Bocados de amor

Siendo sinceros

Narra Alex Benson.

—Te entiendo perfectamente, sé que me debes odiar en este momento, pero puedo jurar que yo amo a tu hermana— él me mira, inclina su cabeza de un lado y levanta una ceja de forma que me da a entender que no le importa nada de lo que le digo. Desde que subimos a la patrulla este sujeto no ha dicho una sola palabra y no hace más que verse las manos, las tiene llenas de sangre por la golpiza que le dio al hombre que intentó abusar de meki.

Me doy por vencido, ya que le he intentado sacar un tema de conversación y no dice absolutamente nada, sé que me odia porque estuve con ella, pero si pudiera cambiar eso en definitiva lo haría, ahora que me doy cuenta lo que siento por ella sé que estar con meki de esa manera no estuvo bien.

Recuesto mi espalda a la pared de la celda y cruzo mis brazos esperando que nos digan que podemos salir de este lugar. De la nada él comienza a hablar y quedo atónito, no pensé que él quisiera dirigirme la palabra.

—Hace poco casi mato a un tipo en un bar— dice en un tono bajo y por un momento no entiendo a qué se refiere, así que lo dejo proseguir sin hacerle ninguna pregunta.

—Tengo problemas de control de ira, los he estado solucionando con terapia, pero creo que esa porquería no sirve de nada, sigo con esta ira acumulada dentro de mí, estoy a un paso corto de un día matar a alguien a golpes— su voz suena más triste y profunda, creo que todo lo que está diciendo solo es lamento de lo que pasó.

—Desde que sucedió aquello con Sarah he estado así— yo levanto una ceja confundida, no sé a qué se refiere y me atrevo a preguntar...

—¿A qué te refieres, que le sucedió a ella?— él me mira al rostro, creo que es la primera vez que lo hace desde que subimos a la patrulla.

—Cuando éramos pequeños e íbamos al parque con nuestros padres dos niños intentaron hacerle daño, ellos la empujaron y ella lloraba en el suelo, cuando vi eso no lo pensé dos veces y los comencé a golpear... yo era solo un niño igual que ellos, pero por causa de eso esos dos niños fueron al hospital.— respira profundo y prosigue mientras observa sus manos.

—La cosa es que cuando se trata de ella soy capaz de lo que sea, sé que estoy jodido y debo resolver mis problemas internos, pero mi mayor problema es no saber cómo dejar de protegerla, desde que se fue estuve frustrado al no saber de ella, nunca contestó mis llamadas porque sé que tenía miedo que yo la fuera a juzgar por irse de casa, pero lo único que siempre quise era tener alguna comunicación con ella y todo empeoró— Aprieta sus puños y me observa nuevamente.

—Ahora apareces tú, el idiota que se la coge como si fuera una prostituta ¿de verdad un puto sofá de tu oficina?— dice mientras aprieta la mandíbula y los puños exponiendo las venas de sus brazos...

—Por lo menos usa el cerebro que para algo lo tienes, si solo piensas con la verga haces estupideces— bajo mi cabeza avergonzado, realmente tiene razón metí la pata hasta lo más profundo y no pensé bien las cosas.

—Yo de verdad lo siento...es que...— él hace un gesto para que yo haga silencio.

—No hables, solo me haces enojar más y no quiero matarte aquí mismo— abrí mis ojos de par en par y cierro la boca, sé que no bromea.

—Si no te destroce allá, fue gracias a mi hermana que lo evitó, debes darle las gracias por estar bien— dice mientras mira a otro lado. Yo me levanto incorporo para quedar frente a él dispuesto a confrontarlo.

—No me interesa que seas un pendejo que te gusta golpear a la gente, hay algo que debes entender, yo amo a tu hermana y estoy dispuesto a lo que sea por ella, si es necesario pelear contigo por ella lo haré.— me mira con una sonrisa burlona.

—¿Enamorado?¿tú? ja, no me hagas reír, un hombre como tú no se enamora ¿sabes por qué? Porque siempre lo has tenido todo— se levanta de la banca que está pegada a la pared y queda de pie frente a mí, señala mi pecho con su dedo índice y me empuja contra ceja de la celda.

—No me vengas con mamadas que estás enamorado y deja de mentirte a ti mismo, solo es un capricho, ya que estás acostumbrado a tener lo que quieres y como a ella no la has podido tener como quieres por eso dices estar enamorado, pero cuando ella te acepte seguro la vas a mandar al carajo— yo niego con mi cabeza y lo empujo para que me suelte, retrocede un paso y queda con la boca abierta.

—En eso te equivocas, yo no soy una persona que siempre lo tuve todo, llegué a vivir en la puta calle como un maldito vagabundo, así que no me hables como si me conocieras, porque no sabes una puta mierda acerca de mí.— se encoge de hombros y se vuelve a sentar en la banca recostando su espalda en la pared mientras pregunta.

—¿Entonces cuál es tu historia?— yo lo veo para luego encoger mis hombros, de todas maneras daba igual decirle que sucedió en mi vida y como llegué de vagabundo a multimillonario.

—Bien, ¿qué quieres saber?— él encoge sus hombros y cruda sus brazos.

—La verdad, eso quiero saber— giro mis ojos soltando un resoplido, ya sé de dónde saco meki ese carácter, es algo de familia.

—Bueno, que puedo decirte soy huérfano y no tengo a nadie en este puto mundo, cuando era chico estuve por las calles debido a que no tenía un hogar, nadie me ayudó, solo un chef de buen corazón que tenía un restaurante conocido en nueva York, donde yo siempre pasaba y me quedaba viendo soñando que algún día tendría algo así, yo era un niño que soñaba tener lo que no podría ser verdad, pero ese hombre me dio la oportunidad de poder tener algo, me dijo que podía trabajar en su restaurante lavando platos.— hago una pausa y veo su rostro que está serio.

—Con el tiempo me dio más oportunidades, ya no era el lavaplatos sino el que limpiaba la cocina y así poco a poco fui subiendo hasta ser ayudante del chef, ese hombre me dio la oportunidad de mi vida, pero no fue nada fácil conseguirlo y gracias a todo el esfuerzo que hice pude llegar en donde estoy ahora— él está a punto de abrir su boca para decir algo, pero en ese momento llega el oficial, abre la reja y nos hace un ademán para que salgamos.




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