Bocados de amor

Escapando del monstruo

Narra Sarah Matheus.

Su rostro es inexpresivo, sus ojos están llenos de furia y siento como un odio inexplicable hacia mí hermano me aborda en todo mi cuerpo, provocando una reacción agresiva en su contra...

—¡sueltame!— exclamo con furia, el sigue forcejeando para llevarme a ese lugar alejado de todos y hacerme quien sabe que cosa, su mente en estos momentos no está coordinando como debiera, giro mi muñeca 180⁰ a la derecha, jalo muy fuerte en dirección a mi cuerpo para poder soltarme de su agarre...

Cuando logro hacerlo e intento correr el me toma por la cintura con su brazo derecho, me levanta dejando mis pies en el aire y en ese momento recuerdo que en mi bolsa está el has pimienta, lo busco rápidamente sacándolo y al mismo tiempo dejando caer todas las cosas de mi bolsa, la sujeto con mucha fuerza entre mis manos y cuando él intenta hacer girar mi cuerpo hacia el suyo para que ambos podamos quedar de frente de inmediato presiono el botón del frasco de metal entre mis manos, hace un sonido de vaciado y el líquido llega hasta los ojos de henry, que al instante me suelta, yo caigo al piso de espaldas golpeando mi trasero, mientras que henry se queja frotando sus ojos con la mano izquierda y con la derecha intenta volverme a sujetar, pero yo retrocedo arrastrando mi trasero en el suelo para alejarme de él lo más que puedo.

—¡AHHH! Sarah, ven acá puñeta... ¡VEN ACÁ!—me levanto olvidando mi bolso y agradeciendo tener mi teléfono en mi bolsillo para correr por mi vida, corro tanto hasta que mis costillas duelen, sin mirar atrás, sin mirar a ese monstruo que antes fue mi héroe y el mejor hermano que haya conocido. Mis pulmones piden aire, así que debo parar para poder respirar, mi boca está abierta y empiezo a jadear buscando oxígeno, mi cabeza y oídos zumban fuertemente por los rápidos latidos de mí corazón, trato de calmarme, pero solo lo hago después de unos minutos que mis pulsaciones empiezan a normalizarse hasta relajar mi cuerpo un poco, ya que este susto que he pasado ha sido de muerte, miro a todos lados esperando ver un taxi para pedirle que me lleve a casa de Alex y al estar allá poder pagarle el viaje.

Al subir al taxi le indico la dirección y me dejó caer en el espaldar del asiento trasero, mi cuerpo tiembla al recordar los minutos que pasaron, de pronto empiezo a llorar desconsoladamente, el hombre del taxi mira y empieza a preguntar que me sucede, pero yo no puedo responder, solo sigo llorando y lo único que sale de mis labios es.

—Por favor, lléveme a casa— el hombre sigue conduciendo, hasta que llegamos a casa de Alex, mis piernas no dan para poder bajarme del auto y las siento muy entumecidas, el taxista baja del vehículo y camina en dirección a la casa para buscar a alguien y que puedan ayudarme a bajar, afortunadamente Josambos vino de inmediato.

Yo lo veo y no sigo nada solo lloro para abrazarlo con fuerza...

—¿Que sucedió Sarah?— pregunta muy preocupado, pero las palabras no salen de mi boca, me siento horriblemente mal, deseando desaparecer de este mundo me duele tanto que Henry haya querido hacerme daño.




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