Narra Sarah Matheus.
—Ahora si, ¿dónde dormiré yo?— pregunto observando toda la casa, él señala las escaleras y camina para subir al segundo piso, yo lo sigo mirando su espalda y mismo tiempo celebrando mi victoria, al menos sobreviví a su jodida apuesta, eso fue lo más incómodo que pude experimentar en toda mi vida.
Ahora necesito pensar que en mi venganza, debe ser algo que yo disfruté mucho y que él sufra lentamente.
«¿Pero qué puedo hacer para vengarme? soy mala pensando ese tipo de cosas, hasta hace unas horas atrás no sabía que quería un vibrador a control remoto»
Sigue avanzando y pasamos frente a su habitación, yo pienso unos segundos y una bombilla se enciende arriba de mi cabeza dándome una fantástica idea para mi venganza. Sonrío de forma malvada y pensando en ese plan, solo espero que funcione.
Él se coloca de pie frente a la puerta y gira la perilla abriendo la puerta para darme paso hacia adentro, camino observando la habitación y la verdad es muy bonita, tiene una cama grande con sábanas color rosa pálido, un clóset enorme, también hay un buró con un espejo que tiene luces alrededor la verdad me encanta esta habitación es muy bonita parece que la hubiera preparado para mí.
Me giro para verlo de frente y él se encuentra recargado en el marco de la puerta mirándome con sus brazos cruzados.
—¿Te gusta?— yo afirmo con mi cabeza para responder.
—Si, la verdad es muy bonita ¿en qué momento la arreglaron?— pregunto con curiosidad, él camina en mi dirección y se para de frente, me sostiene la barbilla con su dedo índice y con una sonrisa responde.
—Ya estaba lista desde que nos fuimos, le dejé la orden a Lil mi empleada doméstica para que la arreglara para ti— yo arrugo mi frente haciendo una mueca de molestia…
—¿O sea que la apuesta fue innecesaria?— pregunto cruzando mis brazos.
—No, la verdad fue muy divertido me gustó mucho verte… Por cierto…— dice antes de sacar el control remoto de su bolsillo.
—Ya eres libre, solo no lo uses sin mí.— yo cierro mis ojos a medias astas y sujeto el control observándolo, luego lo dejo caer al suelo para aplastarlo con mi pie.
—No debiste hacerlo…— dice con una risa burlona, yo levanto una ceja para preguntar.
—¿Por qué? Dijiste que ya soy libre ahor… Oh, diablos, carajo… Oh por todos los dioses, ahhh…— el malnacido aparato se activó y empezó a vibrar dentro de mí sin poder apagarlo ahora.
—Era por eso, lo programé para que se activara automáticamente si se destruía el control.— yo abro mis ojos y corro al baño para quitarme esa porquería de adentro. Él se coloca frente a la puerta impidiendo que yo pueda pasar.
—¿Qué haces Alex? Déjame pasar por favor… ¡Ahhh cielos! Por favor, oh, por dios carajo esto es demasiado bueno.— gimo tratando de moverlo de la puerta para ir al baño, él solo se ríe diciendo.
—Un último orgasmo no te caería mal.
—¡Alex, ya déjame pasar ahhh!— apoyo mi cabeza en su pecho apretando con fuerza su espalda y clavando mis uñas para contener las ganas de gemir.
—¡Te odio, ahhh!— exclamo mientras siento que mi cuerpo se sacude convulsionando con fuerza para hacerme llegar a un orgasmo increíble.
—¿Ya?— pregunta levantando mi rostro, yo asiento y él se mueve dejándome pasar, entro casi corriendo para cerrar la puerta y sacarme el jodido vibrador de la vagina. Lo dejo caer en la tina para abrir la llave de la ducha, respiro profundo y me veo en el espejo del baño riéndome mientras niego con mi cabeza.
Jamás había hecho semejante locura, pero voy a vengarme de Alex le haré pagar esto.
Salgo del baño y lo encuentro recostado en la cama con sus besos detrás de la cabeza mientras me observa con esos provocativos ojos y esa sonrisa moja bragas que me enloquece…
—¿Qué, no has visto nunca una persona?— digo de forma sarcástica para molestarlo.
—Si, la verdad he visto muchas personas, pero nunca una tan sexy como tú ¿por qué no vienes para acá un momento?— yo sonrío y asiento, él sabe que me voy a vengar, pero no sabe hasta dónde estoy dispuesta a llegar…
—¿Si? Bueno, como el señor ordene— avanzo en su dirección y me subo encima de él abriendo mis piernas para rozarme contra su miembro, sujeta mi cintura y se sube mirándome a los ojos.
— Sé que estás planeando, no va a funcionar— yo sonrío para responder.
—¿Yo? La verdad no tengo idea a qué te refieres— me hace girar derrepente para quedar sobre mí, yo abro mis ojos de par en par y sonrío.
—Señor Alex, es usted muy ágil— sostengo sus mejillas para besar sus labios, él sigue mi juego y en este momento ambos estamos apostando para ver quién llega más lejos.
—¿Te parece si te quito la blusa?— pregunta mientras besa mis labios lentamente y de forma muy seductora. Yo asiento y volvemos a la posición anterior, yo sobre él, pero tomo el control quitándome la blusa mientras sujeto sus manos para que pueda apretar mis pechos, sus ojos están sumergidos en lujuria y en ese momento es cuando debo aprovechar su debilidad.
Deslizo mi mano por su abdomen hasta llegar al botón de su pantalón, lo desabrocho y meto mi mano para apretar su miembro que ya está duro, empiezo a manipularlo de tal manera que se endurezca cada vez más.
—No, me hagas sufrir de esta manera meki— dice en un susurro lleno de deseo, yo sonrío contra sus labios y lo veo a los ojos.
—¿Te gusta esto cariño?— pregunto mientras sigo apretando su dureza, él asiente y me sujeta para quedar de nuevo sobre mí, yo señalo mis pantalones para que pueda quitármelos, él los desabrocha y me los quita de forma ágil y muy rápida dejándome en bragas.
Yo le abro las piernas para darle acceso a mí, su rostro se vuelve más en deseo y se desliza por en medio de ellas, mete su cabeza en mi sensibilidad para rozar con sus labios mi ropa interior, con ambas manos sujeta mis caderas y baja poco a poco mis bragas para luego dejar besos húmedos y de deliciosos en mis muslos…