Narra Sarah Matheus.
Abro mis ojos y me encuentro al lado de Alex que está profundamente dormido, lo veo y creo que es un sueño, se ve tan lindo dormido que no puedo dejar de observar su rostro tierno, acerco mis dedos a sus pestañas largas y curvas y las comienzo a acariciar, luego sus cejas pobladas, seguido de su nariz perfecta hasta llegar a sus labios. Esos labios dulces que han recorrido cada centímetro de mi piel.
Sonrío al recordar la noche anterior y pensar que este hombre de carácter tan fuerte, egocéntrico, patán y el más idiota de todo el planeta se vea tan increíblemente tierno dormido. Llevo mis labios a los suyos para besarlos delicadamente, se mueve un poco y me retiro de inmediato para no despertarlo, en ese momento su mano sujeta mi cintura y me acerca a su cuerpo...
—Niña traviesa, me besas mientras duermo— dice con los ojos cerrados, los abre y veo sus preciosos ojos azules.
—Yo…no, es que…— no tengo nada para responder, él sonríe para subirse encima de mí.
—Eres más hermosa cuando te pones nerviosa, tus mejillas se tornan rosadas— dice mientras pasa sus dedos por mis mejillas, yo cierro mis ojos y él besa mis labios tiernamente, luego el beso se vuelve más intenso despertando el deseo en nuestros cuerpos.
—Jamás he tenido un mañanero— dice con una sonrisa pícara, yo cierro mis ojos a medias astas para responder.
—¿Seguro de eso?— digo en un tono curioso, él asiente y vuelve a besarme, se mete entre mis piernas para abrirlas con cuidado, sigue besando mis labios y acariciando mi cuerpo con sus manos grandes y fuertes. Siento su erección contra mis muslos mientras mueve sus caderas rozándola suavemente contra la sensibilidad entre mis piernas, gimo de placer contra sus labios, él me mira a los ojos y sonríe.
— Música para mis oídos, tus gemidos son mi adicción meki— dice mientras siento que su mano sostiene su erección para penetrarme, en ese mismo instante suena mi teléfono... Yo abro mis ojos de par en par, él pone mala cara para decir.
—¿Piensas contestar ahora?— yo no respondo de inmediato, pero al pensar que puede ser henry asiento. Alex suelta un resoplido y gira sus ojos moviéndose para permitirme levantarme de la cama. Tomo del suelo mis vaqueros para sacar de los bolsillos mi teléfono, veo la pantalla y el nombre de Josef aparece, contesto y escucho su voz preocupada.
—Hola, Sarah, lamento molestarte, pero es que henry no aparece ayer discutió con mamá y no ha regresado me preocupa que algo le haya sucedido, ya lo busqué por todos lados y no lo encuentro, tampoco contesta mis llamadas o las de papá, ¿puedes llamarlo? Sé que eres la única persona con la que él hablaría— empiezo a recoger mi ropa del suelo para vestirme apresuradamente y respondo.
—Si, si lo haré Josef y apenas sepa algo de él te llamaré.
—Gracias, yo también te mantendré al tanto si lo puedo encontrar.
— Está bien, te llamo luego— cuelgo el teléfono, me coloco las bragas y el sujetador, Alex se levanta de la cama y me mira confundido.
—¿Qué sucede?— yo sigo buscando mi blusa que no la encuentro por ningún lado y empiezo a entrar en pánico pensando que algo malo le haya ocurrido a mi hermano.
—¿Dónde está mi maldita blusa? Carajo— me quejo para seguir buscando, Alex se acerca a mí y me sujeta por los hombros para mirarme a los ojos y preguntarme.
—¿Me dirás qué sucede?— yo siento como el estrés hace efecto en mí y las lágrimas salen recorriendo mis mejillas.
—Es henry no aparece desde ayer, salió en la noche y todavía no regresa, debo encontrarlo yo debo...— digo las últimas palabras y mi voz se quiebra al sentirme culpable por todo esto. Jamás debí regresar con mi familia, solo he traído problemas.
—Tranquila, estoy seguro de que va a aparecer— dice mientras me abraza y besa mi frente, luego se acerca a la cama moviendo las sábanas para sacar mi blusa entre ellas, la toma y me la entrega. Termino de vestirme y mientras que Alex lo hace intento llamar a henry para saber dónde rayos se metió.
«Por favor contesta henry»
Pienso y el teléfono sigue sonando para no tener respuesta del otro lado de la línea, intento nuevamente y está vez si lo hace...
—¡Henry! ¿Dónde rayos estás? Todos en cada están preocupados— escucho silencio y luego la voz de lo hermano completamente ebrio incapaz de formular una respuesta entendible.
—Manita, yo bien... aquí— niego con mi cabeza y paso mis manos por mi rostro solta si un resoplido tratando de preguntar dónde está.
—¿Dónde estás henry? Iré a buscarte.
—Lago— es lo único que logra responder, yo abro mis ojos tratando de deducir su respuesta, y recuerdo días atrás que me llevó a ese lago, de inmediato salgo disparada a la puerta.
—¡Hey! ¿A dónde vas? Espera un momento meki— dice Alex, yo no tengo tiempo para esperar, así que solo respondo.
—Llama a tu amigo y dile que te lleve al lago “Risco” él sabrá dónde es, debo ir rápido mi hermano está allá ebrio y puede pasarle algo malo— avanzo rápidamente a la puerta sin decir más y corro por el pasillo para subirme al ascensor y llegar a la planta baja para tomar un taxi.
Llego a la calle para detener el primer taxi que encuentro, para unos metros adelante y camino rápidamente para subirme en él, le doy la dirección a donde iré y pido que sea lo más rápido posible.
«Resiste henry iré a ayudarte, como siempre debió ser desde un principio»
Por fin estoy cerca del lugar, le pago al hombre del taxi para luego bajarme y buscar a henry, camino en dirección al lado y a lo lejos puedo observar su auto, corro en esa dirección y al llegar lo veo sentado con la espalda recostada en su auto y unas cuantas botellas vacías a su alrededor, otra en la mano casi a punto de terminar y un rostro lleno de dolor.
Me acerco lentamente para hablarle.
—Henry, ¿qué haces? Dios mírate como estás, vamos a casa— le digo para tomar su mano, él levanta el rostro y sonríe.