía sentir triste, aunque sentía que ella me quería, a veces era diferente, pero yo era solo una niña y esas cosas no las podía entender.
Un año después nació mi hermano menor Josef, yo lo cuidaba y al igual que a Henry también lo quería mucho.
El tiempo fue pasando y habíamos crecido un poco más, como todo niño hacíamos travesuras, pero las formas que mamá me castigaba eran muy extrañas, algo como hacer labores de la casa teniendo solo 6 años. Cosas como esas eran mínimas y a medida que iba creciendo fueron empeorando.
Al cumplir mis 11 años ella no me dejaba pasar tiempo con mi hermano mayor, eso me hacía sentir triste, ya que éramos muy unidos, pero ella solo tenía algo en mente y era mantenerme como un tipo de sirvienta, cuando quise revelarme al ser una esclava del hogar ella se enojó mucho y me golpeó, todo por unos estúpidos platos sucios.
Desde ese día las cosas empeoraron mucho más, mi padre llegaba tarde del trabajo y no estaba para ver nada, así que todo lo que mamá decía él lo creía.
Mi sueño siempre fue ser una chef profesional, pero mamá y papá decían que eso no era una carrera, que debía estudiar medicina yo siempre mantuve la esperanza de poder cumplir mi sueño, por eso cuando iba a cumplir los 17 años me fui de casa, y no mantuve comunicación con ellos hasta que cumplí los 19 años, luego a los 22 por esa razón siempre mantuve distancia con mi familia.
Sé que puede sonar estúpido, pero vivir de esa manera por tantos años me lastimó tanto y me hizo cuestionar si de verdad merecía el amor de una familia, yo siempre supe que era adoptada y no me afectó saberlo, pero tener que lidiar con la situación de una madre que no demostraba su amor hacia mí era más que difícil.
Recuerdo esa vez que los chicos iban a salir cine y yo quería ir con ellos, mamá no me dejó ir porque dijo que los chicos debían estar alejados de mí, eso me dolió mucho y a la hora de la cena cuando estaba lavando los platos lloré como idiota por lo que mamá me había dicho.
Fin del Flashback.
—¿Sarah?— escucho la voz de Henry y reacciono de inmediato, él me mira un poco confundido y pregunta.
—¿Estás bien?— yo asiento lentamente, aunque sé que es una gran mentira.
—¿Segura?— yo niego con mi cabeza y lo abrazo de inmediato, empiezo a sollozar mientras acaricia mi cabeza.
—Sabía que algo no andaba bien contigo, aunque tenga tiempo sin verte yo viví más de la mitad de mi vida contigo, te conozco y sé que no estás bien ¿qué te sucede?— levanta mi rostro para verme a los ojos, yo siento como las lágrimas recorren mis mejillas.
—Bien, vamos a salir ¿te parece?— asiento y él toma las llaves de su convertible y antes de salir grita.
— Mamá saldré a mostrarle el lugar a Sarah— ambos salimos por la parte de atrás y caminamos a su auto. Nos subimos y él enciende el motor para comenzar a conducir.
Nos lleva a un lugar alejado donde hay un pequeño río a ahí se estaciona donde se puede ver el hermoso cielo estrellado de esa noche. Bajamos del auto y luego nos recostamos en la capota del auto.
—¿Ahora sí me dirás qué te sucede? Sé que no viniste de nueva York específicamente a ver a mamá, yo sé que ustedes tienen una historia muy profunda y también sé que mamá te hizo mucho daño— yo respiro profundo mientras sigo conteniendo las ganas de llorar.
—¿Recuerdas esa vez que fuimos a la playa?— él me mira un poco confundido, pero asiente.
—Si, ¿por qué?— yo observo el cielo estrellado y continuo hablando.
—Era la primera vez que yo iba a la playa y fue algo muy bonito para mí, recuerdo que mientras ustedes estaban bañándose yo corría en la arena y con una pequeña cubeta recogí muchos caracoles en la arena— hago una pausa y limpio las lágrimas que corrían por mis mejillas.
—Fue algo muy bonito y lo primero que hice con esos caracoles fue llevárselos a mamá, ella solo me puso mala cara y me dijo que fuera a jugar a otro lado, entonces con solo 6 años entendí que mamá me odiaba y nunca supe por qué— vuelvo a hacer otra pausa para respirar y sigo con mi relato.
—Yo me senté lejos y contaba los caracoles mientras lloraba en silencio, en ese momento papá se acercó y me acarició la cabeza, me ayudó a seguir buscando caracoles y recuerdo que encontramos uno muy lindo, él me lo dio y me dijo que lo guardara para que cuando me sintiera triste toda la tristeza quedara dentro del caracol, desde ese día papá me empezó a decir caracol.
Con las últimas palabras Henry me mira con los ojos cristalizados y sostiene mi mano.
— Lo siento mucho Sarah, de verdad siento que hayas pasado por toda esta mierda y lo que más me duele es que no hice nada— yo le sonrío mientras aprieto su mano y con la otra acaricio su rostro que es rústico por los vellos de su barba.
—No es tu culpa henry, jamás entenderé por qué mamá me odia tanto y tú tampoco, así que mejor olvidemos eso— él asiente mientras vuelve a preguntar.
—¿Qué paso en nueva York?— respiro profundo y trato de contar la historia sin que suene muy larga.
—¿Ese Alex te quiere?— yo me encogí de hombros.
—No lo sé Henry, pero tuve que huir de él, es que no sé que rayos siento y estoy tan confundida que siento me volveré loca.
—El amor es muy complicado, por cierto ¿por qué rayos te dicen meki?— arrugo mi entrecejo confundido.
—¿Cómo sabes eso?.
—Facebook, vi una foto tuya col otra chica y ella colocó un escrito que decía con mi amiga meki— sonrío y sé que esa fue vivi.
—Bueno, la cosa es que me gusta mucho él moca, un día fuimos a mi cafetería favorita y yo me confundí pidiendo un meki helado y como mi amiga Vivian estaba ahí a ella le pareció gracioso y desde ese día me dice así y no solo ella todos los que me conocen en nueva York— él sonríe y luego niega con su cabeza.